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El caso Naples reaviva la discusión sobre cómo se alcanzan los más altos niveles de calidad de vida. Si por cambio de hábitos o sólo por tener dinero
25/06/2018 - 11:06hs

Naples es una de las ciudades más felices y saludables de Estados Unidos. Considerada dentro del proyecto Blue Zones (Zonas Azules) debe su categoría a los altos niveles de bienestar y calidad de vida que obtiene en el mapa de 189 ciudades de ese país.

Tiene una de las tasas más bajas de obesidad, de menos de 10% contra un 40% de la población que sufre sobrepeso. Sólo el 8% de la población sufre de diabetes contra un 19% promedio en el resto del país. Y la expectativa de vida también es la más alta de Estados Unidos, al alcanzar los 83,4 años.

El llamado "estado del sol" mira hacia el Golfo de México. Tiene un centro histórico pintoresco y está poblado de casas enormes. El estándar de ciudad más feliz fue dado por Gallup y Sharecare que mide variables de salud y estabilidad durante una década.

"Y cómo no va a ser la ciudad más feliz: aquí hay mar, playa, dinero y la tranquilidad que tiene una ciudad para jubilados", explica Scott Cressman, un jubilado del sector financiero de Pensilvania.

Blue Zones es un proyecto gubernamental que apunta a mejorar la calidad de vida de las personas. Se trata de una iniciativa que está basada en la prevención y en el cambio de hábitos saludables, con el consiguiente impacto en la mejora de las condiciones de bienestar de sus habitantes.

Pero más allá del programa, la historia de las Zonas Azules comenzó a conocerse hace 13 años, cuando el periodista Dan Buettner publicó en la revista National Geographic un artículo en el que hablaba sobre "Los secretos de una vida prolongada".

En el artículo se mostraban cinco lugares del planeta en donde la expectativa de vida superaba los 100 años. Y el nombre Zonas Azules se debió a que el demógrafo que había entrevistado señaló esas ciudades en un mapa con un marcador azul. Así de simple.

En esa oportunidad, las cinco ciudades marcadas fueron: las islas de Okinawa en Japón, Cerdeña en Italia, Icaria en Grecia, la localidad de Nicoya en Costa Rica, y un monasterio en Loma Linda, en California. Naples no figuraba aquella vez.

Pero en esa publicación, el periodista destacó nueve características que reunían estas poblaciones para alcanzar esos estándares:

-Encontrar un propósito de vida

-Comer más vegetales

-Meditar

-Tomar vino (moderamente)

-Comer sin llenarse, es decir, hasta un 80%

-Vincularse con alguna fe o creencia religiosa

-Reforzar los vínculos familiares

-Caminar

-Socializar

Gran parte de esta visión fue adoptada hace tres años por centros médicos de Naples que advirtieron que podían, de este modo, recortar gastos de atención médica si lograban introducir hábitos más saludables.

Y llevar esas prácticas a los distintos segmentos de la sociedad, desde escuelas hasta lugares de trabajo, pasando por restaurantes, supermercados y hasta iglesias.

Introdujeron nuevas pautas de conducta. Así, en una de las escuelas, donde cada cumpleaños era celebrado con tortas, donas y magdalenas para los chicos, se sugirió a los padres que lo que se gasta en todo ese presupuesto de azúcar se destinara a una donación o algo parecido. Y funcionó.

En los supermercados, en tanto, también hicieron cambios. Los cereales con azúcar, que estaban al alcance de la mano de los chicos para ubicarlos en el carrito, se pusieron en la parte más alta, y en las heladeras, comenzaron a tener más presencia las aguas, que las bebidas basadas en cola, como la Coca y la Pepsi.

Eso significó que se redujera en un 25% la venta de las gaseosas cola pero que se compensó con la venta de aguas, que creció un 30%, lo mismo que otras bebidas saludables.

Pero hay quienes no creen en eso. Para el abogado Steve Bracci que Naples sea considerada una ciudad feliz no se debe a la implementación de esos nuevos hábitos de vida sino a que el ingreso anual per cápita es de u$s80.000, el doble del promedio nacional, y que es la segunda ciudad con mayor porcentaje de millonarios, después de Los Alamos, en Nuevo México.

Señala que lo único que hizo Zonas Azules es hacer que la ciudad pase del tercer lugar al primero en bienestar dentro de Estados Unidos, y que no hay demasiado mérito en eso. Se queda porque, asegura, se están gastando los recursos de las escuelas públicas en cosas que no se necesitan.

Mientras tanto, en la escuela primaria Pelican Marsh los estudiantes y los docentes se preparan para celebrar la certificación de centro educativo que cumple con los estándares saludables de Zonas Azules.

"Hemos cambiado ciertos hábitos que antes nos parecían normales, pero que vistos de cerca son muy perjudiciales, como por ejemplo, las tortas de cumpleaños", me dice Susan Barcellino, la directora de la escuela, quien también se vistió de azul para la ocasión.

La cuestión de la fe aquí también se practica. A tal punto que los devotos de la Iglesia Unida de Cristo está certificada como Zona Azul. Aun cuando muchos cuestionan que creer en un ser superior y cultivar la espiritualidad ayuda a mejorar la calidad de vida.

Buettner, en un libro que pubicó luego del artículo en la National Geographic aseguró que pertenecer a una religión aumenta la expectativa de vida de una persona de cuatro a 10 años.

Hasta el pastor del templo en cuestión asegura que es difícil probar esa afirmación aunque también reconoce que la fe ayuda a la gente a soportar los momentos más duros.

Y también con ojo crítico subraya que no entiende por qué el programa de Zonas Azules no se implementa en ciudades donde el grueso de los niveles de vida son mucho más críticos que en Naples.

Por ahora el Blue Zones Project se encuentra en unos seis estados de Estados Unidos y en varias ciudades en las costas este y oeste.