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Llegó el viento de frente: Trump, China y Brasil "boicotean" plan de Macri para generar dólares

Con un dólar a $46, el salto de las exportaciones parecía ser un hecho. Pero el mundo ahora "conspira" contra los objetivos del Gobierno
30/05/2019 - 05:48hs
Llegó el viento de frente: Trump, China y Brasil "boicotean" plan de Macri para generar dólares

Descartada la posibilidad de que las inversiones externas sean el motor de la economía, al menos en el corto plazo, el Gobierno ha venido enfocando su agenda internacional en la potenciación de exportaciones, más tras el empujón que dejó el salto del dólar.

Para ello, Macri acaba de activar el "Plan de Desarrollo Exportador", que tiene dos grandes objetivos: triplicar las ventas al mundo y, en paralelo, multiplicar por cuatro la cantidad de empresas con negocios en el exterior. Todo esto de cara al año 2030. Pero claro: la necesidad de divisas no resiste semejante lapso. 

Durante la presentación de dicho plan, Macri atacó de manera directa a Cristina Kirchner, señalándola como la gran responsable de haber "perdido mercados, inversiones y capacidad", lo que "contribuyó a la inestabilidad económica".

Desde que asumió, la agenda internacional de Macri giró casi por completo en torno al objetivo de comunicar los beneficios de "nueva Argentina". Primero lo hizo para captar inversiones internacionales. Sin embargo, con pocos resultados a la vista, se puso el foco en sacar provecho de lo que el macrismo denomina como una "inserción inteligente" en el mundo. En otras palabras: generar dólares exportando más.

El corolario de esta estrategia se dio en el marco de la Cumbre del G20 en Buenos Aires, donde un Macri con lágrimas en los ojos hablaba del éxito del "operativo seducción" hacia los principales mandatarios del planeta.

Y las expectativas para el cierre de esta gestión –que en las urnas se dirimirá si continúa o no en el poder- eran altas: con el tipo de cambio como principal aliado y el sostén de la súper cosecha, se pusieron muchas fichas en los dólares que puedan aportar las ventas al exterior, en un contexto en el que no ayuda el consumo doméstico.

Sin embargo, el Gobierno se topó con un contexto internacional cada vez es más adverso y el "Made in Argentina" está teniendo problemas para capitalizar el salto de la competitividad cambiaria. 

"Todo aquello que antes era viento de cola hoy es viento de frente, no hay dudas. Y el problema es que la Argentina no se preparó para eso. Tuvimos algunos años de bonanza pero todo cambió en el plano internacional, a punto tal que ahora nos volvimos más dependiente de los dólares del FMI y de la soja", plantea el experto en comercio internacional Marcelo Elizondo.

La lista de problemas que hoy están convirtiéndose en un lastre para la economía local es amplia. Según el analista, "los frentes con dificultades son numerosos: Brasil no levanta, el dólar se fortalece en el mundo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China le está pegando y mucho a la soja, la peste porcina también afecta el precio de los granos y la economía del gigante asiático se está desacelerando".

"Es un cóctel sumamente complejo", completa el experto. 

Jerónimo Morales Rins, profesor de la Escuela de Política Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, coincide al señalar que "el frente externo se convirtió en una fuente continua de malas noticias para la Argentina".

"El aumento de la incertidumbre global, la guerra de aranceles comerciales, la revaluación del dólar y todas sus consecuencias están conspirando contra una recuperación económica de nuestra economía, al retroalimentarse con los factores locales y la elevada incertidumbre", detalla.

Brasil, una sombra

La tracción por parte del país vecino era una de las grandes apuestas que tenía el macrismo, a falta de un mercado interno fuerte que apuntale a la industria nacional.

Sin embargo, pese a contar con un dólar a $46, en el primer cuatrimestre la performance de las manufacturas industriales fue muy pobre: se realizaron exportaciones a ese mercado por u$s2.100 millones, lo que implicó una caída de casi 8% respecto del mismo lapso del año pasado.

Parte de esto responde a la desaceleración de la demanda brasileña, especialmente en el rubro automotriz: hacia ese destino las terminales enviaron casi 46.200 unidades, unas 7.800 menos que entre enero y abril de 2018.

Así, ante la feroz caída que se dio en el mercado interno, las exportaciones no están pudiendo servir de sostén y la producción de autos acumula un derrumbe del 32%, agravando la crisis sectorial.

Pero las bajas son generalizadas: manufacturas de metal (-22%), productos plásticos (-18%), químicos (-11,5%) y máquinas y aparatos (-2%), son otros rubros que se están viendo afectados además del automotriz. 

"En el plano económico, la recuperación de Brasil se vio dilatada por un deterioro en la confianza de los inversores", advierte un informe de Delphos Investments, que agrega que hubo una importante salida de capitales de ese país "luego de las demoras observadas en la sanción de la reforma previsional y del cambio de contexto global".

Desde Bank of America Merrill Lynch vienen de rebajar sus estimaciones para el PBI brasileño, de la mano de la mencionada demora en la reforma previsional que pide el mercado pero también por los problemas en el frente fiscal y el nivel de desempleo, que se mantiene elevado.

Cabe destacar que, entre enero y abril, el déficit de cuenta corriente superó los u$s8.200 millones, una cifra que no conforma al mercado, que apuntaba a una reducción más acelerada. 

