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Acosada por la inflación, la clase media revela cuánto necesita para vivir por mes

Un informe elaborado en exclusiva para iProfesional.com da cuenta del nivel de gastos para una familia tipo. ¿Cómo es hoy la pirámide social de ingresos?
23/12/2009 - 10:31hs
Acosada por la inflación, la clase media revela cuánto necesita para vivir por mes
 

Con hábitos de compra diferentes y una lista de prioridades que cambió drásticamente, la clase media debió adaptarse a un nuevo escenario de consumo, que se gestó en 2009 y que seguirá en 2010, con desafí­os distintos para aquellos que ya estaban acostumbrados a un determinado nivel de vida.

Logró mantener la adquisición de primeras marcas en la canasta de alimentos, redujo las compras mensuales y se adaptó a ir con más frecuencia al súper, para ir cubriendo las necesidades de la semana. Trató de sacar rédito de las promociones en supermercados, buscando el dí­a exacto en el cual le resultaba más conveniente comprar. Se acostumbró a tener en mente la "grilla" con los descuentos ofrecidos por cada punto de venta.

Las tarjetas de crédito pasaron a ser una especie de "commodity", que le sirvió para acceder a las rebajas, sin que ello -necesariamente- genere una mayor fidelización con la entidad bancaria, a largo plazo.

Con la indumentaria hizo lo mismo. Eligió el shopping, el dí­a y la marca con ofertas, logrando renovar su vestuario con precios hasta 35% más bajos que los que figuran de lista.

Y por último comenzó a pensar que, si le sobraban unos pesitos, no era mala idea la de adelantar algunos consumos postergados, embarcándose en la adquisición de algún bien durable o semidurable, ante una inflación de dos dí­gitos y frente a un dólar que esta vez no lo protege de la suba de precios.

Donde se empeñó en no ceder terreno fue en salud y educación, y aún con grandes aumentos de por medio, siguieron luchando por conservar la calidad de estas prestaciones.

"La gente dice en las encuestas que a sus hogares les va mejor que al paí­s. Parecerí­a que han encontrado la manera de sortear las dificultades, en algo ayudó el empujón que dieron al consumo las tarjetas con sus descuentos. Además reacomodaron sus hábitos: redujeron las frecuencias de salidas, que se alternaron por las reuniones en el hogar con amigos y achicó el tamaño de los productos adquiridos", explicó Guillermo D´Andrea, profesor especializado en consumo del IAE.

"Mantuvo el gasto en educación –sobretodo la de los chicos-, por ser uno de los valores identificatorios de esta clase. Y la salud puede que se haya resentido con algunos descensos de planes, pero no la ha suspendido", resaltó D´Andrea.

De esta manera, con un nuevo escenario de consumo y con un manual de compras "hecho a medida", el consumidor intentó adaptarse a este nuevo contexto, marcado por un poder adquisitivo alicaí­do, en comparación con el que supo tener otros años.

Sin embargo, la acuciante suba en los precios de bienes y servicios desdibujó y tiró por la borda parte de ese esfuerzo, marcado por un comportamiento más racional y por la disminución de las compras impulsivas.

Es así­ como el costo de la "canasta clase media", medido en pesos, no paró de incrementarse. Y no sólo que cierra un 2009 con un número cercano a las cinco cifras sino que promete abultarse aún más apenas se inicie el 2010.

Al respecto, iProfesional.com dio cuenta de la lista de incrementos que llegan con el nuevo año y el impacto que éstos tendrán en los bolsillos de este segmento (ver nota: Aumentos: el 2010 llega con una bolsa llena de sorpresas para la clase media)

"Este sector fue el que más sufrió los aumentos de precios con una inflación de 18%, por encima de la que afectó a otros sectores sociales", enfatizó Gabriel Caamaño, economista de Joaquí­n Ledesma y Asociados.El precio de ser clase media

Pertenecer tiene sus beneficios. Pero también sus costos. Y cada vez más elevados.

Al respecto, y según un estudio que realizó la consultora Ecolatina –en exclusiva para iProfesional.com- sobre los gastos representativos de este segmento, da cuenta de que, mensualmente, necesitan cerca de $9.500 para poder hacer frente a las demandas que plantea el grupo familiar.

"Este promedio corresponde a una familia tipo, con dos hijos en edad escolar y con el alquiler de una vivienda incluido", explicó Javier Paz, economista de la consultora.

Entre los gastos considerados se calculan alimentos, entretenimientos, educación, salud y mantenimiento de la vivienda, entre otros.

En cuanto a los aumentos, y lejos de lo que vení­a pasando en el primer semestre del año, en esta segunda etapa el impacto más grande se sintió en alimentos, con un incremento de precios del 8,1%, entre junio y noviembre.

En este sentido, Jorge Todesca, ex viceministro de Economí­a y director de Finsoport, explicó que esta dinámica en alimentos es aún más peligrosa que cuando se habla de otros rubros, porque golpea a todos los sectores.

"Creo que la diferencia actual es que cuando se mueven los servicios afectan a la clase media, pero ahora se ven acompañados de incrementos en comidas y bebidas, haciendo más complicada la situación", comentó el economista.

