Alberto Fernández oficializó cuáles serán las primeras medidas económicas de su mandato: habló de un "aumento de emergencia" que incluirá a jubilados, los asalariados más postergados y a empleados públicos. No dio ningún detalle de la iniciativa porque -alegó- "vamos a ver cómo hacemos porque la situación financiera que nos dejan es penosa".

La segunda medida estaba preanunciada: un proyecto de ley para crear el "Consejo Económico y Social". La novedad es que prevé que se convierta en una institución autárquica que trascienda el próximo Gobierno y que su titular sea con acuerdo del Senado, tal como sucede con el directorio del Banco Central.

Al pasar en su discurso, y sin entrar en detalles, Alberto F. mencionó que el Consejo servirá para "encarar" el tema de eventuales acuerdos de precios y salarios. Pero a continuación mencionó que "no necesitamos congelar precios", con lo cual se echaría por tierra con una de las especulaciones que se hicieron en las últimas semanas sobre un posible congelamiento de precios y salarios por 180 días.

A continuación, el presidente electo dio la tercera definición económica de la tarde, al decir que "podría revisar" la ola de aumentos de precios que se dieron en los rubros de alimentos y medicamentos.

"Hubo sectores que han desatado aumentos en los precios indiscriminadamente. Tenemos todo estudiado", alertó Fernández.

El hecho de que el presidente electo haya apurado los primeros anuncios económicos da una idea de lo que viene: al estilo Néstor Kirchner, también Fernández cree que la economía se maneja desde la política.

Que el jefe de Estado es el principal responsable de la conducción económica, muy distinto a lo que ocurría en la Argentina en los años ‘90 -por ejemplo-, donde Domingo Cavallo se movía independiente de Carlos Menem.

Acá pasa lo contrario: la nominación de Martín Guzmán, un economista prácticamente desconocido en la Argentina da idea que será el propio Fernández quien comande la economía. ¿Alguien se imagina a Guzmán contradiciendo a su mentor?

Guzmán, un especialista en reestructuraciones de deuda, es también un desconocido para el mercado financiero. Su principal desafío es encarar ese necesario reperfilamiento de manera exitosa. Y rápido, como él mismo se encargó de especificar antes de ser nominado como nuevo ministro de Economía.