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Etchevehere dejó plantado al sector vitiviní­cola que no puede aprovechar las ventajas del dólar alto

Agroindustria continúa sin resolver las demandas de la agenda acordada con el sector. Problemas fitosanitarios se suman a las dificultades para exportar
22/07/2018 - 07:51hs
Etchevehere dejó plantado al sector vitiviní­cola que no puede aprovechar las ventajas del dólar alto

Las exportaciones no reaccionan y el mercado interno se cae a pedazos. La industria vitivinícola, que bien podría estar beneficiándose por el aumento del dólar, soporta por el contrario la inacción del Gobierno nacional al que le piden acciones urgentes para poder colocar en el exterior parte de los excedentes que se están generando en el mercado interno por la caída del consumo. Pero desde el sector sienten que la administración de Mauricio Macri los está ninguneando.

El martes los dirigentes de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), que impulsan el plan estratégico vitivinícola de las provincias productoras, llegaron hasta Buenos Aires para reunirse con el Ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere. Pero cuando llegaron al edificio de Paseo Colón se encontraron con que el jefe de la cartera había viajado a Bruselas. Fueron recibidos por funcionarios de segunda línea con mucho poder de análisis pero poco de decisión.

El objetivo del encuentro era tratar una serie de temas urgentes:

-Subir en cuatro o cinco puntos los reintegros a las exportaciones, sobre todo para sostener al vino a granel, que es el más afectado por la caída del consumo.

-Los fondos de la Nación para luchar contra la polilla de la vid (lobessia botrana) porque hoy ese costo está soportado casi en su totalidad por los productores de uva, y no alcanza. Y las condiciones fitosanitarias son excluyentes para las exportaciones.

-Que no hayan más aumentos tarifarios por el impacto que está provocando en los costos internos de producción, y sobre todo de transporte.

-Acelerar obras de infraestructura que permitan mejorar los costos logísticos.

-Concretar en breve una reunión con el presidente Mauricio Macri, pues ya pasaron 10 meses desde el último encuentro con la promesa de que en dos meses tendrían una nueva cita a fin de avanzar en decisiones concretas.

"Teníamos prevista la reunión para avanzar sobre temas de competitividad, de agenda. Y ahora queríamos plantear los desequilibrios que se están presentando por la pérdida de los mercados interno y externo. Y el presidente de la COVIAR, Eduardo Sancho, solicitó concretar la reunión prometida con el presidente", dijo a iProfesional, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).

Como toda economía regional, la industria vitivinícola, que emplea a 370.000 personas de manera directa en el país, creyó que el aumento del dólar que se produjo a principios de mayo permitiría ganar competitividad en los mercados externos. Pero cuando la corrida se aceleró, lo que podría verse como positivo por un lado comenzó a mostrar otro costado.

El aumento del dólar impacta en los costos internos y, con ellos, en el precio del vino, cuyo consumo viene en retroceso desde los últimos 15 años, de 33 litros en aquel entonces, a menos de 20 litros en la actualidad. El mayor efecto aplica sobre los vinos básicos que, además de ser los que sostienen a la industria, son de los que dependen más de la mitad de los pequeños productores de uva del país.

Si el mercado interno, que representa el 80% del consumo del vino que se produce en el país se cae, comienzan a aparecer los excedentes de ese producto. Y cuando eso ocurre, el paso siguiente es que el precio del vino se abarata. Los que pierden son, justamente, los pequeños productores, que cobran menos de lo previsto, con plazos más alargados y en un contexto de inflación.

"Para que el mercdo funcione equililbrado necesitamos tener cinco meses de stock de vino. Hoy tenemos 12 meses de stock. Esto hace que baje el precio de la uva y pierdan los más chicos. Hace unos meses se prometió que el vino base se pagaría a $4,1 el litro. Pero cuando fueron a los fraccionadores, el precio fue de $3,8 con plazos de pago más estirados. De los 17.000 productores de uva existentes, más de 10.000 están en esta situación", describió con crudeza José Molina, presidente de la Cámara de Productores Vitícolas de San Juan.

En el sector hay urgencia por corregir estas variables. En tres meses comienza a "bajar" la cosecha del hemisferio norte. Y la oportunidad de colocar productos en el exterior enfrentará la competencia de los otros países, que tienen más ventajas desde lo competitivo. Por empezar, no tienen inflación, que es lo que a nivel local erosiona la oportunidad que podría otorgarles el dólar alto.

Molina también planteó la necesidad de que la Nación avance con algún tipo de subsidio a los fletes. La producción vitivinícola está alejada de los puertos porteños, a diferencia de lo que ocurre con otros productos de la pampa húmeda. Razón por la que, a la hora de hacer las cuentas, la geografía juega en contra.

"El dólar es aparentemente competitivo para los que están cerca de los puertos. Nosotros tenemos tarifas y combustibles dolarizados", lamentó Molina.

El dirigente sostuvo que los productores de uvas más pequeños están pagando la energía a razón de u$s800 la hectárea por año, cuando lo que están en condiciones de enfrentar es un valor de u$s200 para la misma superficie en el mismo lapso.

También reclamó que se encaren los acuerdos que faltan con algunos países de la región para que los vinos ingresen con arancel 0, tal el caso de México.

"Necesitamos buenos acuerdos internacionales. La Argentina eliminó los aranceles de importación de los productos que vienen de México. Sin embargo, nosotros seguimos pagando derechos de exportación a ese país. La cancillería y Agroindustria deberían estar trabajando para ayudarnos en estas cuestiones", demandó Molina.

A todo esto se suma la situación fitosanitaria. Entre 2013 y 2015 se relajaron los controles fitosanitarios en las fronteras y la polilla de la vid (lobessia botrana) afectó miles de hectáreas de viñas, que quedaron improductivas.

El año pasado, la Nación hizo su aporte para luchar contra esta plaga pero este año, producto de la política fiscal que se impulsa, no se están erecibiendo los fondos necesarios. "En 2017 el Estado aportó una parte de los fondos, y el resto correspondió a los productores. Pero en este 2018 nos trasladaron todo a nosotros", se quejó el dirigente. Justo en momentos en que también se incrementaron en varias veces más las tarifas de los diversos servicios.

La perspectiva, en este escenario, es negativa para la industria. "La sensación es que hay pocas herramientas para implementar, y las que hay no se ponen en marcha. Por otro lado, con las actuales tasas de interés es difícil que haya más producción, entonces los que tienen el capital no compran vino", alertó, por su parte, Villanueva, de la UVA.

El gerente de esta entidad aclaró que las exportaciones no tienen comportamientos explosivos. Y que apenas son el 20% del total de lo que se produce. Además, los compradores miran lo que pasa en la Argentina y, al notar que el dólar está más alto, también piden descuentos. Un círculo que es difícil gestionar.

Sabor a nada. Ese fue el regusto que dejó la reunión con quienes salieron a cubrirle el faltazo al ministro Etchevehere y la dirigencia vitivinícola. Justo en momentos en que el vino debería estar siendo considerada una alternativa para que la fuerte turbulencia que enfrenta la Argentina no lastime aún más a las economías regionales.