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El "botín" más jugoso está en las interacciones entre los usuarios, muchos de los cuales tienen activo el permiso de que se pueda acceder a su información
23/03/2018 - 12:43hs

Tras el escándalo de Cambridge Analytica, hay usuarios de Facebook que se plantean que le contaron a la red social sobre su vida.

Hasta ahora, pocos se planteaban los peligros que entraña dar demasiada información en las redes sociales y muchos menos sabían los datos que manejaba la plataforma, que se alimenta de ellos para ofrecer publicidad "a la carta", segmentando los públicos en función de los deseos de las empresas anunciantes.

"Lo básico es un nombre de perfil, una foto y un correo electrónico, que es la información que te pide cualquier aplicación", explicó Esteban Mucientes, experto en redes sociales, al diario español ABC.

A partir de ahí, Facebook registra las horas de conexión, las publicaciones, las relaciones que se establecen con otras personas, las herramientas que se utilizan, como juegos y aplicaciones que enseñan cómo serán los usuarios de ancianos; los "me gusta" o qué es lo que se comparte.

Todo ese compendio de variables las utiliza el algoritmo de la empresa para averiguar qué tipo de calzado se usan, si uno es trasnochador o gusta madrugar o qué marca de atún se consume.

¿Qué datos tiene Facebook sobre uno? El perfil: nombre y apellidos son lo básico. ¿Qué pasa si se registra con un nombre falso? Al repetirse varias veces, este algoritmo lo cataloga como "nombre alternativo", y así se acerca más a la identidad real.

En el mismo perfil se puede incluir un número de teléfono, cuestión que le da a Facebook aún más datos. Y si se piensa que WhatsApp, una de las aplicaciones más utilizadas en el mundo, pertenece a Facebook (igual que Instagram), la ecuación resulta una solución rica en los datos personales.

La foto tampoco es un asunto baladí. Gracias al reconocimiento facial, la red social de Mark Zuckerberg sabe cómo es uno físicamente. O al menos tiene una idea muy cercana.

De hecho, Facebook patentó en noviembre un sistema por el que se descubrirían los gustos en las tiendas a través de unas cámaras que informarían al vendedor de todo lo que se ha buscado o comprado para "personalizar la experiencia" al máximo.

Un inocente "me gusta" tiene genera más consecuencias de las que se imagina. Cada vez que interactúa con esta herramienta, el algoritmo lo recoge y lo asimila dentro de su gran paquete de datos, que establecen si está más interesado en páginas de venta de ropa o en webs que ofrecen horóscopos.

También registra qué tipo de fotos de los amigos reciben un "me encanta" o qué noticias "enfurecen". Todo, metido en la coctelera de los algoritmos, "le dan un perfil que es bastante complejo y exacto", explicó Mucientes.

Lo mismo ocurre cada vez que se comparte una información: si es de los que les gusta replicar noticias políticas, seguramente ya se imagina qué ideales tiene.

El contenido que sube también es importante. Las fotos cuentan sus viajes, sus amigos en la vida real (las famosas "etiquetas" dan mucha información), qué come, si sube la imagen desde un iPhone o si, por el contrario, tienes una cámara réflex.

Detrás del documento hay "metadatos", que informan la hora, el minuto y el segundo exacto en el que el flash se disparó, y también le informe con exactitud de en qué calle de, por ejemplo, Viedma, fue tomada la instantánea.

También lee los comentarios. No es que haya una persona apuntando lo bien que lo pasó uno en la playa. Una vez más, aquí entra en juego el algoritmo "mágico": gracias a "palabras clave" puede saber qué tipo de crema utiliza o si está de acuerdo con la última protesta que hubo en el barrio. Aquí también entran los "hashtags", que ponen aún más fácil empaquetar su información.

El "botín" más jugoso está en las interacciones entre los usuarios de la red, muchos de los cuales tienen activo el permiso de que Facebook o aplicaciones a terceros puedan acceder a su información.

El desarrollador Georges Abi-Heila reclamó a esta red social toda la información que tenía sobre él. Así, además de todos los datos anteriormente descritos, Abi-Heila se encontró con una lista formada por números de teléfono, direcciones físicas y de e-mail de sus contactos, tanto actuales como pasados.

De hecho, el problema con Cambridge Analytica alcanzó a 50 millones de personas gracias a que la mayoría habían dado permiso a que estas aplicaciones a terceros accedieran también a la información de los contactos.

Por ello, Zuckerberg anunció que, aunque en la actualidad se puede evitar cambiando la configuración de la cuenta esta opción, creará un botón visible en la parte superior para gestionar este tipo de permisos.

Toda esta información para las empresas es oro. "El comercio no trata sobre mercancías, trata sobre información. Las mercancías se sientan en el almacén hasta que la información las mueve", dijo la escritora estadounidense C. J. Cherryh.

Facebook es una gran base de datos que gracias a su plataforma publicitaria es oro en polvo para cualquier empresario, gracias a sus más de 2.000 millones de usuarios en todo el mundo, la mayoría conectados siempre a través de sus teléfonos.

Sin embargo, las compañías anunciantes no acceden directamente a la información, sino que eligen los perfiles a los que quieren llegar para que el algoritmo envíe la publicidad a la persona adecuada. Eso en cuanto a los anuncios directos.

También están las páginas empresariales, que pueden "promocionarse" por un módico precio. Por ello la decisión de Zuckerberg a principios de año fue que este tipo de publicaciones quedarían relegadas detrás de las publicaciones de amigos a la hora de mostrarse en el "feed" de noticias creó la polémica.

Está la opción de acceder a través de Facebook a otras aplicaciones. Por ejemplo, cuando ofrecen la posibilidad de introducir la contraseña y usuario en vez de rellenar el perfil. En ese momento se conectan ambas empresas y Facebook otorga permisos para que esa compañía acceda a cierta información del perfil.

Gracias a este método, cualquier empresa puede anunciar sus productos en Facebook de manera "gratuita", ya que para abrir una página, del tipo que sea, no hay que pagar dinero.

"Democratizó la publicidad y muchos pequeños negocios se dieron a conocer por este sistema", afirmó Mucientes. Todas estas páginas reflejan el tráfico casi al minuto, por lo que tienen información constante de lo interesados que pueden estar los usuarios en su producto.