Proyectos de inversión chinos aún brillan por su ausencia
Han pasado prácticamente tres años de la visita del presidente de la República Popular China Hu Jintao, que diera lugar a la firma de un Memorando de Entendimiento. En él, se establecía la profundización de las relaciones entre ambos países, la creación de comisiones de seguimiento en lo referente a comercio e inversiones, la voluntad china de participar en proyectos de infraestructura argentinos y de facilitar nuestras exportaciones así a como su diversificación y por parte de nuestro país la aceptación del status de economía de mercado de China, anticipándose así al final del período de transición –acordado en el ingreso de ese país a la OMC- que termina en el año 2013.Nuestro país se ha beneficiado, como ha sucedido con otros países productores, del fenomenal crecimiento chino que ha provocado subas de precios en la casi totalidad de los commodities agrícolas, minerales y del petróleo y sus derivados. Al mismo tiempo que por su enorme escala y menores costos, no sólo de su mano de obra sino también en capital e infraestructura, ha conseguido absorber esos aumentos sin modificar sustancialmente los precios de los productos por ellos fabricados y exportados, transformándose de esa manera en el país que mas contribuyó en la última década, a mantener la inflación mundial en niveles reducidos y al mismo tiempo en el mayor motor del crecimiento mundial.En este período que va desde finales del 2004 hasta la actualidad, China siguió siendo el país que mas IED recibiera dentro del conjunto de los países emergentes (PED) pero, al mismo tiempo comenzaron sus empresas un fuerte proceso de internacionalización, alentado por el gobierno chino, destacándose sus inversiones en la ampliación de fuentes de recursos naturales, pero también en la adquisición de activos de empresas con marcas globales y en la absorción de tecnologías y management oriundos de los países desarrollados.En la región sudamericana, los avances chinos en la materia han ido siguiendo las características propias de su forma de proceder, aparentemente lentos y cuidadosos pero siempre dentro de sus objetivos de expansión y consolidación de los denominados ejes estratégicos:
- En el caso brasileño ha habido avances concretos para la fabricación en territorio chino con tecnología Embraer de aviones comerciales de porte medio, más una compra importante de aviones, también para la construcción de una acería en el país vecino -un joint venture entre Baosteel y CVRD– y siguen los estudios conjuntos para el proyecto del ferrocarril Norte-Sur con aporte de capital y de financiamiento chino.
- Con Chile hay estudios para una inversión muy importante en la explotación del cobre incluida la infraestructura necesaria, pero en este caso la relación ya transita por otros niveles, firmado el ALC entre ambos países en el año 2006 y finiquitado en estos días la ronda de negociación sobre libre comercio en servicios.
- Con nuestro país, los avances pueden medirse por el crecimiento del comercio bilateral, que por otra parte ha sido una constante con todos los países de la región, pero sin que se haya avanzado en proyectos significativos en materia de inversiones, a pesar de las expectativas creadas por la firma del acuerdo mencionado previamente.
Medidas defensivasSí han aumentado las preocupaciones por el crecimiento de las importaciones chinas, ya que las mismas afectan sectores y empresas industriales y sus posibilidades de desarrollo, habiéndose aplicado vía aduanera y administrativa una serie de controles y solicitudes de requisitos adicionales, que no sólo abarcan las importaciones de ese origen, sino también de otros países que integran el denominado Grupo 4 (Corea, Taiwán, Hong Kong, Singapur; India, Malasia entre otros). Mas allá de lo discutible que puede resultar la puesta en vigencia de medidas, a un grupo de naciones donde conviven países ya desarrollados con salarios y costos elevados, con otros en pleno proceso de industrialización tardía, la sola práctica de medidas defensivas ante la que ya es actualmente la segunda potencia mundial, sin tomar en cuenta que por su propia cultura la negociación y el consenso son sus prácticas habituales, no auguran un buen final.Urge actuar como lo han hecho las autoridades brasileñas en su momento –por caso en textil e indumentaria y luego en juguetes– abriendo canales de negociación, dinamizando las comisiones de comercio e inversiones creadas hace tres años y en lo interno plantearse seriamente programas de reconversión que permitan alcanzar nichos de valor y de internacionalización de las firmas, para poder competir regional y globalmente.Enfrentar el fenómeno chino y de otros países emergentes de esa región, al que debemos como otros países gran parte de la bonanza actual, con barreras unilaterales es como mínimo ineficaz y contraproducente a corto y mediano plazo.Metafóricamente de las "tres cabezas del dragón" chino, dos nos favorecen netamente: la demanda de commodities y la expansión exponencial de nuevos consumidores de clase media; la tercera cabeza que es la capacidad de fabricar de todo nos complica, pero enfrentarlo imaginativamente es el desafío del fenómeno que llegó para quedarse.