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Un grupo de textiles se reconvierte para abastecer las necesidades de ropa descartable del sistema de salud cuando se eleven los contagios por coronavirus

Un grupo de pymes producirá indumentaria de salud para mantener parte de sus talleres activos y poder pagar salarios. Desafíos y obstáculos de la urgencia
06/04/2020 - 18:39hs
Un grupo de textiles se reconvierte para abastecer las necesidades de ropa descartable del sistema de salud cuando se eleven los contagios por coronavirus

Un grupo de empresas textiles ultima por estos días los detalles para reconvertir, durante un tiempo, su producción de ropa para chicos, jóvenes y adultos, en otra, de corte, costura y confección de los cientos de miles de kits compuestos por cofias, camisolines y tapabotas. Será los equipos que necesitará el personal sanitario cuando el contagio por coronavirus comience a mostrar otras cifras, suban las internaciones y el recambio de esa ropa sea una constante en clínicas y hospitales.

Se trata de una iniciativa que impulsa una veintena de empresas nucleadas en la Fundación Pro Tejer que responden a un pedido que el Gobierno les hiciera semanas atrás para producir estos kits sanitarios.

Esas empresas, todas pymes aunque con suficiente nivel de automatización de la producción para responder a una demanda intensa, se están organizando en una especie de Unión Transitoria de Empresas (UTE) que abrirán parte de sus talleres con parte de su personal para confeccionar estos kits que necesita el Gobierno.

Haberse integrado de esta manera responde a la necesidad de que, como industria textil, no cuentan con los permisos respectivos para producir material para el sistema de salud, uno de los aspectos con el que se va contra reloj para contar con las autorizaciones necesarias para producir con los estándares requeridos. Hacerlo de manera conjunta facilita esos trámites y procesos.

"El objetivo es abastecer a una parte del mercado de la salud. Somos todas empresas chicas que presentamos una oferta unificada al Gobierno y que, en este proceso de reconversión de la producción, permitirá bajar un poco las pérdidas que significa que no haya actividad", explicó a iProfesional, Luciano, Galfione, secretario de la Fundación Pro Tejer.

La industria textil es una de las más castigadas por el aislamiento social preventivo y obligatorio que comenzó a regir el pasado 20 de marzo y se extenderá hasta el próximo 12 de abril, cuando se conocerá la nueva fase de esta cuarentena. A partir del 13 de abril se irá abriendo el confinamiento a actividades que permitan comenzar a mover la economía, como la construcción, mencionada entre ellas.

Las empresas aspiran a formar parte de ese grupo que reabrirá sus puertas de manera paulatina a partir del 13 de abril. Especialmente cuando otra de las actividades a sumar a esta segunda fase sería el de los comercios, aunque con la posibilidad de incorporar el delivery e internet como las principales ventanillas de venta y distribución.

En cuanto al trabajo conjunto que realizan por estos días, las textiles unificarán procesos, es decir, un grupo se dedicará al corte, otro a la confección y otro a la compra de los insumos. Será el modo de ganar en eficiencia para lograr, así, la venta unificada de los kits al Estado.

"El Gobierno ya facilitó la muestra del producto que se necesita. Las empresas pueden reconvertir parte de su actividad rápidamente. En todos los casos son textiles con talleres propios, con buena confección. Es el modo de certificar que la producción se haga en las condiciones requeridas, es decir, que cumplan con los requerimientos técnicos y los protocolos de higiene tanto de los establecimientos como de las personas que asistan a trabajar", agregó Galfione.

Estas pyme, que producen marcas nacionales reconocidas, cuentan con robots de corte y con suficiente tecnología para producir rápidamente la indumentaria que necesitarán médicos, enfermeros, camilleros, cocineros, y asistentes del sistema de salud en general cuando se registren los picos de contagio y, con él, una mayor demanda del sistema de salud.

