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Jorge Ávila: "No hay que sacarse de la cabeza que se instale una suerte de convertibilidad pero con otro nombre"

El profesor de la UCEMA y referente de la ortodoxia cree que hacia el fin del verano el gobierno de Alberto Fernández dará "un giro de 180 grados"
04/12/2019 - 06:59hs
Jorge Ávila: "No hay que sacarse de la cabeza que se instale una suerte de convertibilidad pero con otro nombre"

En tiempos de cambio de gobierno y pocas ideas de los funcionarios sobre cómo controlar el dólar, iProfesional dialogó con Jorge Ávila. Este economista y profesor de la UCEMA desde 1993 a la actualidad, fue uno de los analistas más solicitados por los medios de comunicación, pero desde hace un tiempo decidió adoptar un bajo perfil y apartarse de la polémica.

Investigador y doctor en Economía de la Universidad de Chicago, Ávila es considerado uno de los principales referentes de la ortodoxia. Nunca ocultó su simpatía por el menemismo y fue un férreo defensor del régimen de convertibilidad del peso. Ahora pone sobre la mesa aplicar alguna variante de este programa como forma de estabilizar el plano financiero y salir de la crisis.

En una entrevista con este medio analizó la situación actual y brindó su mirada.

-¿Cómo analiza el momento actual?

-Yo lo veo con mucha decepción, esperaba otro resultado de Mauricio Macri. No creía que su equipo de lujo iba a ser tan malo. No pensé que fueran a subestimar tanto la situación fiscal, que es lamentable. Tampoco creía que la administración del Banco Central pudiese ser tan errada y tan mala.

El gobierno de Macri ha fracasado por su gestión económica y perdió la elección, no por su giro marcado a la izquierda, sino por la desesperación de gran parte del electorado por la repetición de sus errores. En cambio, en otras áreas se hicieron bien las cosas, como en obra pública, desregulación de vuelos aéreos, acuerdos laborales en algunos sectores como Vaca Muerta y construcción, y en la intención de lograr libre comercio con la Unión Europea.

-¿En qué falló Macri?

-El principal error fue el haber descansado en economistas inmaduros donde prevalecía más el entusiasmo que la madurez. Es gente que subestimó el problema fiscal y luego él, alentado por esa opinión, con minoría en el Congreso y crédito internacional, optó por el camino gradual, en vez del shock. Ojo, igual no sé si hubiese podido hacer un shock porque no tenía un apoyo político, pero debería haber tomado un camino intermedio. Aparte, este Gobierno fijó metas muy ambiciosas para la rebaja de la tasa de inflación y compró las metas que le vendió Sturzenegger desde el Banco Central.

Entonces eso se transformó en un programa económico riesgoso y ambicioso, sobre todo por la misión de acumular reservas internacionales por 15% del Producto Bruto Interno, lo que equivalía a u$s90.000 millones. Entonces para obtener eso, sin un superávit fiscal, que era la forma legítima, el BCRA colocaba deuda en pesos que le compraban los bancos y particulares (Lebac) para adquirir dólares.

-Ahora asume Alberto Fernández, ¿qué piensa que sucederá en materia económica?

-Me parece que en algunos terrenos ellos se han curado en salud y saben que no pueden convivir con un déficit fiscal elevado. Por lo menos, durante el gobierno de Néstor Kirchner han hecho gala que había superávit fiscal, que es poder político, porque el déficit fiscal puede llevar a la devaluación y eso puede tumbar un gobierno, incluso es lo que le terminó pasando a Macri.

-¿Podrá conciliar la necesidad de moderar el gasto con las enormes demandas sociales?

-Eso es algo que no sé. Podrían, de pronto, aumentar las retenciones, u otro impuestazo sobre los bienes personales. El tema es que estos últimos ya tienen una base imponible muy pequeña, podrían dar en el mejor de los casos apenas un adicional de 0,4% del PBI. Y encima la gente se va a "escapar" de eso. Así que no está en claro el camino, a menos que estén decididos a aumentar las tarifas de los servicios públicos, donde todavía hay un déficit. Pero han dicho que no lo harán y que van a pesificar las tarifas.

-También se cree que la nueva gestión puede aumentar la emisión de pesos…

-La demanda de dinero ha caído notablemente, casi un cuarto del total de los pesos, entre febrero del año pasado y mayo del corriente. Es una enormidad y es un terreno muy resbaladizo. Ahora está creciendo la demanda de billetes en virtud del cepo cambiario y de la estacionalidad, sobre todo esto comenzó después del 20 de noviembre. Pero luego caerá, ya que desde el 20 de enero empezará a desplomarse con fuerza hasta marzo. Por eso las crisis monetarias suelen ocurrir hacia fines de febrero y de agosto, porque baja la demanda de dinero.

