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Ocupa el último lugar en los rankings de moneda, mercado de acciones y bonos. El sondeo fue realizado por la agencia Bloomberg sobre más de 20 inversores
16/07/2018 - 07:33hs

Una encuesta realizada por Bloomberg ubica a la Argentina con las peores perspectivas en la segunda mitad del año dentro de los países emergentes respecto a su moneda, su mercado de acciones y sus bonos. Argentina ocupa el último lugar de todos los rankings.

El sondeo fue realizado a más de 20 inversores, corredores de bolsa y portfolio managers, entre el 26 de junio y el 4 de julio.

La mayoría consideró que la salida de capital de estos países se extenderá los próximos meses, lo que llevará a nuevas devaluaciones.

Y el peso argentino aparece como la moneda más débil, debajo del real brasileño, la rupia india y el yuan chino.

Algo similar ocurre con el mercado de acciones. Aunque el país consiguió hace menos de un mes la calificación de mercado emergente, los inversores mantienen a las acciones locales bien cerca de la frontera. Según la encuesta, más de la mitad de los consultados afirmó que el sell-off en el equity emergente puede seguir. Y acá también la Argentina ocupa la peor de las posiciones, detrás de la bolsa india y brasileña.

Las posiciones estuvieron más balanceadas respecto si la salida de los emergentes continuará golpeando a los bonos en los próximos meses.

El 45% de los que respondieron adelantó que las caídas pueden continuar en el segmento de renta fija de estos países. Algunas economías, como las de Surcorea, Polonia y China podrían incluso ver mejoras. En el otro extremo, se encuentran las perspectivas para la deuda argentina.

Entre los factores que más pueden afectar a este grupo de naciones, la suba de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos y las tensiones comerciales entre este país y China, fueron nombradas primero.

El éxodo de capitales de los emergentes desde marzo obligó al Banco Central de Argentina, el de Turquía y el de Indonesia a subir las tasas para contener la devaluación de su moneda.

Estos aumentos pueden ser una "solución a corto plazo", pero podrían ser contraproducentes para los países con grandes cantidades de deuda.

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