La situación que atraviesa la industria automotriz no es de las mejores, y los últimos dos meses del año se encaminan a marcar los peores números de la década.

En los primeros 15 días de noviembre, el derrumbe de las operaciones llega al 40% comparado con el mismo mes del año anterior.  La baja también se registra frente a octubre pasado, ya que las ventas estarían un 6% abajo de la primera quincena de ese período.

Sumado a eso, no hay buenas perspectivas. Se espera que los autos sigan aumentando de precio, tanto por la escapada del dólar, que no se descarta una vez que asuma el nuevo Gobierno, como por el impuesto interno, que en diciembre incrementa la base mínima imponible y aquellos modelos que estaban frenados aprovecharán para subir un poco más.

De acuerdo a las consultas realizadas en diferentes concesioarios, hay días completos que ni siquiera se recibe una consulta de un cliente. Las operaciones están frizadas. En más, ni los descuentos que cada punto de venta ofrece son tentadores.

En cuanto al futuro, es muy difícil hacer pronóstico. Por ahora, la visión más optimista es que el mercado haya tocado su piso este año y luego empiece a repuntar.

La base para 2019 es de 450.000 unidades patentadas, después de un 2018 que superó las 800.000. En 2020, ninguna marca se arriesga a pensar que podrían superar ese número.