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Bernardo Kosacoff: "Sería un enorme error volver a atrasar el tipo de cambio real"

El reconocido economista recibió a iProfesional para analizar la compleja situación actual, donde el dólar es uno de los tantos factores que influyen
26/11/2018 - 06:28hs
Bernardo Kosacoff: "Sería un enorme error volver a atrasar el tipo de cambio real"

La polémica desatada en los últimos días en la City por la estabilización del dólar en un entorno de inflación elevada, factor que genera un nuevo atraso cambiario, fue abordada por el destacado economista Bernardo Kosacoff, que es muy escuchado en el ámbito empresario, y que recibió a iProfesional para analizar e intentar brindar algunas respuestas sobre el complejo contexto actual.

Para el experto, sería un error que el Gobierno vuelva dejar atrasar al tipo de cambio, debido a que se perdería parte de la competitividad lograda. Más allá de esto, considera que la cotización del billete estadounidense no puede ser el único factor a tener en cuenta para analizar el posicionamiento en el comercio mundial de un país, porque sostiene que en realidad existe un conjunto de condiciones determinantes.

Así, Kosacoff cree que Argentina se encuentra en una posición privilegiada para crecer y posicionarse en el mundo, y que se debe mirar con detenimiento al mercado interno.

Autoridad para sostener estos conceptos le sobra, debido a que, por ejemplo, fue Director de la CEPAL-Naciones Unidas (ONU) en Argentina, desde 2002 hasta junio 2010.

También recibió el Premio Konex Platino como figura más destacada por su trayectoria en la década 1997/2006 en la disciplina “Desarrollo Económico”. Y fue nombrado como “Personalidad Destacada de la Ciencia” por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2011.

Además, entre su extensa trayectoria profesional, se puede mencionar que es profesor titular en la Universidad de Buenos Aires y del MBA de la Universidad Di Tella.

-¿Cómo ve a la economía Argentina?Estamos en una situación difícil. Pasamos por una fuerte incertidumbre cambiaria donde en abril había serias dudas para el cumplimiento financiero del Gobierno y el fantasma del default. Eso generó de forma acelerada desequilibrios que pusieron en duda el buen funcionamiento de la economía. 

Por eso el Ejecutivo tomó un conjunto de medidas para tranquilizar al mercado para llegar a una situación controlada el año que viene. Pero esto implicó una fuerte devaluación, una política monetaria contractiva y que haya altas tasas de intereses para disminuir la tentación de ir a la compra de divisas.

Esto tiene efectos colaterales para la mayoría de la población, como una reducción notable del nivel de actividad, caída del empleo y un efecto de aceleración inflacionaria que afectó en el poder adquisitivo de los sectores asalariados.

-¿Y de ahora para adelante qué podemos esperar?Creo que ahora estamos en el piso, y hay una expectativa de salir hacia adelante. Una salida que no va a ser ninguna locomotora, ni mucho menos. Va a ser lenta y heterogénea. Hay muchas especulaciones sobre cuándo esto va a ser percibido por los agentes económicos y estará condicionado por el proceso eleccionario del año que viene. 

Claro, para el Gobierno, cuanto antes se salga de la crisis y mayor perciba una mejora la gente, tendrá más posibilidades de alcanzar la reelección.

-¿Cuánto se contraponen la necesidad del Gobierno de ser reelegido y la necesidad que tiene de bajar el déficit fiscal?Haber ido al FMI fue la última alternativa para no permitir el colapso económico que hubiese tenido consecuencias más nefastas. El costo que se paga este acuerdo es el nivel de la actividad y empleo actual, que no es popular, pero es mucho menos negativo que haber llegado a una crisis. 

Existen algunas fuentes para pensar que la Argentina puede recuperar su capacidad de volver a crecer y esto es el objetivo fundamental, asociado a disminuir la inequidad que se incrementó en esta sociedad con los efectos colaterales de los meses pasados. 

-Entonces, ¿es optimista respecto de que saldremos de las turbulencias?

Creo que el primer trimestre del año que viene vamos a tener algunas evidencias claras de mejora, que van a estar más consolidadas en el segundo trimestre. Algo que está asociado a que se logre una estabilidad cambiaria que permita un mayor relajamiento de la tasa de interés y de la emisión monetaria.

Y, a la vez, se prevé que haya una mayor recomposición de la pérdida del poder adquisitivo, que de alguna forma ahora se está dando en varios sectores con la renegociación de las paritarias y del bono de fin de año, y en los intentos para que no haya mayor pérdida de empleo.

También hay expectativas muy favorables de la recuperación del saldo comercial, que en el último trimestre del año va a ser muy positivo. De hecho, para la Unión Industrial Argentina (UIA) el año que viene dará un positivo de u$s6.500 millones.

Algo que se alcanzará por la buena cosecha que se espera y a los buenos resultados que se están viendo en el sector energético, como en Vaca Muerta, que para el año que viene probablemente tenga un equilibrio comercial y buenas expectativas futuras de tener un fuerte superávit.

Consideramos que habrá una recomposición de las exportaciones de actividades regionales, como ganadería, vinos finos, frutas, limones y otra cantidad de productos. Son resultados alentadores.

Y se le suma este nuevo sector de servicios basados en conocimiento, donde posiblemente el año que viene se realicen exportaciones por u$s10.000 millones.

Claro, una parte de la recomposición de la balanza comercial viene acompañado por las malas noticias por la caída del nivel de actividad, que lleva a la disminución de importaciones por parte del sector productivo y un freno a las inversiones, que genera a una menor demanda de bienes de capital.

