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El Gobierno analiza modificaciones en la letra chica de la reforma tributaria para emprolijar la posición de la cerveza en el mercado  
13/02/2018 - 13:25hs

El Gobierno analiza modificaciones en la letra chica de la reforma tributaria aprobada en el Congreso para emprolijar la posición de la cerveza en el mercado, sobre todo en la competencia con el vino.

La intención es hacer más gradual el golpe del impuesto interno o eliminarlo, tal como había propuesto el Gobierno luego de la eximición total al vino.

El impuesto a la cerveza volvió a escena, confirmaron fuentes oficiales y empresariales, de la mano de Diego Bossio, hoy diputado nacional del Bloque Justicialista, pero en el pasado jefe de asesores del senador Celso Jaque (exgobernador de Mendoza).

"La decisión de mantener el impuesto a la cerveza fue de todos los que negociábamos en el Congreso, incluso del oficialismo, al que le tenían que cerrar los números", afirmó Bossio a La Nación.

Cuestionó que el Gobierno continúe negociando con las empresas y dijo: "Espero que respeten el espíritu de una ley que fue debatida y aprobada en el Parlamento".

El artículo 111 de la reforma tributaria promulgada modificó el artículo 25 de la ley de impuestos internos y estableció un incremento al 14% (desde el 8% anterior) para las cervezas, lo que implica una tasa efectiva del 20,48 por ciento.

No obstante, las cervezas artesanales quedaron gravadas con un 8% (sin cambios), lo que benefició sobre todo a muchas pymes del sector. En tanto, quedaron exentas del impuesto las cervezas que tengan hasta 1,2 grados de alcohol en volumen.

"Esto excede a los lobbistas del sector. Lo que quedó es un mamarracho", describió una importante fuente oficial a La Nación.

Para los autores de la reforma, la estructura impositiva quedó desbalanceada luego de tantas idas y venidas. Tanto en Hacienda como en Producción analizan los números del sector para que no existan tantas diferencias entre cervezas. No obstante, afirmaron que cualquier cambio impulsado oficialmente buscará mantener el incentivo que tienen las empresas a fabricar cervezas con baja graduación alcohólica.

Los negociadores del sector son los ejecutivos de Quilmes y los de Cerveceros Argentinos, la cámara del sector. La última reunión fue el 11 de enero por la mañana, cuando los empresarios y algún abogado fueron recibidos por Ignacio Pérez Cortés, secretario de la Secretaría Legal y Administrativa del Ministerio de Hacienda.

En las empresas cerveceras señalaron a La Nación que las gestiones que se realizaron ante el Congreso para explicar el contexto en el debate de la ley que se terminó votando quedaron en la nada. En esas firmas creen que el sector de bebidas quedó "descalibrado".

La idea, contaron, es meterse en la reglamentación de la ley para lograr cierta gradualidad del impacto del impuesto o que se mantenga la alícuota actual, del 8%. "La diferencia entre unos productos y otros es muy grande. Pese a que otros tienen más alcohol en sus bebidas, por grado de alcohol nosotros terminamos pagando mucho más", explicó un ejecutivo.

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