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Esteban Domecq: "Nos esperan meses difíciles, la corrida cambiaria será permanente"

El economista y presidente de la consultora Invecq dialogó con iProfesional sobre la coyuntura económica del país y su relación directa con la política
10/06/2019 - 06:00hs
Esteban Domecq: "Nos esperan meses difíciles, la corrida cambiaria será permanente"

"Nos esperan meses muy difíciles en el frente financiero hasta que se resuelvan las elecciones", sentencia en una entrevista con iProfesional el economista Esteban Domecq, presidente de la consultora Invecq desde hace siete años.

El también integrante del comité de la agrupación empresaria IDEA y director general de la ExpoEFI (Exposición Argentina de Economía), que ostenta los títulos de Magister en Economía y Finanzas como respaldo, concluye que en caso que no avance el tratamiento de los temas estructurales que tiene el país se puede ir hacia "un estancamiento definitivo".

En cuanto al panorama electoral, sostiene que la economía recién se podrá encauzar después de que se defina quién será el próximo Presidente de la Nación, y en el mientras tanto no se observará una mejora sustancial de la actividad.

Por lo pronto, proyecta una inflación de entre 2% a 2,5% mensual en el próximo semestre, y un acumulado de 40% para todo el año.

-Los números de la actividad no son muy alentadores, ¿cómo ve la economía del país?

-La economía se encuentra transitando una nueva fase recesiva desde el segundo trimestre del 2018, como consecuencia de la sequía y de la posterior corrida cambiaria (crisis de balanza de pagos mediante). Dicha crisis expuso los desequilibrios, fiscal y externo, que esta economía arrastra desde hace años. Al cortarse el financiamiento producto de la crisis, el gradualismo económico derivó en la intervención del FMI, y se vio forzado a empezar a corregir algunos problemas más aceleradamente.

-¿Y qué es lo que se puede esperar para los próximos meses?

-Con una mirada de más largo plazo, esta nueva fase implica claramente una agudización del ciclo de estanflación en el cual estamos desde el año 2011. En tanto, si me focalizo en el corto plazo, ya desde fines del año pasado la economía encontró un nuevo piso en el nivel de actividad, y desde entonces está tratando de entrar en una nueva fase de recuperación. Los datos de diciembre, enero y febrero mostraron subas en la comparación mensual sin estacionalidad que confirman esa lectura. Pero en marzo volvimos a retroceder. Lo que estamos viendo es un escenario muy condicionado por lo contractivo de la política fiscal y monetaria del programa de estabilización, y por la inestabilidad que genera la incertidumbre electoral en el frente financiero.

-En base a los últimos saltos, ¿cómo ve a la inflación y al dólar para este año?

-Creo que ya sin el estímulo monetario desde octubre del año pasado, y con los últimos cambios en cuando a la política cambiaria del Banco Central, la inflación debería ir desacelerando en los próximos meses, hasta converger a un valor promedio de 2% o 2,5% mensual en el próximo semestre. La pulseada va a estar en el mercado de cambios. En la medida que el BCRA logre mantener el dólar estable, deberíamos esperar terminar con una inflación a lo largo del año de 40% y un tipo de cambio dentro de la zona de referencia.

-¿Puede haber una nueva corrida cambiaria en la previa a las elecciones?

-Sin dudas, nos esperan meses muy difíciles en el frente financiero de acá hasta que se resuelvan las elecciones presidenciales. Creo, en ese sentido, que la corrida cambiaria será permanente. Lo que irá variando es el nivel de tensión de la misma a lo largo de estos meses. Con las recientes modificaciones, el Banco Central cuenta, desde mi punto de vista, con los instrumentos adecuados para hacer frente a una situación de disrupción cambiaria. Pero es muy difícil predecir lo que sucederá finalmente, sobre todo teniendo en cuenta el grado de vulnerabilidad de nuestra economía, la incertidumbre electoral y lo que puede suceder en el frente externo, que está muy complejo.

-El elevado déficit público es uno de los cuestionamientos al Gobierno, ¿considera que se está haciendo todo lo posible para bajarlo?

