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Hay fundadores de empresas expulsados por recortar su propio salario o por no tomarse todas sus vacaciones. Las compañías amenazan con deslocalizar empleos
19/02/2018 - 15:01hs

Cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos con una fuerte promesa de reducir la cantidad de inmigrantes en ese país, muchas de las empresas tecnológicas que se asientan en Silicon Valley se unieron para pedir que no se reduzcan los permisos de trabajo para sus empleados extranjeros calificados

Sucede que estas compañías "importan" ingenieros, matemáticos y programadores de países con una formación diferente de la que obtienen los profesionales norteamericanos. 

Pero las firmas de Estados Unidos no son las únicas luchando por conservar a sus talentos. En la medida en que los gobiernos conservadores y los nacionalismos avanzan en Europa, también allí las compañías se vieron obligadas a alzar la voz. 

Según reportó la agencia AFP, ahora los empresarios suecos denuncian la expulsión de trabajadores calificados.

Los responsables de grandes grupos suecos, como Ericsson o H&M, denunciaron la expulsión por motivos "burocráticos" de trabajadores extranjeros calificados, en un contexto de penuria de mano de obra en algunos sectores punteros de la economía del país.

"Estas expulsiones dañan a la economía productiva. Las empresas suecas necesitan contratar en todo el mundo", escribieron en el periódico financiero Dagens Industri (DI) Börje Ekholm, presidente de Ericsson, Stefan Persson (H&M) y otros 30 empresarios del país.

"No podemos esperar que los ingenieros, los técnicos informáticos u otros especialistas se vayan de su país si luego corren el riesgo de ser expulsados de Suecia por motivos imprevisibles", afirman.

Varios políticos también criticaron recientemente a la oficina de migraciones por expulsar por pequeñas infracciones a sus condiciones de residencia a extranjeros admitidos en Suecia con el estatuto de migrantes económicos. 

Es el caso del libanés Husein Ismail, director general adjunto de una compañía de biotecnología que creó en 2012 en Lund. Ahora está a punto de ser expulsado junto a su mujer y a sus hijos por haberse bajado el salario durante tres meses en 2015 para hacer frente a las dificultades de la empresa.

El caso choca con la estricta legislación sueca contra el llamado dumping social y que expulsa a aquellos trabajadores extranjeros que cobren menos de lo que establecen los convenios suecos.

También hay el caso de un empleado que podría ser expulsado por no haberse tomado todas sus vacaciones o de otro que tuvo que irse del país por un error administrativo y que ahora triunfa en Alemania.

Aunque la oficina de migraciones nunca se pronuncia sobre casos individuales, justifica sus decisiones en nombre de la coherencia del sistema. "Aplicamos la legislación en vigor", dijo a la AFP Lisa Bergman, una vocera de la oficina.

Pero para los empresarios se trata de "un culebrón absurdo que debilita la competitividad de Suecia", en palabras de Jenny Lindén Urnes, director de la compañía de inversión industrial Lindén.

Por su parte el consejero delegado de Ericsson, Börje Ekholm (en foto), no duda en amenazar con deslocalizar empleos. "Si Ericsson quiere conservar sus actividades de investigación en Suecia, la inmigración económica tiene que funcionar de manera transparente y previsible", advirtió el responsable del grupo de telecomunicaciones.

El llamamiento está teniendo sus frutos y en diciembre el tribunal de apelaciones de la oficina de migraciones promulgó una jurisprudencia que en teoría hará más flexible el tratamiento de algunos casos.

"Todavía no es suficiente. Pongan fin a estas tragedias y háganlo ahora", escriben los firmantes del artículo publicado el viernes.

Según Johan Attby, fundador de la red social Fishbrain, Suecia necesita 60.000 profesionales del sector tecnológico para mantener su rango de ciudad puntera para las startup.

"El empleo sigue progresando en todos los frentes y la escasez de mano de obra afecta a varios sectores", afirmaba un informe del 8 de febrero de la agencia de empleo sueca, aludiendo a la ingeniería, la enseñanza o el sector sanitario, donde faltan enfermeras.

En los últimos años Suecia recibió un número récord de demandantes de asilo -casi 400.000 desde 2012- que debería a largo plazo suplir a la población sueca en muchos sectores de la economía. El desempleo de las personas nacidas en el extranjero es cinco veces superior (20%) al de los nacidos en Suecia (4%), según el instituto de estadísticas.

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