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El ingeniero agrónomo Jorge Toranzo dice que el Estado debe facilitar una "reconversión" del sector y advierte sobre cambios en el mercado internacional
10/12/2017 - 15:23hs

De vasta experiencia como consultor privado y como funcionario en el INTA, el Ingeniero Agrónomo Jorge Toranzo es palabra autorizada para analizar la coyuntura actual de la fruticultura.

Al regreso de las Jornadas Anuales del IRTA llevadas a cabo a fines de octubre en Lérida (España), el especialista dio su visión acerca del presente y el futuro de una actividad en crisis, según recoge el Diario Río Negro.

Para Toranzo, el tipo de cambio no es un tema menor para el sector de las frutas.

“Hoy estamos pagando en dólares, salarios tres veces más altos que en la convertibilidad. Lo cual no significa que quien cobra ese salario tenga un poder adquisitivo tres veces mayor”.

“No se habla demasiado del tema, pero la productividad también está íntimamente relacionada con el tipo de cambio. Si una variedad Gala de 65 mm de calibre se paga en el mercado u$s12 y el costo del productor es u$s12, claramente no conviene producir. Pero si el costo es u$s 10, la actividad es viable. Por ello cuando el tipo de cambio está atrasado, condiciona la productividad”, agrega.

No obstante, reconoce que en otras ocasiones el sector se vio beneficiado por la coyuntura: “Hubo momentos en que se dio un ‘veranito’ del tipo de cambio, y con una devaluación, todo el mundo se olvidaba de las cuestiones estructurales”.Cuestiones estructurales

Más allá de los vaivenes de la cotización del dólar en la Argentina, Toranzo advierte que hay cuestiones profundas que deben modificarse para mejorar la competitividad.

“Es necesaria una reconversión a fin de estar a la altura de los principales actores del mundo. Los sistemas modernos de plantación en todo los nuevos emprendimientos a nivel global son similares a los desarrollados en el norte de Italia. Esto es 2.900 a 3.500 plantas por hectárea, pie EM9, fertirriego, malla antigranizo y uso de plantas preformadas a fin de iniciar la producción al segundo año y tratando de acumular la mayor cantidad de toneladas antes del quinto año. En aquellos lugares donde las heladas primaverales son un problema se incluye el riego por aspersión. En nuestra región implicaría una inversión de u$s40.000 por hectárea”, explica.

No obstante, advierte que el nivel de inversión necesario no sería fácil de cubrir para los productores locales.

“La fruticultura es una actividad de mediano y largo plazo, y lo primero que hay que tener son políticas de Estado. Por un lado respecto al valor de la moneda, asuntos impositivos y costos internos. Por el otro en relación a una política agresiva en materia de relaciones comerciales y tarifas de importación”, detalla.

“El diagnóstico de la actividad hoy es muy complicado. Hay muchos productores que para poder pagar sueldos, se han endeudado con la AFIP. Un desarrollo estructural como el mencionado, funciona como ‘paquete tecnológico’. No sirve si no se aplica el paquete de forma integral, de lo contrario no se logran los resultados esperados”, señala el ingeniero agrónomo.Los países centrales

La comparación con otros mercados y la búsqueda de nuevas soluciones es una tarea que Toranzo viene realizando.

Al respecto, comenta que “en los países líderes se está trabajando en el desarrollo de nuevas variedades con distintas características que las hacen más rentables y ofrecen una mejor experiencia al consumidor. La tendencia a nivel global, es que este tipo de mejoramiento se realiza mediante un esfuerzo común entre el sector público y el sector privado”.

“En general los Estados Nacionales ponen la estructura, los investigadores y los sueldos, y los privados que luego también se convierten en dueños de las nuevas variedades, ayudan a financiar el desarrollo. Cuesta pensar que en nuestro país exista hoy capacidad para financiar en conjunto un desarrollo de esas características, comenta.

Además, el agrónomo alerta sobre movimientos en el mercado internacional a los que la Nación y los gobiernos provinciales deberían prestar atención.

“El dato principal es que Rusia y los países de la ex Unión Soviética, están plantando manzana en las zonas más fértiles con el apoyo del gobierno ruso. La intención de Rusia es autoabastecerse y surge a raíz de la decisión de la Unión Europea de acoplarse al veto de EE.UU., a lo que Rusia contestó bloqueando el ingreso de frutas y hortalizas desde Europa”.

Y alerta: “Esto tiene un impacto directo para la producción del Alto Valle. Primero porque gran parte de la fruta europea quedó dentro del continente presionando los precios a la baja, y parte se direccionó al norte de África, uno de los destinos de nuestra fruta. En segundo lugar, porque Rusia empezará a jugar en breve como un actor de peso en el mercado”.

“Nosotros no vimos venir a Brasil, tampoco a Chile y no advertimos a Polonia, que hoy exporta 4 millones de toneladas de manzana. Sería bueno tener muy en cuenta lo que sucede en Rusia”, concluye.