Es como parte del conjunto de decisiones adoptadas dentro del Plan Energético anunciado el 11 de mayo de 2004 pasado.

Con los nuevos generadores fabricados por la rusa Energomachexport a mediados de la década ’70, las obras de esa represa binacional sortearon sin inconvenientes los problemas económicos derivados del Rodrigazo acaecido en 1975; mientras que sus turbinas comenzaron a entrar en servicio durante el gobierno militar de Rafael Videla.

Aunque el poder contar con un mayor potencial generador harí­a posible en caso de registrarse grandes caudales en el rí­o Uruguay que Salto Grande aporte una mayor producción eléctrica siempre existieron voces contrarias a ese proyecto.

Tal es el caso del ex titular de la disuelta Agua y Energí­a Eléctrica Horacio Quaini, quien destacó que atento al módulo medio que registra el rí­o Uruguay la actual casa de máquinas no necesita un mayor potencial generador.

Como el montaje de dos turbinas en Salto Grande hará necesario modificar el perfil fí­sico de la usina, la inversión podrí­a aproximarse a unos u$s100 millones.

En el contexto de las decisiones del Plan Energético sobresalen la elevación de la cota de la represa de Yacyretá y la conclusión de Atucha II, obras que a partir de 1994 se demoraron por causa de fallidos intentos privatizadores. En el caso de Yacyretá, la privatización nunca contó con la aprobación de los Parlamentos argentino y paraguayo.

Paradójicamente el director ejecutivo de la EBY, Oscar Thomas, hizo notar que durante el gobierno de la Alianza hubo disponibles más de u$s200 millones que no llegaron a utilizarse por falta de un plan ambiental como el que hoy se elaboró con Paraguay y los municipios de la zona.