-Creo que hay que conjugar las acciones en función de las circunstancias. La corrección de desequilibrios fiscales está muy supeditada a la posibilidad de obtención de financiamiento, por un lado, y a lo que sea socialmente tolerable por el otro. La herencia en materia fiscal era muy pesada por el nivel de déficit, pero también por dinámica indexatoria del gasto público. Con los mercados súper líquidos se optó por un gradualismo demasiado lento durante los dos primeros años de gestión. Una vez que se perdió el financiamiento producto de la crisis del año pasado, el esquema tuvo que virar hacia algo más agresivo. La política tiene que lograr un equilibrio entre la restricción presupuestaria y la paz social. Esto nunca es fácil.

-¿Atenta lograr a que esto ocurra en lo inmediato por la focalización de los políticos en las elecciones presidenciales?

-Sin lugar a duda, un programa económico de corrección fiscal como el que se está encarando genera una gran dicotomía entre lo que necesita la política, o se necesita electoralmente, y lo que se puede dar económicamente. La política fiscal y monetaria contractiva restará votos de cara a las elecciones para el oficialismo ya que tendremos una economía que llegará a octubre sin grandes números para mostrar. Este es el gran desafío para el Gobierno.

-¿Qué estrategia económica cree que sería la mejor para salir de la crisis?

-Hoy el escenario político marca la cancha de lo que se puede hacer en materia económica. El escenario recesivo tiene un componente de incertidumbre política muy importante que no se resuelve hasta que los argentinos vayamos a las urnas y definamos cómo queremos continuar a partir del 10 de diciembre. En este sentido, de acá hasta octubre no se puede esperar mucho más en términos económicos que transitar la recesión y esperar una tenue recuperación. Lamentablemente, los tiempos de la economía no son los tiempos de la política. Cuando inicie el próximo mandato empezaremos de nuevo.

-¿Cómo el país puede ser competitivo y qué sectores deberían encabezar este crecimiento al país?

-Hablar de competitividad en serio implica hablar de reformas estructurales de fondo que cambien el sistema económico de raíz. Las reformas deberían comprender al gasto público (tamaño y asignación), al sistema tributario (cantidad de impuestos, burocracia, simplificación y reducción de presión impositiva), una reforma del sistema previsional (hoy deficitario), reforma del mercado laboral acorde a los mercados del nuevo siglo y un verdadero desarrollo del mercado financiero, hoy uno de los más chicos en términos relativos del mundo.

-¿Si no se avanza en estos temas necesarios qué ocurriría?

-En un mundo hiper globalizado, no avanzar en los temas estructurales puede implicar un estancamiento definitivo de Argentina. En esta transformación los sectores que deberían encarar este crecimiento deberían ser la agroindustria, la energía, la minería, el turismo, actividades empresariales, economía del conocimiento y muchos sectores relacionados con el sector terciario de servicios, que son las áreas que tienen mayor potencialidad de generar valor agregado.

-¿Qué ocurriría con la gran cantidad de sectores que hoy no lucen competitivos?

-En economía todo se transforma. De la misma manera que muchos oficios van quedando obsoletos y desaparecen, constantemente surgen otros nuevos. Lo mismo sucede a nivel sectorial. Y los recursos asignados a sectores no competitivos deberán realocarse en otros más dinámicos. En algún momento deberemos dejar ir lo viejo para darle paso a lo nuevo. Implica un importante cambio cultural para una sociedad que está tan aferrada al pasado y que le cuesta tanto avanzar.

-¿Cómo puede evolucionar la economía si gana el oficialismo?

-Al margen de los partidos políticos y los nombres propios, creo que las alternativas económicamente hablando están en función de si avanzamos o no en cuanto a terminar de normalizar la macro y corregir los problemas. En la medida que el resultado electoral sea favorable en pos de concluir con la normalización y avanzar con la agenda estructural, la economía podría encausar una nueva fase de crecimiento sostenido próximamente. En la medida que no hagamos lo tenemos que hacer, la situación puede complicarse mucho más. Depende de todos nosotros.

-La gran pregunta tras el acuerdo con el FMI es qué poder de flexibilidad tendrá el próximo Gobierno, dada la cantidad de vencimientos que comienzan en 2020...

-Creo que el horizonte financiero se va a despejar una vez que se despeje el escenario político. Hoy Argentina enfrente un problema de liquidez producto de la crisis cambiaria del año pasado y de que se cerraron los mercados producto de la importante incertidumbre que genera la situación política respecto a quién va a gobernar la Argentina los próximos cuatro años y qué es lo que hará con la economía. Creo que un buen desenlace político puede hacer que se restablezca la confianza en el país, y eso ayudará mucho para enfrentar los vencimientos de deuda que tenemos en los próximos años.-