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Agua: cotiza en bolsa pero hay un costado positivo

Los agricultores creen que se verían beneficiados por este cambio pero los especialistas los están alertando de que deberían leer mejor la letra chica
19/01/2021 - 09:47hs
Agua: cotiza en bolsa pero hay un costado positivo

El agua dulce es un recurso escaso que comprende solamente el tres por ciento del cómputo total de agua disponible en el planeta. 

Por eso cuando este preciado recurso pasó en diciembre último a cotizar en bolsa para su comercio a gran escala, los ecologistas no pudieron verlo como otra cosa más que un escenario aterrador. 

Tras un 2020 en el que se han recortado los suministros a poblaciones que además están cada vez más empobrecidas, el paso del agua a la cotización pública pareció ser la gota que derramó el vaso. 

La Resolución 64/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 2010 explícitamente especifica el derecho universal al agua y al saneamiento para la realización de todos los derechos humanos.

Así y todo, el agua parece destinada a convertirse en la última golosina favorita de los inversores de Wall Street. 

Es importante recalcar que históricamente muchas materias primas accedieron al mercado de "commodities". Junto al oro, la plata o el cobre, hoy se puede invertir en aceite, café, trigo, soja, azúcar e incluso tripas de cerdo. Es que este episodio tiene además un costado positivo. 

El lado positivo de la moneda

Especialistas temen que la cotización del agua en los mercados recorte el suministro para poblaciones vulnerables
Especialistas temen que la cotización del agua en los mercados recorte el suministro para poblaciones vulnerables

La salida del agua a la cotización pública puede tener consecuencias directas no solo en los precios sino también en la salud, la alimentación, la agricultura y la microeconomía. 

Aún así, ha generado una oposición que podría caracterizarse como "tibia". Es que el cambio tiene, como todo, un costado que aparece como positivo. 

"La cara positiva de esta noticia se focaliza en la agricultura. Imagina que un agricultor de California tiene la certeza que necesitará X litros de agua para sus cultivos. Lo importante aquí es que no los necesita hoy, la demanda está prevista dentro de un periodo de tiempo específico, justo antes de la cosecha", dijo a La Vanguardia Quim Abril, presidente y gestor de Draco Global, SICAV de la gestora Gesiuris Asset Management.

Los contratos futuros sirven para asegurar el suministro a un precio cerrado, de manera que los agricultores podrían planificar sus cultivos sin que una dura sequía u otro evento desafortunado modifique el costo. El suministro estará garantizado.

Abril estudió a fondo las posibilidades de inversión en una empresa norteamericana que detecta todo tipo de fugas de agua, teniendo en cuenta que la Agencia Internacional de la Energía (IEA) estima que "el 34% de toda el agua en el mundo es agua sin contabilizar y, por tanto, se está perdiendo".

"El problema es que cuando pones el agua a cotizar en el mercado de futuros, no sólo se interesarán por ella los que realmente la necesitan, como es el caso de los agricultores, también aparecerán nuevos invitados, los especuladores", asegura Abril.

El economista e investigador anticipa que la única forma de diferenciar a los compradores interesados en el uso real de esa agua y los especuladores bursátiles es detectando el porcentaje real de entrega y el porcentaje real de liquidación. Él estima que sólo un 2% del volumen acaba con entrega física (agricultores) y el 98% restante sería especulación.

Este tipo de movimientos especulativos genera aumentos de precios que se trasladan a la mesa de los consumidores y podrían llegar incluso a las botellas que se adquieren en los supermercados, como ocurre en la Argentina con otros commodities que se comercializan al exterior, como el maíz, y del cual se debe garantizar el suministro interno

"Una subida significativa del agua sería mucho más alarmante. Si lo pones todo en una balanza, la entrada del agua en el mercado de valores es, sin duda, una mala noticia. Sin la mano de la especulación sería una buena noticia, pero no es el caso", pronostica Quim Abril.

Frenar la especulación

Incluso muchos agricultores pequeños podrían verse perjudicados en lugar de beneficiados por este cambio
Incluso muchos agricultores pequeños podrían verse perjudicados en lugar de beneficiados por este cambio

Los que ya visualizan el agua como la nueva gallina de los huevos de oro, deben tener muy claros los límites de la negociación, porque si no liquidan la compra venta en metálico, pueden terminar con litros y litros de agua siendo entregados en las puertas de sus casas, como ocurrió en algún momento con el petróleo. 

Los especialisas sugieren que esta medida llevará a un uso más eficiente y consciente del agua dispnible, pero no todos coinciden. El doctor Daniel Boix Masafret, profesor del grupo de investigación de Ecología Acuática Continental de la Universidad de Girona, dijo a La Vanguardia: "Cuando el agua se gestionaba únicamente como recurso (abastecimiento a la población o usos para ganadería e industria) o como problemática (sequía y/o inundaciones), la gestión de los ecosistemas acuáticos continentales se dejaba en un segundo plano."

"Si el agua pasa a ser gestionada dentro de una lógica de mercado, la búsqueda del beneficio económico a corto plazo será lo que se priorizará, sacrificando los ecosistemas, la salud de las personas e incluso la economía a largo plazo, porque se dañarán los ecosistemas y, en consecuencia, los servicios que prestan a las personas", continuó.

Boix considera que la peor noticia de la entrada del agua en bolsa es que "las leyes que gobiernan el mercado de valores son muy perniciosas, especialmente si hablan de "productos" que son mucho más que un producto de consumo. Y el agua es un ejemplo perfecto. El mercado se gobierna en buena parte considerando unos aspectos (beneficios económicos) e ignorando a otros que son vitales para las personas (derechos humanos) y los ecosistemas donde vivimos (que nos garantizan una serie de servicios entre los que garantizar la existencia de agua de calidad para vivir)."

Además, considera que los supuestos beneficiarios de este gran cambio, los agricultores, deberían leer mejor la letra pequeña: "A la larga, incluso, el propio sector agrario se podría ver perjudicado, ya que si aparece una actividad económica mejor posicionada podría quedarse una cuota de mercado que dificultará la rentabilidad del mundo agrícola." 

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