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Cristina y Alberto definen el futuro del Gabinete: la figura "intocable" y la agenda que viene

A partir del próximo fin de semana, con la mira puesta en los ministros-candidatos, se irá dibujando el perfil de la gestión hasta noviembre
20/07/2021 - 11:00hs
Cristina y Alberto definen el futuro del Gabinete: la figura "intocable" y la agenda que viene

La campaña rumbo a las elecciones comenzará oficialmente este fin de semana cuando se conozcan, finalmente, los candidatos de cada partido o coalición. El equipo económico no es ajeno a la ansiedad que envuelve al resto de la política. Ya sea porque los funcionarios ponen a punto los próximos anuncios. O porque algunos de ellos se preparan para saltar directamente a la campaña. Y otros porque aseguran desconocer su destino: si quedarán en el equipo o si serán directamente reemplazados y deberán retornar a la actividad privada.

Los nombres propios se conocerán recién hacia el fin de esta semana, una vez que Alberto Fernández y Cristina Kirchner definan los candidatos en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires.

Desde la Casa Rosada y también desde el denominado "kirchnerismo duro" afirman que Martín Guzmán no entra en el debate sobre posibles salidas del elenco gobernante. Se entiende: el ministro tiene todavía abierta la negociación con el Fondo Monetario, clave para la estabilidad económica y cambiaria.

Justamente, las decisiones que vienen definirán el rumbo de la gestión económica hasta las elecciones de noviembre. Y seguramente, lo más relevante, parte de lo que sucederá una vez que pasen los comicios.

A partir de que se conozcan los candidatos, el equipo económico también entrará en el "modo campaña". Algunos funcionarios saldrán de recorrida junto con el Presidente. Otros ya están preparando nuevas medidas, sobre todo de fomento al consumo.

De los ministros, hay dos a los que sus propios colegas en el gabinete mencionan como probables candidatos: uno es Daniel Arroyo, ministro de Desarrollo Social. El otro, Matías Kulfas, es titular de Desarrollo Productivo.

Martín Guzmán no entra en el debate sobre posibles salidas del elenco gobernante

De todos, Arroyo es el que, mencionan las fuentes, ya dejó trascender la voluntad de volver a una banca en Diputados. El ministro mantuvo diferencias en la gestión con el kirchnerismo y también recibió críticas de los movimientos sociales aliados al Gobierno.

La situación de Kulfas es diferente: mantiene la confianza plena de Alberto Fernández pero durante todo este tiempo recibió críticas del kirchnerismo. De hecho, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, por debajo del ministro en el organigrama, se maneja con total independencia.

Desde el kirchnerismo suelen recordar la antipatía histórica que CFK mantiene con Kulfas. e incluso hacen trascender que Augusto Costa, actual ministro de la Producción en la provincia de Buenos Aires, podría ser el eventual reemplazante.

Desde la Casa Rosada no dan nada por hecho aunque reconocen las presiones (históricas a esta altura) del ala dura del kirchnerismo.

Lo admiten también funcionarios del riñón "albertista". Esperan que tras las elecciones haya una "oxigenación" del gabinete nacional, pero afirman que para conocer la extensión de los cambios no queda otra que aguardar hasta ver los resultados de las elecciones.

A nueve meses de la advertencia de la vicepresidenta sobre "funcionarios que no funcionan", no hubo modificaciones en el área económica. El único antecedente de la influencia "K" fue cuando Guzmán quiso despedir a un subalterno -el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo- y chocó contra la intransigencia del kirchnerismo.

Anuncios con foco electoral

A partir del próximo fin de semana, con la mira puesta en los ministros-candidatos, se irá dibujando el perfil de la gestión hasta noviembre.

Seguro que hasta ese momento continuará la seguidilla de anuncios económicos, con la idea del impacto social -en las franjas más postergadas por la pandemia y la aceleración inflacionaria- y un impulso al consumo, que se mantiene en rojo por la pérdida de poder adquisitivo.

Los propios funcionarios admiten que el margen de maniobra es escaso, de acuerdo a la "bajada de línea" de Guzmán.

Quedó a la vista con el anuncio del bono para los jubilados. Los $5.000 otorgados a quienes ganan hasta $46.300 mensuales no alcanzan ni siquiera para compensar la inflación.

Los funcionarios admiten que el margen de maniobra para impulsar el consumo es escaso

El poder adquisitivo de los jubilados y pensionados, que venía con un deterioro de 10 puntos en términos reales, tendrá una leve mejora con la ayuda de agosto (bono por única vez) pero -lo mismo- esa asistencia no compensará del todo la pérdida contra la inflación.

También los bancos públicos serán parte de la campaña: el Banco Nación, por caso, utilizará la potencia ganada durante la pandemia con la entrega de miles de tarjetas de débito y de crédito, para lanzar líneas para el consumo.

En esa línea también habrá un relanzamiento del "Ahora 12", con la posibilidad de financiar consumos hasta 30 cuotas a tasas subsidiadas. Por ahora el Gobierno negocia con los bancos el costo de ese plan.

La construcción también sería parte de un programa específico. Distintas empresas del sector quieren juntarse con el Gobierno para lanzar planes de compras financiadas.

Algunas de las compañías de insumos para la construcción admiten que, tras la disparada de precios del último año, ahora tienen margen para el lanzamiento de promociones. De hecho, algunas compañías ya están ofreciendo algunas ofertas en supermercados mayoristas.

¿Qué margen tiene Guzmán para aplicar políticas activas? Los números finales se determinarán en los próximos días.

El escenario fiscal ya se flexibilizó durante junio (los números oficiales se divulgarán estos días), pero el titular de Hacienda no quiere mostrar un deterioro sin antes rubricar el demorado acuerdo con el Fondo Monetario.

A esta altura del año, y con la campaña electoral por delante, nadie en el equipo económico quiere ponerle el rótulo de "plan" a los anuncios que se preparan para las próximas semanas.

Como todos los gobiernos, en las vísperas elecciones, ahora también habrá medidas, con la salvedad que, esta vez, en plena pandemia y con una crisis que ya cumplió tres largos años, no hay apuestas a si esas iniciativas podrán tener el impacto buscado. Que mejoren el bolsillo de la población.

En medio de las negociaciones con el Fondo Monetario y las renovadas tensiones en el mercado cambiario, Guzmán está obsesionado por mantener las cuentas ordenadas.

Cada decisión será cuidadosamente seleccionada. Desde la semana que viene, las presiones para que suelte la ¨caja" se redoblarán.

Será una tensión con la que Guzmán tendrá que convivir hasta noviembre: las necesidades de seguir armonizando el frente cambiario contra las prioridades de los candidatos para ganar las elecciones.

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