El periodista Julio Bazán está internado en la sala de terapia intermedia del Sanatorio de la Trinidad de Palermo. Sufrió agresiones que le provocaron lesiones durante la manifestación en contra de la reforma previsional que tuvo lugar el pasado lunes. 

Bazán estaba en vivo en medio de la cobertura de la protesta cuando se le acercaron un grupo de manifestantes. Lo atacaron con golpes, patadas y piedrazos. Además, le tiraron cenizas calientes en la cara, que le provocaron quemaduras y ampollas en la parte interna de la boca. 

Por otro lado, también sufrió una lesión en la cabeza a causa de un piedrazo. A raíz del golpe y del corte en el cuero cabelludo tuvieron que suturarlo con cinco ganchos. 

En diálogo con el periodista Marcelo Longobardi en Radio Mitre, explicó que los médicos del sanatorio “están viendo una tomografía que me hicieron para ver si los golpes que me dieron en el abdomen y en la columna tuvieron alguna repercusión".

A su vez, afirmó que es necesario chequear especialmente “si hay alguna secuela en el hígado. Las ecografías y las radiografías dieron bien".

Según el periodista, los metrodelegados –los delegados de los empleados del subte- fueron quienes le salvaron la vida. Explicó que luego de que lo bajaran por la boca del subte, lo “encerraron en una habitación gremial que tienen ellos con puerta blindada, porque la turba quería bajar”.

"La intención era destruirme, estaban desaforados", respondió cuando su colega le preguntó si consideraba que querían matarlo.

Otro grupo de manifestantes agredió a Sebastián Domenech, periodista de TN, y a Mauro Fulco, de C5N. Romina Mohr, de Canal 9 también salió herida de la cobertura de la manifestación. “Recibió un impacto de bala de goma sobre su rostro, muy cerca de su ojo", según denunció ADEPA, la entidad empresaria de prensa.

El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), por otro lado, señaló que el fotógrafo de la revista Crítica Juan Pablo Barrientos, recibió “más de 20 impactos de balas de goma”, que fueron disparadas por las fuerzas de seguridad que protegían el Congreso. 

Bazán concluyó que las agresiones que recibió se condicen con que “los periodistas ahora son objeto de cacerías”.