Diversos estudios vinculan directamente la tecnología de comunicaciones inalámbricas de quinta generación (5G) y la creación de empleo y riqueza en los países que desarrollen e introduzcan masivamente esta tecnología.

Los analistas, que señalan que los Estados Unidos ha perdido el liderazgo en esta área a favor de China y Corea del Sur, indican que esta innovación añadirá 500.000 millones de euros al producto interior bruto (PIB) de la nación norteamericana. Además, la previsión es que con la 5G plenamente instaurado habría tres millones de empleos más.

Según un informe del American Consumer Institute, el despliegue de estas redes en Norteamérica generaría més de un billón de euros en beneficios adicionales para el usuario.

En estos documentos, se subraya que la 5G transformará la manera en que los ciudadanos vivirán, se relacionarán y explotarán sus negocios. Este cambio de paradigma en la infraestructura inalámbrica, que es cien veces más rápida que los sistemas existentes, traerá avances sin precedentes.

Algunas de las mejoras asociadas a la 5G se verán en los objetos conectados de la Internet de las cosas, las plataformas inmersivas de realidad virtual, sofisticadas aplicaciones de salud, etc.

Antes del actual dominio asiático, Estados Unidos había expandido sus redes 4G a una mayor velocidad que el resto de países. Eso sucedió hace una década y supuso ganancias sobresalientes: 100.000 millones en el PIB y un aumento del 84% en los puestos de trabajo en la industria tecnológica inalámbrica.

En el presente, este sector aloja 4,7 millones de empleos y aporta más de 400.000 millones a la economía nacional. Contrastan esta situación y el potencial norteamericano y asiático con la incapacidad de Europa para adoptar la 3G a buen ritmo y con éxito.

El perjuicio ocasionado por esta carencia se percibe todavía hoy. Los expertos norteamericanos temen que en el futuro le ocurra lo mismo a su país.

Entre los obstáculos que citan en sus valoraciones está la dependencia de millones de micrositios de pequeñas células diseminadas por todo el territorio.

Esta es una diferencia notable con respecto la 4G, alimentada principalmente por 400.000 grandes torres. Los riesgos financieros que deberán afrontar los proveedores en la transición la 5G serán abundantes. Y por si no bastase con eso, el entorno regulatorio es de lo más intrincado e incierto.

Distintos estados e incluso capitales han adoptado normas inconsistentes, lo que, en opinión de los profesionales, impide una implementación oportuna y rentable.

Por estas razones, los especialistas destacan que las jurisdicciones deben armonizar las reglamentaciones porque se está privando a millones de clientes de disfrutar de los servicios inalámbricos de vanguardia.