-¿El próximo gobierno tiene posibilidades de emitir?

-Sería una equivocación y se estaría jugando con fuego, subiría la inflación. Puede hacerlo hasta el 20 de enero, pero después lo tiene que devolver/absorber. Y hay dos formas de hacerlo: o por superávit fiscal o por Letras de deuda, que es lo que ha hecho sistemáticamente el gobierno de Macri desde el primer día, con el problema de las Lebac y Leliq.

-Hablando de este tema, ¿qué peligro real posee el enorme caudal de Leliq que queda?

-Es prácticamente igual a la base monetaria, algo que fue calificado en algún momento como una "bomba de tiempo", que realmente lo es, ya que si los que tienen estas Letras son los bancos, el Gobierno, a través del Banco Central, puede coercionar a las entidades con regulaciones para que mantengan esos papeles. Y así se "compra" tiempo hasta que cambien de cartera, algo que con los particulares no se podía hacer, y es lo que pasó con las Lebac. En tanto, las Leliq están 100% en los bancos y si hay una corrida tienen que salir a vendérselas al Central para obtener efectivo. En resumen, son un problema grave.

-¿Y cómo se desarma esta "bomba"?

-Hay pocas alternativas: la primera es un plan Bonex, como hubo en enero del ´90, donde se las transformó en dólares al cambiarlas por un bono a 10 años con una baja tasa de interés. Habría que discutirlo con los bancos para no dejarlos demasiados expuestos en términos de liquidez y patrimonio. Es un paso fuerte y acarrea gran desprestigio político.

Otra alternativa, llegada una corrida, es simplemente monetizar y aguantar la escapada del dólar y el fogonazo inflacionario. Finalmente, otra posibilidad es la "voluntarista", de decir que no va a haber crisis y que se la va ir llevando la situación de a poco, que se va a ir acrecentando la demanda de dinero, entonces a medida que ocurra se emitirá más y se le irán recomprando las Leliq a los bancos, y a cambio les darán pesos. Que estos se los darán al público. Sería estar en un círculo virtuoso, pero en estas circunstancias extraordinarias, con un riesgo país de 2.300 puntos básicos, al borde del default, más la gran recesión y la fragilidad, no hay que jugar con fuego.

-En esta situación tan frágil, ¿cuál es la salida más posible de aplicar por Fernández?

-Lo ideal es ir a una conversión, con un tipo de cambio que surja del cociente de la base monetaria más los pasivos no monetarios (Leliq) dividido por el stock de reservas. Es el llamado tipo de cambio de convertibilidad. Pero para poder hacer eso hay que tener en consideración que se pueden usar todos los dólares como respaldo, como el swap chino. Es decir, primero marchar a una conversión y después, incluso, a una dolarización. De esa manera se asegura la estabilidad monetaria y se saca el problema de encima.

-¿Habla de una dolarización de la economía?

-Se puede ir a una convertibilidad primero, seguida por una dolarización. No hablo de una dolarización últimamente porque me parece que goza del más amplio desprestigio, nadie la quiere, pero no hay que sacarse de la cabeza que se instale una suerte de convertibilidad pero con otro nombre. Después de todo, Lavagna, que fue un ministro exitoso, se manejó con una convertibilidad, y Kirchner también. Desde 2003 a 2008 hubo una de facto.

-¿Pero cómo se logra tener una convertibilidad si no se tienen dólares de respaldo?

-Subiendo el tipo de cambio, que surgiría del cociente en base a las reservas que se tengan y puedan utilizar. En resumen -dejando de lado la dolarización porque nadie la tiene en cuenta y es un recurso de extrema gravedad para salir de una crisis terminal-, lo más razonable es apuntar a un déficit cero y lograr un superávit fiscal en lo inmediato, poner en práctica una convertibilidad (o algo parecido) y firmar un acuerdo de Mercosur con la Unión Europea.

Todo eso le permitiría al kirchnerismo, que hoy es "veneno" para los mercados, contrarrestar tan mala imagen que tiene. Si no se hace eso se va por un desfiladero, la situación sería complicada. Si le dan a la "maquinita" le van a complicar la vida a sus votantes. La cosa está mal y no hay posibilidades de error. Encima no se sabe nada sobre qué política monetaria y cambiaria se realizará.

