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¿Las maratones de series pueden ser perjudiciales para la salud? Estos son sus efectos negativos

La satisfacción de ver tu serie favorita de un tirón produce una sensación placentera en tu cerebro, pero no está exenta de riesgos
01/08/2021 - 09:52hs
¿Las maratones de series pueden ser perjudiciales para la salud? Estos son sus efectos negativos

Las plataformas de streaming cambiaron radicalmente la manera de ver (y disfrutar) de series de televisión. Hasta no hace mucho tiempo, las series se sufrían semana a semana y nos acompañaban a lo largo de varios meses, pero el estreno de las temporadas completas de golpe ha propiciado un cambio de paradigma en el consumo. 

Tener al alcance todos los episodios aceleró los tiempos de verlas y lo que nació pensado para ser consumido ahora apenas ocupa unos días. Maratonear una serie (o de hacer binge watching, en inglés) ya es un hábito plenamente consolidado entre la población, tal y como se desprende del último barómetro de GECA. 

El 67,60% de los encuestados dicen que prefiere empezar a ver la serie una vez están disponibles todos los capítulos. 

Ahora bien, la satisfacción de ver tu serie favorita de una sentada, aunque placentera, no está exenta de riesgos

Pegarse maratones de series puede perjudicar seriamente tu salud
Pegarse maratones de series puede perjudicar seriamente tu salud

¿Por qué nos gusta maratonear series? 

Varios factores explican esta tendencia al visionado compulsivo. Uno de ellos es la comodidad. El binge es más cómodo para el usuario porque permite eludir la rigidez de la parrilla, adaptándose mejor a su estilo de vida y ofreciendo control sobre los horarios y sobre el número de horas que se le quiere dedicar a esa actividad. El maratón también es una práctica que permite mitigar el aburrimiento o la ansiedad.

La inmersión en la historia que propician sesiones de visionado tan intensas es una forma de escapar temporalmente de las obligaciones del mundo que nos rodea, poniendo la rutina en pausa mientras se disfruta de una actividad que no requiere esfuerzo, ya que la mente entra en una suerte de piloto automático. 

El FOMO (acrónimo de la expresión en inglés fear of missing out) es otro de los motivos que impulsan los maratones. El miedo a quedarse fuera de las conversaciones de las series que están de moda genera una sensación de urgencia por ver el contenido lo antes posible. 

Las maratones, en última instancia, alimentan una sensación de camaradería con el resto de personas que están viendo el mismo programa. La comunidad que se genera gracias al intercambio de impresiones y a las conversaciones que impulsan programas muy populares refuerzan la sensación de no estar solo y de estar viviendo el momento presente. 

Existe, por último, una cuestión biológica que predispone a hacer maratones de contenidos: generan una sensación muy placentera. La responsable es la dopamina, un potente neurotransmisor que usan las neuronas para comunicarse entre ellas, al que se asocian sensaciones agradables. Varios estudios constatan que, cuando vemos series de manera compulsiva, nuestro cerebro genera grandes cantidades de dopamina e induce una suerte de colocón similar al que provocan las drogas. Por este motivo cada vez terminas un episodio y tu plataforma te pregunta si quieres ver el siguiente la tendencia natural es a hacer clic en "reproducir". La dopamina le está diciendo a tu cerebro: "¡Esto está buenísimo!! ¡¡Seguí haciéndolo!!". 

En casos extremos podría hablarse de adicción. Investigaciones académicas recientes han descubierto que el número de horas que dedicamos a maratonear aumenta a medida que pasa el tiempo porque cerebro desarrolla tolerancia a las descargas de dopamina. Y, para obtener el mismo resultado que antes, necesita más horas de binge. 

Los efectos secundarios 

Pegarse un atracón de series, aunque satisfactorio a ciertos niveles, puede afectar de forma negativa a nuestra salud general. Estas son algunos de ellos: 

Dormimos peor

Según un estudio publicado por el Journal of Clinical Sleep Medicine, la mala calidad del sueño, el cansancio crónico o el insomnio son algunas de las patologías más comunes entre la gente que se pega maratones de series.  

Además del tiempo que, de forma voluntaria, le robamos al sueño para ver un episodio más, están los efectos derivados del uso de pantallas electrónicas. Emiten luz de amplio espectro, incluyendo luz azul, y pueden retrasar la liberación de melatonina, lo que mantiene el estado de vigilia. La luz azul también puede llegar a reprogramar y retrasar tus ritmos circadianos de sueño, el proceso natural relacionado con la luz que le dice a tu cuerpo que hay que dormir por la noche y estar despierto durante el día. 

Fomenta el empeoramiento de nuestra condición física

Existen múltiples estudios e investigaciones que han permitido establecer una relación directa entre el consumo compulsivo de series y estilos de vida poco saludables, como el sedentarismo y la mala alimentación. La combinación de ambos factores durante períodos de tiempo prolongados puede aumentar el riesgo de padecer algunas de las patologías vinculadas al síndrome metabólico, como enfermedades coronarias, diabetes o demencia, entre otros.

la satisfacción de ver tu serie favorita de una sentada, aunque placentera, no está exenta de riesgos
La satisfacción de ver tu serie favorita de una sentada, aunque placentera, no está exenta de riesgos

Nos aísla

Son muchas las personas que buscan en el binge esa evasión de la rutina diaria. Llevado al extremo, la desconexión y la pérdida de la noción del tiempo puede tener un impacto sobre nuestras relaciones interpersonales e, incluso, alterar la percepción de uno mismo. Al tratarse de una actividad que se suele realizar en solitario, puede conducir estados de disociación que nos llevan a percibir la vida de la pantalla más atractiva que la nuestra propia. Además, varios estudios aseguran que maratonear puede elevar la probabilidad de padecer depresión, y otros trastornos de la conducta.

Puede alterar nuestra manera de pensar

Las series juegan a conectarnos con los personajes que vemos en pantalla pero, llevado al extremo, puede alterar nuestra opinión sobre las cosas.  La empatía, esa capacidad de identificar emociones ajenas, puede desencadenar estados más profundos, como la denominada empatía cognitiva.  Este término alude al fenómeno por el que el espectador adopta la perspectiva psicológica de la persona que ve en pantalla, alterando su propia visión de las cosas.