Los Alemanes, que desde hace tiempo se ven atraí­dos por la sólida seguridad del oro, pronto podrán manifestar su apetito por el metal dorado con la misma facilidad que pueden comprar una tableta de chocolate, tras conocerse los planes anunciados este martes para instalar máquinas expendedoras de oro en aeropuertos y estaciones de tren de todo el paí­s.

El proyecto de la empresa TG-Gold-Super-Markt, con sede cerca de Stuttgart, pretende aprovechar el interés de los pequeños compradores por el oro después de que la crisis financiera haya debilitado la confianza en otras inversiones, según consigna The Financial Times.

"Los inversores alemanes siempre han preferido, por motivos históricos, mantener una gran parte de su riqueza personal en oro. Ya lo han perdido todo en dos ocasiones", explicó Thomas Geissler, el propietario de la compañí­a, que espera instalar máquinas de oro en 500 emplazamientos de paí­ses de habla alemana este año.

"El oro es un buen valor para tu bolsillo en épocas de incertidumbre".

Un prototipo de la máquina expendedora que se colocó en el aeropuerto de Fráncfort ayer se asemejaba a una versión remodelada de los dispensadores que se emplean habitualmente para la venta de tentempiés.

Por 30 euros, los clientes del aeropuerto podrán adquirir una lámina de oro de 1 gramo. Los lingotes de 10 gramos ascendí­an 245 euros, y también se podí­an adquirir monedas.

Cuando Financial Times adquirió el producto más barato, este se dispensaba en un estuche metálico alargado en el que se podí­a leer "Mi dorado tesoro", con un certificado de autenticidad firmado por Geissler, pero sin recibo y devolviendo un cambio equivocado. Geissler explicó que esperaba disponer de un prototipo más avanzado este mes.

El costo del oro que se venderá en las máquinas –cerca de un 30% superior al precio de mercado para el producto más barato– se actualizará cada pocos minutos.

Una cámara en la máquina seguirá las transacciones para los controles de blanqueo de dinero, reveló Geissler.El interés en el oro ha aumentado durante la crisis financiera, y Alemania fue el año pasado el principal inversor minorista en oro –monedas y lingotes– según GFMS, la consultora londinense de metales preciosos. Se calcula que la demanda de pequeños compradores alcanzó las 108 toneladas en 2008, frente a las 36 toneladas de 2007 y a las 28 toneladas de 2006.

Jens Willenbockel, un banquero de inversión que vio la máquina en el aeropuerto, comentó que creí­a que podí­a haber un mercado. "A consecuencia de la crisis hay mucha conciencia sobre el oro", señaló. "También es un gran regalo para los niños –para ellos, tener oro es como estar en un cuento de hadas–".