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Dólar post elecciones: Guzmán y los caminos que se le abren en el frente cambiario desde el lunes

La primera señal sería la convocatoria a un acuerdo político y social a través del Congreso. Entre los puntos estaría el demorado acuerdo con el FMI
14/11/2021 - 08:11hs
Dólar post elecciones: Guzmán y los caminos que se le abren en el frente cambiario desde el lunes

Si alguna duda cabía, ya no. Así como sucedió en 2011 -cuando apenas pasadas las elecciones se instauró el primer "cepo" cambiario-; o en 2013, cuando el entonces ministro Axel Kicillof aceleró las minidevaluaciones diarias y luego el dólar pegó directamente un salto del 20%; o en 2015, cuando Mauricio Macri decretó la salida del "cepo" y provocó una devaluación; o incluso dos años más tarde cuando el ex presidente "intervino" el Banco Central para bajar las tasas de interés y acelerar el ritmo devaluatorio, en el "mercado" descuentan que esta vez se repetirá la historia.

La pregunta es de qué manera se implementará el nuevo régimen cambiario.

Los u$s290 millones de dólares que vendió el Banco Central para evitar una devaluación -y que llevó a u$s640 millones las ventas netas en lo que va de noviembre- dan cuenta de que así no se puede seguir.

En el Gobierno tienen la convicción de que no habrá un salto devaluatorio. A diferencia del experimento de Kicillof -que en los hechos ayudó a estabilizar las expectativas- en este 2021 no hay margen para aplicar una suba abrupta del dólar.

Con la inflación interanual arriba del 50%, un índice de pobreza que alcanza a casi la mitad de la población y una economía que recién se está recuperando del sablazo de la pandemia, no hay chances de que una devaluación sea la vía de escape a la corrida cambiaria.

Desde la Casa Rosada están convencidos de que la solución es política. Que así como la ola dolarizadora se acrecentó notablemente con la inminencia de las elecciones, esa dinámica debería aflojar a partir de mañana lunes si se tocan los botones "políticos" correctos.

La primera señal sería la convocatoria a un acuerdo político y social a través del Congreso. Entre los puntos estaría el demorado acuerdo con el Fondo Monetario, que Alberto Fernández quiere rubricar antes de que termine febrero.

En el Gobierno tienen la convicción de que no habrá un salto devaluatorio

La contracara de esa señal refiere a la pérdida de credibilidad del gobierno nacional. El Presidente intentó en reiteradas oportunidades dar inicio a una negociación al más alto nivel que incluyera a la oposición, al gremialismo y al sector empresario, pero todos esos movimientos quedaron en la nada.

¿Por qué ahora sería distinto? La profundidad de la crisis cambiaria obliga a rápidos movimientos y, sobre todo, a ser eficientes.

Guzmán es partidario de acompañar las señales políticas con una aceleración del crawling peg (minidevaluaciones diarias) para que el tipo de cambio oficial no quede más atrasado de lo que ya perdió a partir de marzo, cuando el dólar mayorista subió 17% menos que la inflación.

Para que tenga efecto y el "crawling peg" no termine en fracaso, ese movimiento debería acompañarse de una suba de las tasas de interés, algo que hasta aquí resistieron tanto Guzmán como el ala kirchnerista de la coalición gobernante.

El peligro de no tomar el camino adecuado está a la vista: sin dólares en el Banco Central, la devaluación llevaría a la Argentina a un escenario disruptivo y lleno de intrigas.

 

¿Desdoblamiento a la vista?

La posibilidad de un desdoblamiento no está descartada. Se trata de una opción que el propio Gobierno analizó hace un año, cuando el "blue" trepó a $195 y la brecha había llegado al 130%.

Cecilia Todesca Bocco, economista muy respetada por Fernández, que por entonces estaba en la jefatura de Gabinete y ahora trabaja en la Cancillería, se mostraba a favor de ese camino.

Pesce, el titular del Banco Central, siempre se opuso a esa chance. Y -acaso más importante bajo el actual contexto- la fórmula es resistida por el FMI.

Básicamente porque en el Fondo, los tipos de cambio múltiples "están prohibidos" por su Carta Orgánica. "Podría haber un waiver temporal", dice Héctor Torres, ex miembro del directorio del FMI. "También están prohibidos por la Organización Mundial de Comercio", completa Torres.

Más allá de esas posturas, hay algo que luce muy riesgoso bajo el actual contexto: que las empresas e inversores tomen como válido el tipo de cambio más alto. Y que ese valor de dólar -aunque en principio sólo rija para algunos servicios, como el turismo- sea tomado como referencia por otros formadores de precios.

Lo que sí parece claro es que no hay demasiado margen para estirar la negociación con el FMI. Es lo primero que debe arreglar el Gobierno.

No hay tiempo, a juzgar por los resultados de las últimas jornadas en el mercado cambiario.

En estos dos meses que transcurrieron desde las PASO, todas las variables financieras se deterioraron. Están más frágiles que entonces, en una dinámica en la que el Gobierno no logra generar confianza y todo luce peor.

El último informe de la consultora Equilibra -dirigida por el economista Martín Rapetti- le pone números a ese deterioro.

Desde las PASO empeoraron las reservas del Banco Central y se agrandó la brecha entre el tipo de cambio oficial y las distintas paridades "libres".

También hubo una leve caída de los depósitos bancarios. Tanto en pesos como en dólares. Se trata de una variable clave para evaluar la gravedad de la crisis. Una sangría de esas colocaciones implicaría, en los hechos, pasar de una crisis cambiaria a una crisis bancaria.

Nada luciría peor para la atribulada economía argentina que un agravamiento de la crisis.

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