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Un periodista de 'The Washington Post' analizó 56 cajas del archivo personal del director y sostiene que la "misoginia" recorre toda su obra y sus notas
06/01/2018 - 16:56hs

El periodista de The Washington Post, Richard Morgan, asegura que ha leído el archivo del cineasta Woody Allen: 56 cajas, llenas de guiones, sketches eliminados, cuadernos, notas personales, que custodia la Universidad de Princeton. 

Y de todo ello saca una conclusión: “Woody Allen está obsesionado con las adolescentes”. “Lo sé porque he visto toda su carrera de cerca, sus guiones y sus garabatos, su sala de corte física y mental que se encuentra en 57 años de archivos, que ha estado recopilando desde 1980”, arranca su explicación Morgan, la primera persona en analizar todos esos documentos, según informaron en la propia Universidad de Princeton.

“No hay nada criminal en la fijación de un hombre de 82 años con los 18 y no es tan malo como 'sacarse el pene de repente’. Pero es profunda y anacrónicamente burdo. Además, Allen no parece preocuparse en absoluto de mejorar o cambiar de alguna manera. Vive, piensa y crea al igual que lo hacía en los setenta, hace casi medio siglo”, es una de las conclusiones de Morgan difundidas por el diario español El País.

El periodista sostiene que contactó varias veces con Leslee Dart, publicista del director, para que comentara el artículo, pero que esta nunca respondió.

El autor agrega que la lectura del archivo “despliega una repetida misoginia” y Morgan hasta pone en duda la trayectoria creativa de Allen: “Ha sido nominado 24 veces a los Oscar y nunca ha necesitado ideas más allá del hombre lujurioso y su bella conquista, un concepto alrededor del cual ha hecho películas sobre Roma, París, Manhattan, Barcelona, el periodismo, los viajes en el tiempo, la revolución comunista, el asesinato, Hollywood y muchas cosas más”. Y destaca que la obsesión por las niñas recorre “insistentemente” todas las cajas de material.

Más allá de sus textos, el archivo desvela también el comportamiento de Allen con algunas de sus intérpretes, indica el diario español. 

En una entrevista falsa, se refiere así a la actriz Janet Margolin, que colaboró con él en Annie Hall y Toma el dinero y corre: “De vez en cuando fui obligado a hacerle el amor para obtener una performance decente. Hice lo que tuve que debía, por el negocio”. 

La intérprete falleció en 1993. El propio periodista matiza que Allen es célebre por su humor y que algunas de sus frases pueden ser irónicas, pero que eso no cambia, para él, la sustancia del asunto.

Tampoco duda frente al hecho de que decenas de actrices más o menos célebres han querido trabajar con Allen a lo largo de todas estas décadas -la última, Kate Winslet, en Wonder Wheel- y han sido nominadas en repetidas ocasiones a los principales premios de Hollywood por sus papeles.

Para Morgan, se trata de un “juego de muñecas rusas” que resume con: “Sus trofeos tenían trofeos”. El periodista considera que, además, el éxito de sus actrices servía para alejar los focos “de la oscuridad” de Allen.

El artículo llega en pleno auge de la batalla #MeToo contra el acoso sexual y ya ha generado las primeras reacciones polémicas. Rose McGowan, una de las principales caras públicas de las denuncias contra Harvey Weinstein -el productor de Hollywood acusado de abusos por decenas de mujeres y cuya caída en desgracia fue el punto de partida de un movimiento mundial-, se ha alegrado en Twitter de que Allen sea “al fin desenmascarado”. 

El cineasta ya fue acusado en 2014 por su hija adoptiva Dylan Farrow de abusar de ella cuando tenía siete años. En una entrevista reciente con la BBC, sobre el caso Weinstein Allen declaró temer “una atmósfera de “caza de brujas, donde cada hombre que le guiña el ojo a una mujer en una oficina tiene que llamar enseguida a su abogado”.

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