En resumen, la gente busca dólares porque piensa que el peso se va a devaluar. Pero si se fija un tipo de cambio cuyo respaldo en dólares es el 100% respecto a los pesos que hay, incluyendo las Leliq, y hay superávit fiscal, no hay motivo para una devaluación en un programa de convertibilidad.

-¿Y cómo reactivaría la economía?

-Sería la misma receta que tuvo Néstor Kirchner, porque la explicación de su crecimiento a tasas chinas es que cuando llegó al poder bajó el riesgo país argentino, que había caído de 2.300 puntos a 180. Esa fuerte caída es lo que revirtió el movimiento de los capitales, la expansión de la demanda agregada y empujó la expansión de la economía argentina a un ritmo del 8% anual.

Es decir, la reactivación se dio por la fortísima contracción del riesgo país, que cayó de un nivel igual al actual a uno muy bajo. No es por los commodities que ocurrió el crecimiento, que empezaron a subir con franqueza recién después del 2006.

-De lograr bajar el riesgo país, ¿sugiere que se lograrían tasas chinas de crecimiento?

-Sí, claro, porque la Argentina viene estancada desde 2011. Y el estancamiento actual es tanto o mayor que el que había en 2002 respecto a 1998. Ahora el freno lleva el doble de tiempo que en esa época. Se ha perdido toda la década.

-¿Y de qué manera se podría bajar el riesgo país?

-Primero se debe ir a una negociación de la deuda pública fast track (vía rápida). No soy experto en el tema, pero hay coincidencia que deberían reprogramarse los financiamientos de capital a cuatro o cinco años y, en lo posible, respetarse el pago de los intereses pactados, que demandan para ser pagados un superávit del Producto Bruto Interno del 3%, que pueden ser alcanzados con un esfuerzo fiscal y un poco de inflación.

Después, se debe anunciar que se marcha claramente a una política de equilibrio fiscal con superávit, y fijar una política de control monetario. Luego, informar que Argentina pretende firmar lo antes posible un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, eso define la política industrial argentina.

En resumen, de esta manera se definieron las políticas fiscal, monetaria e industrial. Y se abre el horizonte por el fast track de la deuda, algo que haría caer el riesgo argentino de 2.300 puntos a 500 puntos. Así se reactivaría la inversión y entrada de capitales, se expandiría el crédito.

-¿Cómo es el proceso de traslado de la emisión monetaria a la inflación?

-Hay una relación estrecha entre la tasa de emisión y la tasa de inflación, a la larga una se iguala con la otra. Por ejemplo, en la década del ´60, en Argentina insumía alrededor de dos años que la tasa de inflación reflejara enteramente la tasa de emisión. Veinte años después, durante el gobierno de Alfonsín, en los primeros tiempos, insumía aproximadamente tres meses que la tasa de inflación alcanzara la de emisión. En el ´88, en la antesala de la hiperinflación, llevaba tres semanas.

Y ahora, que la demanda de dinero cayó en gran nivel, no me arriesgaría a jugar a la reactivación por vía de la expansión del mercado. Sería decididamente ignorante e irresponsable, dada la experiencia argentina.

-Si efectivamente Fernández decide igual emitir, ¿en cuánto tiempo se igualarían las tasas de inflación y emisión?

-Antes de los tres meses, pero podría ser peor porque se tiene en cuenta un escenario donde la economía no se desmonetiza y la velocidad de circulación se mantiene constante. Hay que tener en cuenta que en los últimos meses la tasa de emisión fue cero (base monetaria constante), pero la inflación en vez de ser cero fue del 50%. Algo que se vincula enteramente por el aumento de la velocidad de circulación y del fenómeno de la caída de la demanda de dinero. Por eso, no quiero imaginarme la inflación que habría si se emitiese a una tasa del 30%.

-Entonces, ¿qué considera que pueda pasar el año que viene con el nuevo Gobierno?

-Creo que van a tratar que la inflación no se les escape porque sería un fracaso. Cuando vean que en marzo o en abril no desciende la inflación, y se encuentra muy alta, van a girar 180 grados, porque saben que si no pueden controlar eso va a aumentar la pobreza, sería un deteriorodo político importante. Ojo, no van a poder hacer locuras porque no tienen mayoría en el Congreso y, a nivel regional, Bolsonaro puede sacar a Argentina del Mercosur, o puede irse Brasil. Eso sería una bofetada al kirchnerismo.

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