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Joseph Stiglitz, Nobel de Economía: "La sorpresa fue que el malestar en América Latina tardara tanto en manifestarse"

Latinoamérica es la región más desigual del mundo y el consejo de Stiglitz para los gobernantes es abordar rápido este problema social
28/01/2020 - 21:05hs
Joseph Stiglitz, Nobel de Economía: "La sorpresa fue que el malestar en América Latina tardara tanto en manifestarse"

Joseph Stiglitz es un economista tan especial que defiende la idea de quitarle importancia al índice estrella de su profesión: el Producto Interno Bruto (PIB).

A su juicio, hay otros datos que pueden ayudar a entender de una forma más completa cuán bien o mal marcha un país.Stiglitz también toma con naturalidad la protesta social que estalló en meses recientes en varios países de América Latina, como Ecuador, Colombia y sobre todo Chile, país este último al que muchos veían como modelo económico regional.

"La sorpresa fue que el malestar tardara tanto en manifestarse", dice el premio Nobel de Economía (2001) durante una entrevista en su oficina de la Universidad de Columbia, Nueva York.Latinoamérica es la región más desigual del mundo y el consejo de Stiglitz para los gobernantes es abordar rápido este problema social, al que ha dedicado varios de sus últimos libros.

Mentor del ministro argentino de Economía, Martín Guzmán, Stiglitz sugiere también ir a una reestructura de la deuda de este país sudamericano que incluya el recorte de la tasa de interés para los acreedores.

"Es de interés para todos evitar un default" o cese de pagos, advierte el estadounidense que en el pasado fue economista jefe del Banco Mundial y asesor del entonces presidente Bill Clinton en la década de 1990.

Hoy con 76 años, es uno de los principales economistas críticos del manejo de la globalización y del libre mercado. "Capitalismo progresista: la respuesta a la era del malestar", es el título de un libro suyo publicado en 2019 y que acaba de ser traducido al castellano.

Lo que sigue son extractos del diálogo que Stiglitz mantuvo con BBC Mundo antes de viajar como invitado al Hay Festival de Cartagena.

Respecto al las recientes expresiones de descontento social en diferentes países de América Latina, señaló: "La sorpresa fue que el malestar tardara tanto en manifestarse, particularmente en Chile. Porque Chile ha sido uno de los países que siempre se destacó en las estadísticas de la OCDE con uno de los mayores niveles de desigualdad. En años previos hubo murmullos del descontento, preocupación por la falta de oportunidades educativas, huelgas bajo gobiernos anteriores".

Y agregó: "América Latina ha sido históricamente una parte del mundo con un alto nivel de desigualdad. En algunos países, hubo movimientos, avances en la reducción de la desigualdad durante un largo período. Brasil tanto con Cardoso como con Lula y Argentina con los Kirchner tuvieron reducciones significativas en la desigualdad, incluso Bolivia tuvo. Pero aun yendo en la dirección correcta, el nivel de desigualdades sigue siendo muy alto".

Según el premio Nobel: "Vivimos en un mundo globalizado. Hace 50 años podría no ver que tu país está experimentando un nivel de desigualdad más allá de lo normal. Pero en el mundo de hoy hay rankings que muestran que algunos países caen notablemente en sus clasificaciones de desigualdades. La gente sabe lo que está sucediendo en otros lugares. Lo que Chile muestra claramente es que hubo una especie de yesca: lo que provocó la explosión podría ser muy pequeño, pero el profundo malestar sembrado está presente y nunca se puede predecir cuándo va a explotar. Pero es comprensible por qué debería explotar".

Asimismo, manifestó que "para los países avanzados tengo una pequeña teoría de por qué se manifestó en este momento, que es la conjunción de los altos niveles persistentes de desigualdad, particularmente las experiencias de los desindustrializados dislocados a quienes se les prometió que la globalización iba a traer prosperidad y se llevaron lo contrario, con la crisis financiera mundial de 2008 en la que los banqueros fueron rescatados y el sistema parecía tan injusto".

