Una llamarada brota de la boca de un artista circense. Copas de champagne llegan en una bandeja que, inmediatamente, queda vacía. La música suena a todo volumen, la gente baila sin parar. Son apenas las 4 de la tarde, pero ya comenzó la fiesta en uno de los destinos turísticos más buscados del planeta.

¿Es Ibiza? ¿Es Saint-Tropez? Las montañas, con sus picos nevados, descartan dos de las ciudades con mayor vida nocturna de Europa. También la gente que llega desde el teleférico con su ropa de esquí que, más tarde, se la quitará para moverse al ritmo de la música. Pero está muy cerca, en el Viejo Continente.

 

Se trata de Val D'Isère, una ciudad francesa conocida por su cercanía con las pistas de esquí más recomendadas por los amantes de este deporte. Pero que también alberga a la Folie Douce, un espacio creado en 1980 y que se convirtió en una leyenda.

Con el imponente paisaje de los Alpes de fondo, la Folie Douce ofrece espectáculos de primer nivel, como artistas circenses, shows en 360 grados, bailarines profesionales, recitales, DJ, proyecciones en pantalla grande, espectáculos de luces y una barra con los mejores tragos. Sólo hay espacio para una palabra: diversión.

Esquiar como un campeón

Cuando un viajero busca destinos de ensueño, suele pensar en playas con arenas blancas y mar turquesa. Pero los amantes de los deportes de nieve tienen su propio paraíso: Val D'Isère, un pueblo francés que posee una de las superficies esquiables más buscadas en Europa.

Junto su localidad vecina de Tignes, Val D'Isère conforma lo que se llama el Espacio Killy, bautizado así en honor al multicampeón de esquí francés Jean-Claude Killy, considerado por muchos como el mejor exponente de este deporte de la historia.

El paisaje reúne todo lo que un viajero de invierno busca. En primer lugar, su belleza natural se combina con una arquitectura que rememora los viejos cuentos de hadas.

Así, los picos nevados de los Alpes rodean el valle donde está la aldea, compuesta por cabañas de roca y madera, con techos a dos aguas que permitirán un viaje visual sin igual a los relatos de los hermanos Grimm.

Cuando el sol se oculta, las casas muestran otro nivel de colorido. Las luces pintan de amarillo las pequeñas calles y la nieve de adueña de las construcciones, haciendo lugar a la tranquilidad de una noche silenciosa y con reminiscencias navideñas.

 

A esto hay que sumarle que Val D'Isère posee una de las superficies esquiables más extensas del mundo: 350 kilómetros. Además, está a una altitud de 1.850 metros, lo que asegurará las condiciones de la nieve para un mayor disfrute de los deportes de invierno.

Las instalaciones son de clase mundial, por lo que Val D'Isère es una de las opciones predilectas por los amantes del esquí y se trata de un "must" para quienes deseen iniciarse en esta disciplina o mejorar sus habilidades.

En efecto, la ciudad fue la sede de los Juegos Olímpicos de 1992 y el Mundial de 2009, lo que muestra que se trata de una plaza de primer nivel que hasta permite esquiar en verano en los dos glaciares que la rodean: el de Pissaillas, en Val d’Isère; y el de La Grande Motte, en la vecina Tignes.

El encanto de Val D'Isère es ideal para disfrutarlo con amigos o en pareja. Y una de las mejores formas para hacerlo es Club Med, que posee allí un resort 4 tridentes con espacio "Exclusive Collection", con todo incluido: comidas, medios de elevación, pases a la montaña y clases de esquí para todas las edades. Este es un ítem no menor teniendo en cuenta de que pueden costar u$s600 diarios.

De esta forma, Club Med ofrece una excelente oportunidad para visitar el destino de esquí más "bonito del mundo", aprovechar al máximo los deportes invernales y acceder a la mejor calidad entre precio y prestaciones del mercado. Y con el toque de la cadena de turismo líder de crear felicidad en cada estadía.