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Un reconocimiento a las empresas que son utilizadas por el reclamo de libertad ante las autocracias

La difusión del reclamo del pueblo cubano muestra que la comunión entre contenido e infraestructura tecnológica es una base de la lucha por la libertad
20/07/2021 - 17:53hs
Un reconocimiento a las empresas que son utilizadas por el reclamo de libertad ante las autocracias

Los avances tecnológicos que se dan desde fines de la década de los 80 del siglo pasado, y a paso más acelerado desde mediados de la década del 90, han pasado por distintas etapas sobre su reconocimiento, rechazo, crítica, calificación de libertad o dominación, según el devenir de la opinión pública.

Desde el inicio de la "red de redes", Internet se caracterizó en cuanto la vertiginosidad de los eventos, que se fueron dando desde sus inicios en el uso civil, a la realidad que hoy tiene en la vida cotidiana de cualquier habitante del planeta.

Sólo para no ir muy lejos, podemos citar la incidencia de la cultura joven, las cadenas de noticias de 24 horas de emisión y los incipientes días de la telefonía celular, cómo hechos relevantes en el flujo de información, para dar para acreditar los desastres del socialismo real, que terminaron con la caída del muro de Berlín.

Más cerca en nuestros tiempos y como mayor velocidad y mejores herramientas de intercomunicación y coparticipación de contenidos, también se puede recordar los eventos que dieron el origen a la primavera Árabe, que puso en jaque las autocracias de medio oriente.

Pero hoy con mayores herramientas de coparticipación de contenidos entre habitantes del planeta, y mejores redes de infraestructura de alcance global, encontramos antes nuestros ojos el reclamo de libertad del pueblo cubano, dónde se exhibe el reflejo, sobre la comunión entre contenido e infraestructura, para acreditar la base de los mejores valores por la lucha por la libertad.

Esas herramientas como Google, WhatsApp, Facebook, Twitter, etc. – todas surgidas desde la iniciativa privada -, corren en las plataformas de vínculo físico, radioeléctrico o satelital, y las dictaduras de todo pelaje y orientación, tratan de evitarlas, limitarlas o lisa y llanamente prohibirlas.

Unos con sutilezas, generando sustitutos como Wichat, Baidu, etc., controlando lisa y llanamente su tráfico y contenidos - a través del aparato estatal de seguridad -, otros promoviendo redes de Internet exclusivas de su país como el proyecto de la Federación Rusa, o más "decimonónicamente, cual inquisición" con el corte total del servicio de Internet, que brinda la empresa monopólica y estatal, como en el caso de Cuba.

Pero lo cierto es, que tanto desde los contenidos que viajan en la red a través de las aplicaciones de Google, Telegram, Zoom, WhatsApp, Facebook, Tiktok, YouTube, Twitter, etc. – todas empresas del sector privado y solo por citar las más importantes en el mundo -; como así también, los contenidos de los portales de noticias nacionales o internacionales, como CNN, UNIVISION, etc. o de fuerte presencia regional o local como Infobae, La Nación, - también todas del sector privado -, acreditan que el conocimiento y la comunicación con base digital, no hay dictadura que pueda para, salvo en los casos que se detallaron más arriba, por lo que su exposición internacional es mayúscula.

A fuerza de ser sinceros, vaya una aclaración, las herramientas de las aplicaciones globales que se mencionaron más arriba, resultan de la interrelación directa entre las personas que usan esas redes y sus aplicaciones.

Mientras que, en relación a los portales de noticias, han transformado su alcance nacional, para ser globales en segundos, y sus decisiones editoriales, sólo marcarán el rumbo de sus audiencias, pero en ningún momento eso los constituirá en un pensamiento único, ya que están garantizada la pluralidad en orden al principio de la neutralidad de la red.

Bajo esas mínimas reglas apuntadas, cómo las que van en forma directa y cruda en el intercambio de la información entre particulares o por la elección del consumidor de la línea editorial pudiendo optar entre Infobae, La Nación, Clarín, Ámbito Financiero, Pagina/12, El Destape, etc. – en el caso local -, las naciones civilizadas, podrán decirse que garantizan la libertad de expresión, si se mantienen incólumes dichas reglas.

Al análisis desarrollado hasta acá, se le debe agregar la esencial presencia de quienes invierten y arriesgan su capital privado, en la constitución y mantenimiento de la infraestructura donde viaja dicha información, como las empresas que permiten dichos accesos, tales como: Vodafone, Telefónica, AT&T, Amex – a escala global -, o en la Argentina, como Telecom, Movistar, Claro, Telecentro, Orbith, Servicios Satelital, Supercanal, Directv, por solo citar algunas.

Ahora bien, a las aplicaciones y herramientas, desde hace más de una década, se les imputa la condición de monopólicas, adictivas, máquinas de sustracción de datos, violatorias de la privacidad individual, y fundamentalmente evasoras tributarias, ello tanto en la Unión Europea, en la nomenclatura y burocracia de Washington, como en nuestro país por la plana mayor de las viudas de la Ley de Medios.

Y dentro de los inversores privados de infraestructura en nuestro país, la actual Administración les cambia reglas normativas, sacándolos del sistema de libre competencia entre las empresas, pasando a un régimen de servicio público y transformando la base de competitividad del precio a una tarifa, la que el Estado determina, el cuanto y cuando se les otorga como concesión del príncipe.

También los hay en el plano local, los que siendo "carrier y generadores de contenidos", privilegian señales de noticias propias y de cercanía al circunstancial gobierno de turno, por las que tienen mayor inversión y anclaje en los consumidores de información, en abierta contradicción a órdenes judiciales que le imponen lo contrario.

Pero yendo a la base de nuestra intervención según nos impone nuestro título, creo que, vale un reconocimiento expreso a la red de redes de Internet, a la inversión – fundamentalmente privada - que el mundo realizó en su despliegue, y sobre todo a las herramientas y generadores de contenidos, que a través de sus aplicaciones o portales de acceso de información – emprendedores privados ellos -, en su valorizable actividad en pos de la libertad y a través de ello dejan expuestos a los gobiernos autocráticos y totalitarios de nuestra aldea global.