Por otra parte, confirma que en la región el malestar salta por diferentes motivos: "En Chile fue el aumento del pasaje del metro, en Ecuador la eliminación de los subsidios a los combustibles, en Bolivia que mucha gente creyó que hubo fraude electoral… Y luego está la elección de Jair Bolosnaro en Brasil, otra demostración de descontento. ¿Cuál sería su consejo para los gobernantes de América Latina?".

"En Brasil la mayoría de las encuestas mostraron que Lula habría ganado si no hubiera sido encarcelado ilegítimamente. El hecho de que la población pudiera elegir a Lula o ir a Bolsonaro da una idea de la naturaleza del descontento. La respuesta es primero abordar las desigualdades en ingresos y oportunidades. Y tienen que hacerlo más rápido. Digo esto porque en varios países hubo progreso, pero no lo suficientemente rápido. Lo segundo es el déficit democrático en muchos de estos países. En Chile, se escucha la opinión de que la Constitución impuesta por Pinochet no es una constitución totalmente democrática y ahora intentan cambiarla. En Ecuador, existía la preocupación de que en los últimos años de Correa se habían debilitado algunas instituciones democráticas, incluida la prensa libre. Y en Bolivia, la pregunta era si (Evo Morales) intentaba ser elegido para un cuarto mandato. Cada uno era una señal de la fragilidad de la democracia", indica.

En cuanto a Argentina, con la implementación de un nuevo plan económico bajo el gobierno de Alberto Fernández, lo que espera es "que manejen todo el proceso mejor que de lo que lo hizo casi cualquier otro país. Creo que tienen una comprensión probablemente insuperable de la macroeconomía y la deuda. El ministro de Economía es un excelente economista que ha hecho su carrera estudiando deuda, macroeconomía y reestructuraciones de deuda".

Sobre el quite de la deuda, dijo que " hay muchas palabras diferentes: reperfilar, reestructurar... Creo que la mayoría de las personas que han visto los números dicen que hay que hacer algo. No creo que nadie diga: podemos continuar así. Los números son muy claros en que no tienen los dólares para pagar lo que se debe. Es aritmética".

"Una de las cosas que quedó clara en las crisis anteriores en general, no solo en Argentina, es que a menudo los acreedores imponen tasas de interés excesivamente altas. El Club de París a menudo impone una tasa de interés del 9% mientras se renegocian las cosas. Con tasas de interés del 9%, tu deuda se duplica cada ocho años. Y hay toda una teoría que explica que si cobras altas tasas de interés, terminarás con una alta probabilidad de incumplimiento. Pero si cobras tasas de interés bajas, tienes una baja probabilidad de incumplimiento", aseguró el economista.

Frente a si espera que la negociación sea más sobre la tasa de interés que sobre las fechas de vencimiento o el capital de la deuda, indicó que la historia de las reestructuraciones de deudas tiene una fracción muy grande, alrededor del 50 por ciento, que termina con una crisis en cinco años. No quieren meterse en eso. Entonces quieren resolverlo. No es una solución temporal, sino una solución real. Y eso requerirá alguna forma de reescribir el contrato para hacerlo sostenible. Hay muchas formas de hacerlo. Pero esperaría que trabajen muy duro para asegurarse de que sea sostenible".

Y sobre el posible default, aseguró: "Es de interés para todos evitar un default. Y por eso Argentina está trabajando, como han dicho, muy duro para evitar un incumplimiento. Y también debería ser de interés para los acreedores. Quiero decir, si un default le cuesta a Argentina, y eso frena el crecimiento, significará que los acreedores tendrán menos de retorno. ¿Por qué los acreedores harían algo tan contraproducente? Argentina cayó en default hace algunos años y ahora está diciendo nuevamente que no tiene dinero para pagar la deuda. ¿Esto no tendría también consecuencias para el país en términos de credibilidad, de acceso a los mercados en el futuro?".

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