Más de una década atras, Boris Becker (49 años), parecía tenerlo todo. Seis títulos del Grand Slam y una fortuna de casi u$s66 millones solo en premios, sin contar patrocinios y derechos de imagen. Varias casas de lujo, fiestas con modelos y, sobre todo, el cariño del pueblo alemán, que reconoció en el entonces joven tenista un ídolo entre los suyos después de décadas de desesperanza nacional. Pero un día, todo ese mundo, se derrumbó.

Según publicó ABC, todo se torció cuando entró en su vida Angela Ermakova, posiblemente la mujer que dio comienzo a una mala racha que desembocó en la quiebra del tenista. 

La modelo quedó embarazada y después le exigió 6 millones por la paternidad. Al enterarse su entonces mujer, Bárbara Feltus, le pidió el divorcio, lo que le costó al tenista u$s17 millones y la propiedad en Florida, u$s29 millones.

Disputa

El tenista contrajo segundas nupcias con la holandesa Lilly Kerssenberg, un matrimonio fallido que duró 9 años y un hijo en común, Amadeus, de ocho años.

La joven fue fotografiada el pasado 1 de agosto llorando desconsoladamente después de intentar llevarse sus cosas de la casa que compartía con su ya expareja.

La prensa británica cita a "personas cercanas a Lilly" para explicar lo que aconteció: "Amigos y familiares de Becker la encerraron en la cocina y luego bloquearon la camioneta donde pensaba cargar sus posesiones". La policía tuvo que acudir a la vivienda para mediar entre la pareja.

Al día siguiente su exmujer publicó un post en su perfil de Instagram que decía: "Has recibido a estos niños porque te necesitan. Los quieres incluso en sus peores días. Tienes la sonrisa que ellos buscan y la caricia que todo lo arregla", en referencia al hijo en común de la pareja y a Elias, fruto del anterior matrimonio con la diseñadora alemana. Según aseguran fuentes cercanas a la modelo, los dos niños se encontraban en la casa cuando ocurrió la disputa.

El tenista tiene cuatro hijos: Elias y Noah, fruto de su matrimonio con Feltus; Amadeus, fruto de su matrimonio con Kerssenberg; y Anna, de 18 años, fruto de su "affaire" y posterior extorsión con Ermakova.

La niña actualmente es modelo y el impresionante parecido con su padre elimina cualquier duda de que no es su hija. A pesar de todo, el tenista exigió una prueba de ADN para demostrar la paternidad.