Además, el relevamiento de expectativas que todas las semanas publica el Banco Central de ese país también refleja el mayor pesimismo: el último informe incluyó el decimotercer ajuste consecutivo, con una estimación de crecimiento del PBI de apenas 1,23%. Hasta el propio ministro de Economía, Paulo Guedes, reconoció días atrás que la expansión iba a ser mucho menor a la prevista: en enero, la adminitración Bolsonaro preveía un avance del 2,5% y ahora la proyección oficial habla de una expansión mucho más tibia, del 1,5%.

Esto no pasa desapercibido para el macrismo, que apostaba por la fórmula "1/0,25", según la cual, por cada punto que se expande el PBI brasileño esto genera en la economía doméstica un efecto arrastre de un cuarto de punto.

A comienzos de año, bajo esta lógica, en el Gobierno consideraban que estaba asegurada una expansión de 0,75 del PBI argentino sólo por "engancharse" a la locomotora brasileña.

Sin embargo, conforme se han recortado las proyecciones en el país vecino, más se ve afectado el crecimiento doméstico y el caso de las automotrices es un ejemplo concreto de este impacto negativo.

Así las cosas, el tan esperado "efecto Bolsonaro" en el plano económico, no se está viendo reflejado en el plano local.

Morales Rins señala que "Brasil es el socio estratégico de la Argentina y sus problemas nos afectan ampliamente. Por eso, la llegada de Bolsonaro había generado una gran expectativa en los mercados en el sentido de un despegue de la economía brasileña".

Sin embargo, el experto advierte que "las grandes dificultades de gestión política del nuevo gobierno están limando las expectativas positivas de crecimiento de Brasil", generando que en la Argentina "se moderen las expectativas de una recuperación de la industria".

Por su parte, Gustavo Segré, socio de la consultora Center Group, sostiene que "el problema está en los que especulaban con que Brasil nos salvaba". 

Según el experto, la foto actual es en realidad consecuencia de una situación estructural más profunda: "Argentina haya perdido muchísima participación en ese mercado: en el año 2000, de cada 100 dólares que importaba de todo el mundo, el país vecino nos compraba u$s12,35. Hoy ni siquiera llega a los u$s6". 

Trump, China y luces de alerta por la soja

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, el incremento en los aranceles en el comercio bilateral de Estados Unidos y China generó un alarmante desplome del precio de la soja, que alcanzó niveles mínimos comparables a los de 2008, en plena crisis mundial.

 

Esto, en un contexto en el que la economía china se viene desacelerando, a lo que se suma, más preocupante aún, una crisis sanitaria en su industria porcina que hace prever una abrupta caída de sus necesidades de granos.

Según el economista Gustavo Garzón, del IERAL, el brote de Peste Porcina Africana (PPA) generó que estén cayendo con fuerza las compras de harina de soja para alimentación animal: las importaciones del complejo oleaginoso por parte de China se desplomaron un 26% entre noviembre y marzo respecto del mismo período anterior, lo que equivale a unas 10 millones de toneladas menos.

"Pese a la recuperación de la producción en la Argentina, la caída en los precios quitó u$s1.400 millones a la proyección del valor de las exportaciones del complejo sojero", advierten los analistas Federico Di Yenno y Emilce Terré, de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires trazan una lectura similar: calculan que el valor de la cosecha se redujo casi u$s1.350 millones frente a las estimaciones previas. Sin embargo, el impacto a lo largo de la cadena agrícola sería mucho mayor, del orden de los u$s2.300 millones.

¿Cómo es que esta crisis comercial afecta la cotización del grano? Según un análisis de la BCR, que Estados Unidos no le pueda vender soja a China "significa que ha perdido el mercado donde colocaba más del 60% de sus exportaciones de este grano".

Así, en el lapso de un año, se produjo en el mercado estadounidense "un aumento del stock, que pasó de 12 a 27 millones de toneladas, más del doble, explicando la tendencia decreciente de los precios en Chicago".

Así, tras rondar los u$s425 la tonelada a mitad del año pasado, el valor se derrumbó hasta tocar los u$s300. 

En las tres últimas jornadas hubo un rebote, que enciende una luz de esperanza para el Gobierno: las inundaciones en Estados Unidos están afectando la cosecha y esto permitió una recuperación del precio. Sin embargo, el agravamiento de la guerra comercial con China es un argumento de mucho peso. 

 

Lo que también preocupa es que el secretario de Agricultura de Estados Unidos anunció una ayuda de u$s16.000 millones para asistir a los agricultores afectados por el cierre del mercado chino, un subsidio que -según expertos- deprimirá la cotización.

"Con Estados Unidos dispuesto a ofrecer soja muy barata, hay mayor competencia en los mercados de exportación de la harina y el aceite de soja, perjudicando a la industria procesadora local, dado que se erosionan los márgenes de la actividad", alertan desde la Bolsa de Comercio de Rosario. 

En este marco, las exportaciones totales de la Argentina vienen mostrando un pobre comportamiento, en gran medida, como consecuencia de la mala dinámica de los precios. Los últimos datos publicados por el INDEC muestran que en el primer cuatrimestre las ventas al mundo no solo no crecieron sino que retrocedieron 1,2%. 

Así y todo, las principales consultoras proyectan que el año cerrará con superávit comercial. Pero claro: con un derrumbe del orden del 30% por la devaluación y la crisis, prácticamente todo el "mérito" se lo llevará la mala performance de las importaciones y no habrá lugar para festejar ningún boom exportador. 

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