El economista Juan Carlos de Pablo advirtió que quien gane las elecciones de octubre y sea el próximo Presidente de la Argentina deberá afrontar una situación económica delicada, que presenta "poco margen para hacer las cosas bien".

Y, categórico, señaló una de las principales dificultades: "Los argentinos tenemos un pasado que a los ojos de los acreedores es un desastre".

Destacó que durante la campaña electoral todos los políticos recurren a grandilocuencias "sin sustancia", que no hacen a la política económica que trazarán durante su mandato. "Nunca se miente tanto como en una elección", sentenció De Pablo.

Y en ese sentido, analizó: "Cualquier candidato necesita tener un plan económico en serio por si tiene la mala suerte de ganar, porque para hacer las cosas bien hay poco margen".

Por un lado, el analista se refirió a la crisis inflacionaria, y a como esta ha sido una situación recurrente en la historia del país.

Por el otro, señaló que tanto la falta de crédito como de apertura de los mercados internacionales y la situación con el FMI deberán ser temas centrales en la agenda de los economistas que acompañen a quien resulte electo presidente.

Al ser consultado por un posible programa para combatir la inflación, De Pablo se mostró en contra de cualquier tipo de gradualismo. "No tenemos antecedentes en la Argentina de programas antiinflacionarios graduales exitosos", indicó. Asimismo, el economista opinó que otra de las dificultades actuales es "la sensilbilidad por la historia que tienen los argentinos", en relación a una eventual falta de dólares.

De todas formas, sobre esta situación, el economista destacó el accionar del Gobierno."Trajeron billetes efectivos, extendieron el horario bancario y les dieron las instrucciones a los gerentes", sostuvo De Pablo ."Considerando las circunstancias, Lacunza y Sandleris están haciendo las cosas bien", observó.

Sin embargo, el reconocido analista apuntó contra dos errores del Gobierno en materia económica.

"No tener un ministro de Economía es una barbaridad", criticó y consideró, a su vez, a las metas inflacionarias como una "estupidez conceptual".