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"No puede volver a ocurrir otro evento cambiario como el del año pasado porque ahí no hay espacio para salir"

El analista de inversiones Agustín Ortiz Frágola cree que lo peor ya pasó y aboga por un "ancla de expectativas" que permita la reactivación de la economía
25/03/2019 - 06:32hs
"No puede volver a ocurrir otro evento cambiario como el del año pasado porque ahí no hay espacio para salir"

"Es erróneo pensar que el FMI nos exige austeridad; el que pide esto es el mercado, que no nos presta más plata", resume a iProfesional Agustín Ortiz Frágola, analista que trabaja en el Banco de Crédito Securitización (BACS) y miembro del board de la CFA Society Argentina, ONG a cargo de otorgar uno de los certificados internacionales de finanzas más importantes del mundo, con presencia en 165 países.

Su experiencia en el mercado lo hace voz autorizada para opinar sobre la realidad financiera argentina, sobre la que observa que "la estabilidad cambiaria y un ancla de expectativas inflacionarias va a generar mucha más reactivación económica que una baja de tasas".

En cuanto al dólar, considera que "ya pasó" lo peor en la volatilidad cambiaria y estima que el impulso a la economía doméstica va a tener que llegar como consecuencia de que haya previsibilidad en las diferentes variables y en el sistema político.

El siguiente es un resumen de la entrevista de Agustín Ortiz Frágola con iProfesional.

-¿Estamos saliendo de la crisis, como dice el Gobierno, o lo pero todavía no llegó?

-Los números de la actividad son muy malos, los de industria son bastante desalentadores. Esto sucede por el contexto de volatilidad cambiaria que tuvimos el año pasado y la gran inflación que generó el alza del dólar. Ahora, con un tipo de cambio más tranquilo, pareciera que la actividad ya tocó fondo. Y la cosecha, a menos que suceda un efecto climático importante, va a ayudar mucho en los números de crecimiento, pero hay que ver cuánto se siente eso en la economía porque es distinto a que esa recuperación sea traccionada por la actividad industrial.

-¿El escenario actual ayuda?

-Creo que la economía empezó a crecer algo porque se controló la volatilidad, por eso el principal factor a seguir para que esto suceda tiene que ver con que se calmen las expectativas de inflación y las variaciones del tipo de cambio. Además, a nivel mundial la FED habló muy favorablemente sobre los emergentes. La reactivación va a tener que venir como consecuencia que haya previsibilidad en las diferentes variables y en lo electoral

-¿Piensa que hay fundamentals para que pueda bajar la inflación?

-Creo que sí, puede bajar la inflación por más que los datos que tuvimos en los últimos meses fueron altos por el gran componente de estos meses de los precios regulados (tarifas), que van a empujar los indicadores hacia arriba. También hay cierto arrastre por la devaluación del año pasado, con lo cual este primer trimestre va a ser malo. Pero si se mantiene la estabilidad cambiaria y financiera creo que la inflación va a bajar. No creo que se alcancen los mínimos mensuales que se vieron en el gobierno de Macri del 1%, pero entiendo que van a estar en 2% mensual entrado el año y va a ser muy positivo. En Argentina la inflación está muy atada a la suba del tipo de cambio, y si se logra una expectativa de devaluación más moderada, claramente los precios subirán a un ritmo menor.

-¿Cuál considera que será la inflación este año?

-La veo más cerca de 35% en todo el año. Es muy alta, pero si se logran anclar las expectativas en esos números se va a lograr más previsibilidad en cuanto a planes de inversión y variables futuras.

-El dólar parece controlado y estable, ¿hasta cuándo cree que la situación seguirá así?

-Lo peor ya pasó en la volatilidad del tipo de cambio, el nuevo esquema de política monetaria que apunta al control de agregados es mucho más adecuado para la situación que estamos viviendo que las ya antiguas metas de inflación.

Creo que es un mecanismo que tiende a estabilizar automáticamente al dólar porque la alta nominalidad que hay en la economía y la alta inflación que existe generan que la demanda de pesos transaccionales tienda a subir inevitablemente. Y si el Central logra subir sus metas de agregados, que de ello depende que pueda seguir renovando su deuda (o sea, a las Leliq), conseguirá que no haya una corrida de los depósitos, porque las Letras Líquidas del BCRA (Leliq) pertenecen a los depositantes de plazos fijos que hay en los bancos y que se deben renovar.

Así, inevitablemente, se tendrá la volatilidad de la tasa de interés que es endógena, que es lo que va a lograr controlar al tipo de cambio. Eso lo vimos semanas atrás, cuando el tipo de cambio saltó 5% en pocos días y las tasas reaccionaron al alza a pedido de los bancos para renovar los vencimientos de Leliq, algo que logró controlar al precio del dólar en torno a los niveles que estamos viendo hoy.

-¿Cómo puede impactar el clima electoral en el contexto financiero?

-En cuanto a las expectativas para adelante, es muy importante tener en cuenta un tema de flujo de la clásica tendencia a dolarizar posiciones en todo año electoral. La ventaja es que hay un gran stock de plazos fijos todavía, que el sistema deberá mantener. La verdad es que las carteras de los inversores institucionales e individuales están mucho más dolarizados que hace un tiempo, lo cual hace que la potencial dolarización que se puede tener sea mucho más baja que si no hubiésemos tenido la corrida cambiaria del año pasado.

