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Las medidas del Gobierno, que incluyeron el rechazo de representantes de ONGs europeas, ya generaron una tensión diplomática con la UE
10/12/2017 - 13:37hs

La reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se extiende hasta el próximo miércoles ya paraliza Buenos Aires. La ciudad modificó en forma sustancial su actividad en pos de la seguridad de los participantes provenientes de 164 países.

Pero, a pesar de encontrarse a una hora de la ciudad, el blindaje también se impuso en el aeropuerto internacional de Ezeiza, donde se impidió el ingreso del integrante de la ONG Attac, el noruego Petter Slaatrem Titland y la periodista británica -residente en Ecuador- Sally Burch, entre otras personas. El "blindaje" dejó sin acreditación de la cumbre a 60 personas que contaban con tenerla, entre ellos diversos miembros de ONG, y generó una tensión diplomática con la Unión Europea.

La Comisaria de Comercio de ese organismo, la sueca Cecilia Malmström, envió una carta al canciller argentino Jorge Faurie en la que expresa su preocupación por el tema: “No veo cómo los representantes de ONG con sede en Europa que han visto su acreditación rechazada plantearían cualquier amenaza de seguridad. Es muy lamentable que las autoridades argentinas no hayan proporcionado claridad en cuanto a los motivos de seguridad específicos detrás de estas decisiones”.

“Solo puedo expresar mi esperanza de que, incluso en esta etapa tardía de los preparativos, estas decisiones puedan modificarse y se puedan encontrar acuerdos para permitir la participación de la sociedad civil europea, que puede ayudar a que esta Conferencia sea un éxito”, cierra.

El 2 de diciembre, la cancillería de Argentina emitió un comunicado en el que advierte que algunos de los inscriptos a la cumbre en nombre de ONG’s “habían hecho explícitos llamamientos a manifestaciones de violencia a través de las redes sociales, expresando su vocación de generar esquemas de intimidación y caos” y, por consiguiente, “la organización local ha entendido que no podrían ser acreditadas para ingresar al recinto de reuniones de la Conferencia Ministerial”. En principio, unos 60 casos, aunque algunos fueron readmitidos luego de conversaciones con las distintas embajadas.

El mismo escrito aclara que los no admitidos podrán “presentar sus propuestas” en un espacio reservado en el mismo recinto donde se realiza la Conferencia Ministerial (el CCK), dado que “en la República Argentina la sociedad civil tiene una vigorosa participación a través de las más diversas formas de organización, en todos los aspectos de la vida nacional” y que “es una tradición argentina, que cualquier extranjero puede advertir en esta capital o en otros lugares del país con manifestaciones que expresan su apoyo o desacuerdo con eventos variados, o con políticas gubernamentales”.

Lo que en un principio era un veto a la cumbre, acabó en negativas para ingresar al país al menos en los casos de Burch y Titland y momentos de inquietud para otros tantos que finalmente consiguieron pasar migraciones. La periodista calificó la prohibición de ingreso como “una actitud poco democrática del gobierno de Argentina que no quiere que estemos en la Organización Mundial de Comercio”. Burch contó a Radio 10 que “cuando llegué a Migraciones dije que entraba como turista y aparecí en una lista que no podía entrar”.

“Me mandaron de regreso a Brasil. Acabo de aterrizar en San Pablo”, escribió el integrante de Attac a las 3:09 del viernes.“Me echan de la Argentina sin argumentos. Lo único que me dijo una persona de seguridad fue que no me permitían ingresar por lo que dice en el sitio web de mi organización. Pregunté qué parte de la página consideraban violenta y no respondieron. Es absurdo”, explicó Titland a Página 12.

Desde la cartera diplomática confiaron que actuaron en función de información que recibieron desde las agencias de seguridad y a partir de un intercambio de información con otros países y sus embajadores. “Fueron los más activos en los desórdenes de Hamburgo”, aseguró una portavoz oficial.

La noticia provocó problemas con Noruega, una nación que en las últimas semanas reforzó lazos con Argentina colaborando en forma activa en la búsqueda del submarino ARA San Juan, sin rastros desde el 15 de noviembre.

“Creemos que el diálogo con la sociedad civil es una parte importante de la cooperación internacional también en la OMC. La decisión de Argentina es desafortunada y envía una señal equivocada”, comunicó a ABC News el asesor de comunicación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, Guri Solberg. La prensa de ese país asegura que la ministra de Relaciones Exteriores, Ine Eriksen Søreide, presentará una protesta formal contra Argentina en plena conferencia.

En el ámbito local, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó un habeas corpus preventivo y colectivo para representar a las 60 personas vetadas que en principio fue rechazado por la justicia local, aunque esa decisión fue revocada por la cámara y está en curso.

El director de litigio y defensa legal de ese organismo, Diego Morales, se preguntó “cuales fueron la bases que utilizaron para decidir las desacreditaciones. Una cosa es utilizar bases de datos vinculadas a antecedentes penales y otra distinta es hacer inteligencia sobre personas. Lo primero está permitido, pero lo segundo está prohibido. Esa es la incertidumbre que tenemos. Por eso también presentamos un habeas data que todavía no fue respondido”.

La mayoría de las personas que sí pudieron ingresar, luego de pasar horas retenidas en migraciones, lo lograron gracias a la intervención de las propias embajadas. Es el caso de la uruguaya Cecilia Olivet, del Transnational Institute (TNI) de Holanda, los brasileños Renato Leite y Lucas Tasquetto de REBRIP, la finlandesa Kirsi Chavda de Siemenpuu y la francesa Isabelle Bourboulon, también de Attac, señala el diario El País de España.

Bourboulon relató: “Mientras esperaba en ese cuarto del aeropuerto llamé con mi teléfono a la embajada. Conversaba con los diplomáticos en francés cuando el policía se puso un poco incómodo y me pidió que corte la comunicación porque los problemas ya se habían resuelto”. Las mismas tratativas intentaron hacer la embajada noruega en Buenos Aires para resolver el tema de Titland, aunque no corrieron la misma suerte.

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