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Muchos dudaban de que la reconocida directiva pudiera superar la gestión del anterior líder del Grupo Santander, pero hoy otros bancos imitan su liderazgo
04/12/2017 - 14:48hs

A fines de noviembre la presidenta del Grupo Santander, Ana Botín, daba los últimos "retoques" al consejo de administración del banco más importante de España.

En un consejo celebrado en Brasil se aprobó lo que se supone que será la composición definitiva del máximo órgano de gobierno de Santander durante los próximos años.

Este último ajuste pone punto final a tiempos pasados, en los que los consejos de la banca estaban compuestos por personas más cercanas a la presidencia que a profesionales independientes del sector y de la economía, como exige el Banco de España (BCE).

No en vano, "ahora ser un consejero de una gran empresa o banco puede resultar un cargo de alto riesgo", señaló a Cinco Días un directivo de un banco internacional.

Uno de los dos consejeros que abandonó recientemente la entidad financiera llegó a ser uno de los más estrechos colaboradores de Emilio Botín (padre de la actual presidenta del banco) y también uno de los vocales más históricos de la entidad, Matías Rodríguez Inciarte. El exconsejero ejecutivo y ya ex vicepresidente, entró en Santander en 1984, tras abandonar su actividad política en UCD.

También dejó el consejo la exministra de Medio Ambiente durante la primera legislatura de José María Aznar (1996-2000), Isabel Tocino.

Estas dos salidas representan, junto al nombramiento de Ramiro Mato -máximo representante de BNP Paribas en España hasta julio pasado-, completar la lista de cambios que Ana Botín tenía en su cabeza desde que llegó a la presidencia el 10 de septiembre de 2014 tras el fallecimiento de su padre.

Tanto su antecesor como la actual directiva supieron elegir a sus equipos, y algunos de los que siguen ahora en primera línea ya estaban con su padre, caso de José Antonio Álvarez, que fue fichado en 2002; o Rodrigo Echenique, ahora vicepresidente ejecutivo que fue consejero delegado de Banco Santander entre 1988 y 1994.

La banquera incorporó en tres años nueve consejeros, pero no quiso romper drásticamente la relación con los dos salientes. Matías Rodríguez Inciarte fue nombrado presidente de Santander Universidades, mientras que Isabel Tocino será presidenta de Banco Pastor.

Este último nombramiento es más un gesto simbólico hacia Galicia, donde la marca Pastor tiene un gran arraigo. Pastor, de hecho, sigue siendo el segundo banco gallego, pero el proyecto de Ana Botín es fusionar las redes de Santander y Popular en 2019 e imponer una sola marca, con lo que Pastor desaparecerá.

Ahora ya tiene un consejo a su medida. Cuando Ana Botín llegó a la presidencia de Santander en el mundo financiero la consideraban una de las personas más preparadas para asumir la presidencia de un banco, pero en España pocos creían que podía superar a su padre, el banquero español por excelencia. Aquel que había conseguido transformar un banco originario de Santander en uno de los más grandes del mundo.

"Aún está lejos de protagonizar esas grandes operaciones que encumbró a Emilio Botín como el rey de la banca en España, pero ya son muy pocos los que dudan que pueda conseguirlo", señaló a Cinco Días un directivo de un prestigioso banco de inversión.

Varias fuentes recalcan que las dos operaciones más importantes realizadas en el sector financiero español fueron protagonizadas por Santander. "La compra de Popular ha sido una jugada maestra. Es una operación redonda que otros bancos no se atrevieron a hacer. Solo ella", insistió un prestigioso analista.

Recordó además la otra gran operación que llevó a cabo poco después de adquirir Popular, con la venta de 30.000 millones de euros en activos adjudicados a Blackstone por 5.000 millones de euros. Fue la primera operación que se realizaba de esta envergadura. "Ahora todos los grandes bancos están imitando esta operación", coincidió otro experto consultado por el diario.

Todas estas fuentes coinciden en señalar que Ana Botín es una de las banqueras más respetadas del mundo, y sobre todo en la banca anglosajona. E incluso aseguran que es "más ortodoxa que su padre y más prudente. Ha tenido un gran número de operaciones de compra encima de la mesa, pero prefirió no arriesgar".

Otras fuentes, sin embargo, mantienen que en España sus homólogos apenas la conocen. "A diferencia de su padre, que llamaba a al resto de los banqueros para tratar asuntos del sector, Ana Botín no lo hace. De hecho, desde que es la presidenta de Santander el denominado G-6 y ahora G-5 (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell) no se ha vuelto a reunir", aseguró un directivo del sector. 

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