Es decir, Argentina tiene sectores modernos y competitivos que tienen capacidad de acelerar sus exportaciones, pero al mismo tiempo la recesión ha generado una disminución de las importaciones que están asociadas al propio funcionamiento del aparato productivo argentino.

-¿Las causas de esta mejora en la competitividad sólo se vinculan a la gran devaluación?El mejor tipo de cambio es uno de los determinantes, pero no el más significativo. Quizás en estos últimos años hubo varios mercados que se fueron recomponiendo en torno a la generación de su valor agregado. 

Un ejemplo es la ganadería, que los errores de política en la gestión anterior generaron la perdida de unas 20 millones de cabezas de ganado y el cierre de frigoríficos. Algo que llevó tiempo en recomponer, pero hoy tenemos un dinamismo muy positivo.

Lo mismo ocurre con otros sectores, como el minero, donde la estrella es el litio y hay otros proyectos que se están poniendo nuevamente en marcha. 

Y en términos macro, lo más impactante son las inversiones en Vaca Muerta, que no solo fueron significativas sino que también dieron mejores resultados de los esperados en términos de la calidad del producto obtenido y el potencial de reservas de hidrocarburos.

Al mismo tiempo, este megayacimiento forja encadenamientos productivos. Por ejemplo, Techint generó unos mil proveedores en las áreas metalmecánica y de servicios para garantizar este buen desempeño.-¿La actual inflación muy elevada puede llegar a licuar la competitividad lograda este año por la fuerte devaluación?

Este es uno de los dilemas centrales para manejarse: la tentación de la apreciación cambiaria, ya que en los momentos que se ha usado como ancla al proceso inflacionario tuvo efectos positivos y, al mismo tiempo, ha demostrado ser un incentivo muy fuerte para ganar votos, porque un mayor salario en dólares genera la posibilidad de comprar más bienes durables. 

En definitiva, creo que sería un enorme error de manejo de política económica no mantener este tipo de cambio real competitivo que tenemos en este momento, que yo creo que es fundamental para la recomposición del aparato productivo y para tener horizontes más largos, que son fundamentales para la gente que tiene que tomar decisiones de inversión, innovación y tomar recursos humanos.

-¿Cómo se puede lograr que un empresario apueste por el país en este contexto tan volátil?Se requiere disminuir las incertidumbres de corto plazo y tener mayores certezas. La Argentina tiene un potencial en una enorme cantidad de actividades y posee como desafío macroeconómico acelerar los procesos de inversiones y exportaciones para recomponer la producción y la balanza comercial. 

Pero, simultáneamente, la mayor parte de la riqueza viene asociado a desarrollar el mercado doméstico, que brinda un 75% del valor agregado. Un tema central es que si bien el eje es aumentar las exportaciones, esto no debe ir en contradicción del mercado interno, porque para exportar primero hay que producir de forma eficiente y para eso es fundamental explotar adecuadamente la plaza local.-¿Por qué considera que nuestro mercado tiene potencial?

Es que tiene un tamaño ideal, porque por un lado es suficientemente grande para que se generen los factores de competitividad, debido a que es el tercer mercado de América latina y el séptimo en el mundo por fuera de los países desarrollados.

Pero, al mismo tiempo, es lo suficientemente chico para que rápidamente se sature y requiera un crecimiento de productividad competitivo. 

Un ejemplo de ello es Toyota Argentina: ocupa 6.000 personas, tiene un excelente desempeño, logró una plataforma global y hace productos a nivel internacional. Va a desarrollar vehículos híbridos en el país y nos llena de orgullo, como también ocurre con otras empresas del sector, como Volkswagen.

Pero lo que importa resaltar es que estas empresas hicieron el esfuerzo porque tenían el mercado doméstico argentino, que es la base que justamente les permitía tener los tiempos para el desarrollar de las capacidades para poder después exportar. 

Toyota vino a la Argentina en los años 90, y la razón no era hacer una plataforma exportadora, sino porque estaba la expansión de la soja en la Pampa húmeda, y había una perspectiva de demanda creciente del tipo vehículos que iba a hacer la empresa. Después de un tiempo fue ganando capacidades y experiencias  y en algún momento consiguió ser una planta modelo mundial para exportar. 

En resumen, hay una conexión directa entre el mercado domestico y su futura expansión de las exportaciones.

-¿Qué debería hacer el Gobierno para ampliar el mercado domestico y poder salir de la crisis?Esto no se soluciona con un solo "tiro". Ahora se ve que tiene que haber una mejora en el poder adquisitivo de la gente. Y hay otros factores que tienen que ver con la pérdida de competitividad que hay que resolver, como la reducción de los costos logísticos, la presión impositiva que es incompatible con la producción y la calidad de los impuestos

Además hay un problema complejo que es el costo del trabajo, que no es el salario que recibe el trabajador, que todos queremos que mejore su poder adquisitivo. Pero debe haber una correlación entre salario y productividad. 

Y en el costo laboral se le suman otros elementos que han complicado notablemente como costos de litigio, ART, aumento del ausentismo, que deben resolver.

También hay cuestiones de infraestructura, de generación energética, donde Argentina está avanzando pero queda mucho trecho.

-¿Estamos muy lejos de alcanzar este proceso de mejora ideal para el sector productivo?Soy optimista, la agenda que tenemos es notablemente compleja. Pero en el mundo hay 180 países en desarrollo, pero menos de 10 tienen modelos de organización de la producción tan sofisticados como encontramos en la bioeconomía argentina. Es decir, podemos fabricar reactor nuclear para usos pacíficos, servicios del conocimiento, biotecnología, etcétera. Pocos países lo pueden hacer, y tenemos los recursos para lograrlo.-

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