En principio, este grupo estaría en condiciones de proveer unos 150.000 kits por semana, es decir, que en un mes podrían estar por encima del medio millón de conjuntos que necesita cada integrante de los hospitales, clínicas y sanatorios que recibirán los distintos casos.

A voluntad y cerca de los talleres

La convocatoria del personal de los talleres de estas empresas no será masivo. "Mi empresa hace ropa de niños. Esto tiene un costo que, como mínimo, es el de los salarios. En nuestro caso no vamos a convocar a todo el personal sino a los que quieran trabajar, que vivan cerca de la empresa o que cuenten con un auto para trasladarse. De 50 empleados que tengo, como mucho serán 10 los que se sumen a esta tarea", comentó, por su parte, Hernán Ebekian, presidente de la Cámara Argentina de Indumentaria de Bebés y Niños (CAIByN).

La industria textil es una de las más golpeadas por la recesión que afecta a la Argentina, situación que e profundizó desde que el Gobierno comenzó a tomar medidas para prevenir un aumento vertiginoso de los casos de coronarivus en el país luego de que se detectara el primer contagio en el país, el pasado 3 de marzo.

De hecho, la semana pasada, la misma Fundación Pro Tejer pidieron medidas para evitar que se corte la cadena de pagos del sector que, desde mediados de marzo está en cuarentena y, por ende, los talleres totalmente parados.

Que las entidades financieras operen como banca de crédito y cubran los cheques de aquellos clientes para que se acrediten en las cuentas de aquellos a los que se les hizo el depósito.

Las ventas de indumentaria en el sector minorista cayeron 2,7% en diciembre de 2019 contra el mismo mes de 2018, de acuerdo a los datos de la Cámara Argentina de la Indumentaria, y si bien en enero vislumbraban un mejor panorama para el sector, la pandemia terminó rápidamente con las acciones a poner en marcha a partir de marzo.

Por eso es que, si bien este grupo de empresas está dispuesto a dar respuesta al llamado del Gobierno, y a reactivar y reconvertir durante este tiempo su producción, también aclararon que "no buscamos un negocio sino cubrir parte del costo que hoy tenemos por estar paradas", advirtió Ebekian.

Entre las regulaciones y las finanzas

Además de la situación particular del sector, para embarcarse en esta iniciativa las textiles deben sortear dos obstáculos más: uno de ellos es el referido al cumplimiento de los protocolos de salud que exige el sistema sanitario y que aprueba la ANMAT, y sobre el que se busca obtener rápidamente las certificaciones para cumplir con las normas de producción de artículos para la sanidad.

El otro tiene que ver con el abastecimiento de las materias primas para confeccionar esa ropa, como la friselina para los camisolines o los elásticos para copias y otros artículos.

"La friselina y otras materias primas empiezan a escasear porque hay alta demanda de estos insumos a todo nivel. Hay capacidad para un abastecimiento normal pero no para esta situación excepcional. La producción de los proveedores está sobrevendida y todo eso se paga de contado. Al principio este capital lo van a financiar las empresas que participamos pero hasta que se pegue la vuelta va a demandar un tiempo", apuntó Gialfone.

Por esa razón, le piden al Gobierno que se generen los distintos instrumentos para agilizar estos procesos. "No podemos esperar a que el Estado nos pague a los 120 días, pero sí podemos sostener esta situación si se paga a los 30 días, que es más razonable", agregó.

A la hora de sacar cuentas se trata de unos $30 millones quen para las pymes del sector textil "es un montón de dinero", se preocupó por destacar el directivo.

Esta tarea de reconversión, sobre la que se trabaja desde hace varias semanas, podría ponerse en marcha de manera efectiva a partir de la próxima semana. Una nueva configuración atada a ayudar a resolver las urgencias de la pandemia y los distintos escenarios que se manejan en la Argentina, y que también necesitará a parte del sector textil para enfrentarlo.

La movida que se encara a través de Pro Tejer con el Gobierno nacional se replica, a su vez, de manera similar con empresas textiles de las provinciales que encaran una movida similar con los gobiernos del interior del país.