Por otro lado, contra la dolarización de portafolios, está el flujo de venta de la cosecha gruesa, que puede llegar a ser record. Será una muy buena cantidad de dólares alimentando al mercado cambiario. Además están hasta los cerca de u$s11.000 millones que prestó el FMI y tiene que vender el Tesoro para hacerles frente a los gastos en pesos. El objetivo será hacer el menor ruido posible con esas ventas porque es un mercado muy chico, que opera alrededor de u$s500 millones por día. O sea, los números que debe desprenderse el Tesoro son muy elevados en comparación a lo que maneja la plaza cambiaria.

En resumen, tanto la cosecha gruesa como los dólares del Gobierno, más la tasas altas que hacen atractivos a los pesos, pueden generar estabilidad cambiaria de acá para adelante, algo fundamental para las elecciones. Y es ayudado por las regulaciones del Banco Central para desalentar la entrada de capitales golondrinas, para que no generen ruido cambiario con una posible partida en esta plaza acotada.

-¿Qué considera que puede ocurrir con la tasa de interés y la demanda de créditos en los próximos meses?

-En este esquema de política monetaria, la tasa de interés es endógena y dependerá de la demanda de pesos, que está influida por muchos factores que son estacionales, y de la inflación. El esquema de política monetaria funcionó como se esperaba, me parece que no va a haber una baja demasiado rápida de la tasa porque va a ser un año con muchas noticias políticas y el mercado va a pedir una renta real positiva importante para mantener sus inversiones en pesos.

Es decir, no espero que la tasa baje rápido como a principios de año, la veo por arriba del 60% al menos hasta mayo, hasta que entren los dólares de la cosecha y del Tesoro. Habrá un equilibrio más estable entre tasa y tipo de cambio de acá a los próximos meses.

-¿Cómo se trasladará eso al consumo y a la demanda de créditos?

-La demanda de créditos está floja, es baja, y no va a cambiar mientras no mejore la actividad. Así, no creo que aumente el consumo de los préstamos empresariales, ni los de consumo, porque las tasas van a seguir en niveles altos. Tampoco veo una reactivación violenta que pueda llegar a impulsar estas líneas para aumentar la capacidad de producción, porque la capacidad instalada ociosa instalada es alta por el parate económico.

El consumo está mal, al igual que la actividad. Se deberá seguir qué pasa con las paritarias de acá para adelante, si las subas salariales son más de 35% puede haber una reactivación, sobre todo en los meses más cercanos a las elecciones. Igualmente va a ser muy tenue esa recuperación.

-Debido a su especialidad, ¿cómo afecta la crisis económica en los pagos de los créditos?

-Los indicadores de mora por ahora siguen muy moderados, no hay alarma en ese sentido. Por lo tanto, si los bancos siguen siendo muy conservadores no creo que se disparen los créditos en el corto plazo. En el mediano es una incertidumbre grande, va a depender de la actividad, del consumo y de la tasa de interés. Son demasiadas variables como para poder prever algo así, y también por eso las entidades están cautelosas en el otorgamiento.

-El elevado déficit público es uno de los grandes cuestionamientos al Gobierno, ¿considera que se está haciendo todo lo posible?

-No creo que este Gobierno haya prometido bajar el gasto público, nunca apuntó a hacerlo, de hecho el programa original implicaba aumentarlo, como por ejemplo al lanzar la reparación histórica a los jubilados. Si lo hubiese hecho otra gestión la trascendencia hubiese sido mayor. Antes de la turbulencia que hubo el año pasado, lo que se quiso hacer era apostar por el crecimiento: si el país crecía iba a licuar déficit en proporción al PBI. También se basó en el gradualismo, pero la premisa principal es que se necesitaba avanzar a un ritmo importante para que los ratios de endeudamiento y déficit sean muy moderados respecto al PBI. Pero después, con el salto del 2018, el que exigió bajar el gasto fue directamente el mercado.

Por eso, es erróneo pensar que el Fondo Monetario nos exige austeridad, el que pide esto es el mercado que no nos presta más plata. El FMI nos permite financiar que esa austeridad no sea tan dura, atenúa los problemas que son nuestros. Ahora que estamos obligados a bajar el gasto, si estamos haciendo todo lo posible o no es complejo de decirlo desde afuera porque es muy difícil hacerlo para el gobierno. Hay que pensar por qué llegamos a este nivel, pero la realidad es que éste es un año electoral y se torna más complicado. Lo que se hizo fue bajar bastante gasto en subsidios, que también es políticamente incorrecto, pero no les quedaba mucha alternativa porque implica subir tarifas, que es también subir impuestos. Es decir, bajar gastos en subsidios es más que nada una suba de impuestos, que es lo que más hizo este Gobierno, pero habla de la dificultad que hay de controlar el gasto para un Estado que está claramente sobredimensionado.

-¿Qué debería hacer el Gobierno para salir de la crisis?

-Creo que lo más importante pasa por anclar expectativas, de mantener la estabilidad cambiaria e inflacionaria. Eso solo va a generar mucha más reactivación económica de la que creo que puede hacer una baja de tasa de interés, porque somos un país con una bajísima penetración del crédito. Si mejoran las expectativas puede repuntar algo de consumo e inversión, pero muy tenue. Lo que no puede volver a ocurrir es otro evento cambiario como el del año pasado, porque no hay espacio para salir de eso.

-¿A qué estrategia económica cree que puede apelar el oficialismo para poder ser reelecto?

-No soy politólogo, pero la estrategia me parece que no va a pasar por la parte económica, sino por la polarización e institucionalidad, porque los indicadores no son buenos. Se hablará lo menos posible de economía y lo máximo de otros temas. Para que eso ocurra debe haber una volatilidad baja de dólar e inflación, y que no se hable de economía.-

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