Una reciente investigación de la consultora especializada CCR dio cuenta de cómo se estratifican los distintos grupos sociales. Al respecto, el informe distingue dentro del segmento medio a:

  • Clase media tí­pica: comprende a aquellos con un ingreso medio de $10.000
  • Clase media baja: incluye a los que tienen un ingreso promedio de $5.000
  • Clase media recuperada: sus ingresos promedian los $3.000

Las 3 franjas, en conjunto, reúnen al 70% de la población.

Tomando como referencia la clase media tí­pica (con ingresos medios por $10.200), y según lo que surge del relevamiento de Ecolatina (gastos por $9.300), se desprende que prácticamente queda poco margen para el ahorro en este segmento.

Un escalón más arriba de este estrato social se encuentra la "clase top y media alta" (5% de la población) que, según el estudio, incluye a los que perciben un ingreso medio superior a los 30.000 pesos.

Al respecto cabe recordar el seguimiento que mes a mes realiza la Universidad del CEMA y que dio cuenta de que, en noviembre, el costo de una canasta de consumo representativa para el grupo familiar de un ejecutivo, residente en el área metropolitana del Gran Buenos Aires, llegó a 15.681 pesos.La clase media y el ladrillo

Después de los alimentos, los rubros con mayor impacto en la canasta de la clase media han sido servicios y vivienda.

Sobre este último punto cabe resaltar cómo ha ido en aumento la cantidad de salarios que se requieren para acceder a la compra de un departamento tipo.

En efecto, mientras que hace 10 años se necesitaba juntar el acumulado de 20 meses de sueldos, en la actualidad esa relación se triplicó, pasando a 61 meses, según un informe de LJ Ramos (ver nota, Viviendas: la clase media podrá comprar menos "ladrillos" en el 2010).

La clase media, la inflación y el empleo

La consultora SEL, que dirige Ernesto Kritz, realizó un detallado estudio que relaciona la confianza de la población en el Gobierno –que mide la Universidad Di Tella- con una serie de variables económicas, en un intento de determinar cuáles son los factores que influyen de manera más determinante.

Y su conclusión es que nada aparece tan ligado a dicha confianza como la situación del empleo.

El gráfico da evidencia de cómo los perí­odos de crecimiento en la creación de puestos de trabajo formales coincidieron con un alto grado de confianza. Y, viceversa, en los últimos años el deterioro del empleo, con problemas de informalidad y de destrucción de puestos de trabajo, estuvo acompañado por una apreciable baja en este indicador.

La inflación parece tener un comportamiento bastante aproximado, en un sentido inverso: a mayor carestí­a, menor confianza y viceversa. Fue así­ que la suba de precios, controlada hasta 2005, estuvo acompañada de una alta aprobación popular en la gestión oficial.

Cabe resaltar que, durante 2009, la suba de precios tuvo una sensible baja respecto al año anterior y, sin embargo, la confianza no dejó de caer. SEL explica que ello se debió a que, precisamente, durante ese perí­odo aumentó la desocupación.

Es decir, para que la confianza aumente, tanto la variable del empleo como la de la inflación deben mostrar un comportamiento positivo. Todo un desafí­o para el Gobierno de cara al 2010, cuando la inflación, según las proyecciones privadas, volverá a dispararse.Gastos vs salarios

"Este segmento de la sociedad se debe mirar con otra lupa, porque se ve afectado por diferentes rubros, donde los promedios de inflación varí­an y mucho", explicó Martí­n Apaz, gerente de Economí­a de Deloitte.

Aparecen servicios básicos, como la luz o el gas, hasta otros menos importantes pero que están muy vinculados con los hogares de clase media y alta, como Internet o telecomunicaciones que, al aumentar, impactan de lleno en sus bolsillos.

Para Apaz, la clase media llega a fin de año muy golpeada después de la crisis, aunque advierte que la situación es mejor en comparación con lo que se vislumbraba a fines de 2008 o principios de 2009.

Sin embargo, vale una salvedad: los salarios no fueron corregidos de manera equilibrada para los diferentes tipos de trabajadores. Los que están bajo el paraguas de los convenios colectivos lograron una recomposición mayor que aquellos que están fuera de convenio.

"Veo situaciones diferentes. En el sector formal de trabajadores sindicalizados, los aumentos permitieron acompañar el ritmo de la inflación. Pero para muchos integrantes de la clase media eso no ocurrió y los aumentos estuvieron por debajo de la lí­nea de precios", explicó Todesca.

Según los datos de Finsoport, en los últimos tres años el paí­s va a acumular una inflación del 50%. Fue de 21% en 2008; cerrará con 14% en 2009 y la proyectamos en 16% para 2010. Esos incrementos están lejos de acompañar al salario de la clase media", concluyó.

Es una realidad que necesita cada vez más dinero para solventar sus gastos diarios y las expectativas en cuanto a inflación no son alentadoras.

La mayorí­a de las consultoras privadas, tal como diera cuenta iProfesional.com, anticipan una suba de precios de entre el 18% y el 23% anual para 2010. Y serán muy pocos los agraciados que recibirán subas salariales de esa magnitud, en un contexto en el que la rentabilidad de las empresas quedó muy diezmada.

Esto afectará sobremanera su poder de compra y se hará más difí­cil la adquisición de muchos bienes y servicios que están muy emparentados con este segmento de la sociedad. Guillermina Fossati

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