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En medio de las presiones oficiales, el grastrónomico anunciará esta semana su distanciamiento de la protesta del 21 de febrero
12/02/2018 - 15:37hs

Los llamados del Gobierno empezaron a aislar cada vez más a Hugo Moyano. Luego de las bajas que sufrió la convocatoria del camionero, en las próximas horas se sumará la del gastronómico Luis Barrionuevo, quien era hasta ahora su principal aliado político en su pelea con el macrismo.

La primera señal la envió Carlos Acuña, uno de los triunviros de la CGT y delfín de Barrionuevo, al anunciar que su sector no participará de la convocatoria del próximo 22 de febrero en la 9 de Julio.

"No vamos a movilizar el 21. Que se sume el kirchnerismo hace que varios no movilicen", dijo el titular del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio a radio El Mundo. "Eso no quita que apoyemos, estamos en contra de las medidas contra los gremios", aclaró Acuña.

Ahora Barrionuevo será el próximo en tomar distancia, según reconocen dentro de Camioneros. Lo anunciaría el miércoles, luego de una reunión en la que además de Gastronómicos asistirán dirigentes de Tabaco, Pintura, Vidrio y Carne, entre otros gremios.

"Nosotros somos coherentes: nunca estuvimos con Cristina. No tenemos nada que ver con ellos", dijo a Clarín un hombre de Barrionuevo.

Entre los sectores que movilizarán, están anotados los sindicalistas K como Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores), Sergio Palazzo (Bancarios) y Roberto Baradel (SUTEBA). También estarán la CTA de Pablo Micheli y el trío de organizaciones sociales de San Cayetano: la CTEP, Barrios de Pie y la CCC.

En Camioneros minimizan la baja del gastronómico al señalar que no tiene capacidad de movilización y que no es la primera vez que los abandona a último momento. Pero su distanciamiento es un golpe político ya que Barrionuevo encabezó en Mar del Plata un duro documento contra el Gobierno. 

El alejamiento del sindicalista se suma a una lista cada vez más larga. Los primeros en bajarse fueron los "gordos" y los "independientes", que integran el ala más dialoguista de la CGT, y los estratégicos gremios del transporte. El fin de semana le siguieron Gerardo Martínez (Uocra) y Víctor Santamaría (porteros).

El aislamiento de Moyano es festejado en el Gobierno. El vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, fue de los primeros en embarcarse en esa misión, cuando en plena crisis del minsitro de Trabajo, Jorge Triaca, se puso en contacto con los dirigentes menos combativos.

El objetivo era claro: sostener la pauta salarial del 15% y dejar solo al camionero. A cambio, el oficialismo promete fondos para las obras sociales y no ahorra mensajes menos diplomáticos, como la amenaza de investigaciones. Esas dos señales parecen haber hecho efecto en Barrionuevo.

Mientras tanto, Moyano enfrenta investigaciones por presunto lavado de dinero en Independiente, club que preside Moyano junto con su hijo Pablo, y por transferencias entre Camioneros, OCA y empresas manejadas por su mujer, Liliana Zulet.

Así, para el gastronómico, la protesta tomó un tinte personal, un argumento, por cierto, similar al del Gobierno. “No queremos sumarnos a una pelea de esta magnitud, ya es un problema personal entre Macri y Moyano”, dejaron trascender en el barrionuevismo para despegarse.

Los próximos días serán claves y el moyanismo no se da por vencido: todavía apuesta a alcanzar un piso de 200 mil personas -en lugar de 500 mil-. A esa cifra llegaría con su propio gremio y los movimientos sociales.

Pero por las dudas también busca el respaldo de los intendentes del PJ, un sector que por ahora mantiene un silencio sugestivo.

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