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Alberto Arizu: "La evolución siempre ha sido la esencia de Luigi Bosca"

El director de la reconocida bodega familiar dialogó con iProfesional sobre el complejo desafío que implica innovar en esta industria
20/07/2018 - 17:42hs
Alberto Arizu: "La evolución siempre ha sido la esencia de Luigi Bosca"

Hablar de Luigi Bosca es hacer referencia a una de las marcas de vinos mejor establecidas de la Argentina. De hecho, la trayectoria de esta bodega familiar comenzó a escribirse hace casi 120 años, de la mano de inmigrantes europeos que encontraron en Mendoza el terroir para llevar adelante su proyecto. 

Lo interesante es que, luego de cuatro generaciones, la compañía no se apoya únicamente en la tradición: sus vinos tienen un estilo y una impronta que se basa definitivamente en la elegancia. Y eso es un atributo al que nunca renunció y, décadas tras décadas, se mantiene como uno de los pilares que ayudaron a construir su identidad. 

Así, la bodega logró una comunión entre su tradición, su historia y una visión innovadora, una variable cada vez más exigida por una industria tan competitiva como lo es la vitivinícola, tanto en el mercado interno como en el plano internacional, donde hay que pelear por cada punto de share con establecimientos del Viejo y Nuevo Mundo. 

"Si bien nunca hemos sido de dar volantazos, la realidad es que la evolución ha sido parte de nuestra esencia. Siempre hemos buscado estar a la vanguardia, hacer cosas nuevas, que impacten. Pero todo lo que hacemos tiene que estar vinculado con nuestro origen", plantea Alberto Arizu, director de Luigi Bosca, en diálogo con iProfesional

-Hoy en día, más bodegas vienen poniendo foco en el terroir y en lograr que los vinos sean una manifestación del lugar del cual provienen. Es decir que los vinos "modernos" en algún punto plantean un regreso a las fuentes. Y ustedes en eso marcaron un precedente con la Denominación de Origen Controlada… 

-Exacto. Buscamos tener vinos cada vez más puros, que reflejen el potencial de los terruños. Ese es nuestro driver. Nuestro enólogo, Pablo Cúneo, comparte esa misma filosofía, así que venimos haciendo un trabajo muy bueno. Pero no hay que olvidar que no es una visión nueva para nosotros: siempre apuntamos a una vitivinicultura que sea fiel al lugar. De hecho, en el año 1989 fuimos de las bodegas fundadoras del Consejo Denominación de Origen Luján de Cuyo, la primera en su tipo de la región. Y dos años después, presentamos el primer vino argentino con una DOC

-¿Qué balance trazás sobre esa experiencia? Habrá sido disruptivo lanzar un vino así cuando pocos hablaban de terroir en ese entonces… 

-La verdad es que fue un enorme logro y hoy ese producto tiene un valor fenomenal. Y sigue teniendo un gran impacto, sobre todo en la construcción de la imagen del vino argentino en el exterior, porque en el mundo no hay una categoría así, con una legislación tan estricta. Por eso es un valor agregado que le hemos dado al vino. 

-Ustedes están muy identificados con la historia Luján de Cuyo y ayudaron a construir la identidad de los vinos de esa zona de Mendoza, pero también han puesto un pie en la exploración del Valle de Uco…

-Sí, nuestra cuna es Luján de Cuyo. Pero también entendemos que la innovación es buscar nuevos terroirs. Venimos trabajando muy bien en Valle de Uco y, de hecho, no descarto que el día de mañana nos abramos a nuevas zonas, pero siempre siendo consistentes y con una filosofía de trabajo que busque lograr vinos que reflejen las características del lugar. 

-¿Cómo es la estrategia que están llevando adelante en el Valle de Uco? 

-En los últimos años hemos invertido en nuevas tierras, como es el caso de Altamira, donde estamos hace unos años y ya estamos sacando vinos realmente excepcionales de una finca de 25 hectáreas. En Uco también tenemos otras 15 hectáreas en Gualtallary y unas 50 hectáreas en Tunuyán, en la Finca Los Miradores. El trabajo que estamos haciendo en esa región es muy importante, a punto tal que el año pasado elaboramos 25.000 quintales. Por eso tuvimos que conformar una nueva unidad productiva, con bodega y personal, para ser más eficientes y no tener que transportar la uva unos 150 kilómetros cada vendimia. Esto, lógicamente, se suma a todo el trabajo que desde hace muchísimo tiempo realizamos en Las Compuertas, Vistalba y Barrancas.  

-Recientemente lanzaron Luigi Bosca Rosé, un vino que hizo mucho ruido en la industria, ¿cómo fue su evolución desde la primera cosecha? 

-Ese vino realmente cambió por completo la manera de hacer rosados en la Argentina. Recordemos que hace unos años sólo los rosados oscuros eran sinónimo de calidad; los ejemplares pálidos eran considerados casi como un error. Sin embargo, que Luigi Bosca haya lanzado un vino con las características de un rosado bien hecho, con la frescura que tiene, con maceración tenue, cosechando uvas exclusivamente para hacer este ejemplar y no como un subproducto de los vinos tintos, tuvo mucho impacto. La aceptación fue excelente. Los consumidores apreciaron ese cambio. Fue un vino que superó todas las barreras y que hoy lo exportamos con mucho éxito, a pesar de que la Argentina no esté asociada con vinos rosados. Las cosechas anteriores las elaboramos con Pinot Gris y un toque de Syrah. Pero en esta vendimia, si bien mantuvimos el mismo estilo, hicimos un cambio importante: reemplazamos el Syrah por Pinot Noir del Valle de Uco. Y el equilibrio, la elegancia y la sofisticación que logramos hizo que se convierta en un vino incluso más atractivo. 

-También presentaron otra etiqueta novedosa en el portfolio de la bodega como es Del Alma, un vino complejo que muestra que la Argentina puede lograr blends blancos de clase mundial...

-Es un vino que ha recibido muchos elogios, tanto en el mercado interno como en el exterior. Es fresco, complejo, de buena intensidad, perdurable en boca. Por eso está llamando la atención de los sommerliers de restaurantes top a nivel global. Lo interesante es que este año lo mostré en la Feria ProWein, una exposición donde participan más de 6.800 bodegas de todo el mundo, donde los visitantes van con muy poco tiempo y ya saben lo que van a buscar. Remarco esto porque allí nosotros logramos cambiar un poco el eje: les mostramos una Argentina nueva, innovadora. De algún modo, con este tipo de vinos les estamos diciendo que podemos lograr enormes Malbec pero también, blancos excepcionales. 

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