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¿Qué es lo primero que hacen los CEO más importantes del mundo cuando se levantan?

Ni gimnasia, ni meditación, ni un desayuno sano son los hábitos que estos líderes desarrollan día a día para comenzar cada jornada
30/04/2018 - 09:29hs
¿Qué es lo primero que hacen los CEO más importantes del mundo cuando se levantan?

El filántropo, escritor e inversor norteamericano, Tim Ferris, no solo se dedica a dar conferncias sino que además dice codearse con algunos de los CEO más poderosos del mundo. 

Así como la mayoría de ellos ellos, también Ferris defiende las rutinas matinales como una herramienta para triunfar.

Según aclara Gestión, la mayoría de estos hábitos son típicos: meditar, hacer ejercicio, tomar un desayuno sano y completo. Pero este medio relevó algunas de las costumbres matinales más excéntricas de los principales líderes empresarios. 

Por caso, el propio Ferris, además de meditar y desayunar como un campeón, no sale de su dormitorio sin hacer la cama. Esto es porque sigue los preceptos del sacerdote hindú Dandapani, quien indica que este ejercicio es un activador natural de neuronas y el primer generador de satisfacción del día, al comprobar que hemos completado con éxito una tarea básica.

El titular de Apple, Tim Cook, por su parte, acostumbra levantarse a las 3:45 a.m. Sigue una tendencia cada vez más popular, que apunta a que las horas de mayor rendimiento cerebral y, por tanto, las más adecuadas para trabajar, son las de la madrugada, debido a que ocurren menos interrupciones. Y según la ciencia, es el espacio del día en el que el cerebro está más receptivo y productivo.

Seguidores de esta tendencia son también Indra Nooyi, CEO de PepsiCo, quien se levanta a las 4:30; Steve Jobs, que se levantaba a las 6, y dicen que también Napoleón lo hacía dos horas antes que sus enemigos, a fin de tener más tiempo que ellos en establecer sus estrategias.

Por el contrario, para el fundador de Amazon, Jeff Bezos, una buena noche de sueño es una de las claves del éxito. Por eso, pone su despertador siempre contando con descansar al menos 8 horas, y evita programar reuniones a las primeras horas del día.

Un patrón similar sigue Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, quien programa su despertador en función de la hora a la que se acuesta, siempre procurando sumar las 8 horas de rigor.

A sus 91 años, la rutina de la Reina Isabel II de Inglaterra se presupone poco estresante. Aún así, es muy estricta con sus horarios, y decidió hace años cuál debía ser el sonido que la despertase cada mañana en el Palacio de Buckingham: la grabación de una banda de gaitas escocesas.

Es una decisión muy distinta de la rutina que sostiene otro líder británico, David Cameron, quien se prohíbe a si mismo mirar la televisión, porque atonta, amuerma y no ayuda a activar las funciones cerebrales. El exPrimer Ministro se informa leyendo la prensa, escuchando la radio o recibiendo informes detallados de las noticias, pero nunca con la TV.

En tanto que Warren Buffett (en foto principal), más conocido como el "oráculo de Wall Street" y titular de la firma de inversiones Berkshire Hathaway, dice que el secreto de su éxito es leer durante todo el día, e invita a devorar al menos 500 páginas por jornada. Por eso, según cuenta Gestión, Buffett empieza su día leyendo tanto literatura como estudios científicos o periódicos, porque considera que el conocimiento se acumula y que la mejor forma de obtenerlo es paseando la mirada por las líneas de un texto.

Brian Chesky, CEO de Airbnb, prefiere iniciar el día agrupando sus tareas antes de que lo abrumen. Planificar las citas, reuniones y demás labores en un listado cada mañana es una de las rutinas más habituales, pero Chesky la lleva a cabo de una forma distinta: primero, anota todo lo que tiene que hacer, después agrupa las tareas similares preguntándose cómo abordarlas con una sola acción o, en todo caso, como lograr que lo realizado para una sea válido para la siguiente. De esta forma, reduce su listado optimizando sus recursos y actividades.

Otra rutina de Steve Jobs que ha pasado a la posteridad era la de preguntarse cada día frente al espejo si estaría satisfecho con lo que hace si ese fuera el último día de su vida. Un choque de realidad que despierta la mente en los primeros minutos del día y que predispone a dar lo menor