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A sus 35 años, Daniel Ek se convertirá oficialmente en multimillonario ante la salida a la bolsa de su empresa de streaming de música
03/04/2018 - 18:45hs

A sus 35 años, Daniel Ek es una de las figuras más importantes del negocio musical a nivel global. El cofundador y director ejecutivo de Spotify se convertirá además este martes oficialmente en multimillonario con la salida a Bolsa en Nueva York de la compañía de música en streaming.

Pero el empresario sueco tiene los pies en la tierra y utiliza muebles de Ikea para las habitaciones de sus dos hijos, según explicó en una entrevista con el podcast UE Confidential. En esa ocasión, también reveló que su canción favorita de ABBA es Dancing Queen.

Quizás ese realismo se deba a que Daniel Ek ya vivió antes la crisis de identidad que a algunos les entra cuando tienen mucho dinero. Creció en un hogar humilde en un barrio periférico de Estocolmo y con 13 años montó su primera empresa como diseñador de páginas web.

Siendo adolescente tenía ya una veintena de empleados, aunque tuvo que despedir a algunos de ellos al no poder pagarles el sueldo. Ek abandonó los estudios universitarios pocas semanas después de haberlos empezado.

Después trabajó para la empresa de subastas Tradera, comprada por Ebay, y fundó una compañía de anuncios online que vendió en 2006. Apenas cumplidos los 20 años, Ek era tan rico que podría no haber trabajado más. Se compró un Ferrari rojo, tenía una casa de tres habitaciones en Estocolmo y hacía que se descorchasen botellas de champán en los clubs de moda de la capital sueca.

Y entonces llegó la crisis. "Me di cuenta de que las chicas con las que salía no eran especialmente buenas personas, que solo me utilizaban y que mis amigos no eran amigos de verdad", contó hace unos años al New Yorker, según reveló la agencia DPA.

Solo estuvieron en los buenos momentos y lo abandonaron rápidamente. "Siempre quise ser aceptado y pensé que cumpliría el objetivo cuando tuviese dinero, pero en lugar de eso no tenía ni idea de cómo quería vivir mi vida", confesó el emprendedor.

Así que Ek vendió su Ferrari y se mudó a una cabaña de madera cerca de casa de sus padres. Allí reflexionó sobre el futuro y recordó cuando de adolescente utilizaba la plataforma de descargas ilegales Napster, que le permitió acceder a mucha música nueva.

Hablando con su socio Martin Lorenzon, cristalizó la idea de montar una plataforma legal que también diese un amplio acceso a millones de canciones. Ek invirtió su propio dinero en Spotify y peregrinó por las discográficas, a las que sobre todo les molestó la variante gratuita de la plataforma, que incluye publicidad pero aun así permite escuchar música durante horas.

Los artistas acusaron a Spotify de devaluar la música, ya que solo reciben pequeñas sumas por millones de escuchas. Pero Ek y Spotify defendieron férreamente el concepto y prometieron que se conseguirían millones de abonados de pago. Actualmente el streaming consigue que el negocio musical vuelva a crecer por primera vez en años, aunque el reparto de los beneficios sigue generando roces.