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Dólar y un cierre de año caliente: fin de la "brecha de la brecha" y reservas en plena caída

Como están planteadas las cosas, los próximos dos años pueden llegar a ser "interminables" para el equipo económico, que necesita un acuerdo con el FMI
22/11/2021 - 15:00hs
Dólar y un cierre de año caliente: fin de la "brecha de la brecha" y reservas en plena caída

Luego de derrota reciente del Frente de Todos en la PASO y en la elección legislativa, con una leve recuperación de votos, es probable que llegue una especie de transición con problemas políticos y económicos. La situación no está todavía para una transición traumática terminal a la 1987 o 2001. Políticamente, incertidumbre hay y problemas de gobernabilidad puede haber porque es un oficialismo debilitado que se trata de recuperar.

Pero económicamente, aunque la macro está complicada, los riesgos son hasta acá más acotados que en 1988 - 1989 y 2001. "Lo más parecido a 2021 es 2013 pero con diferencias evidentes. Políticamente es un oficialismo mucho más frágil. Y macroeconómicamente hay el doble de inflación (50% contra 25% anual) y el BCRA está con menos reservas netas y muchos más pasivos en pesos como los pases y las Leliq. El mejor escenario macro sería cualitativamente estabilizar la inestabilidad a la 2014", explican de la consultora M&S.

En esa idea de comenzar a estabilizar la inestabilidad la semana pasada el BCRA decidió sincerar el valor de los tipos de cambio financieros, lo que implica por ahora y en la medida que no vuelva a intervenir en el mercado no oficial del dólar, finalizar con la llamada brecha de la brecha. Esta era la diferencia que existía entre el Dólar Contado Con Liqui sin controles contra la versión controlada de ese tipo de cambio no oficial.

Con el objetivo de cerrar la "brecha de la brecha", el BCRA decidió sincerar el valor de los tipos de cambio financieros

Un reciente informe de la consultora Invec que dirige el economista Esteban Domec explica que "tras dejar de intervenir en el mercado de bonos, que le costó cerca de u$s2.000 millones al BCRA en lo que va del año, contrayendo el resultado favorable para la entidad de la compra de divisas en el mercado mayorista para aumentar las reservas la brecha cambiaria se ubica por encima del 100%, 20 puntos por debajo de lo que fue su pico en octubre del año previo". Un dólar paralelo de 201 pesos contra el oficial de 100 pesos.

Previamente, la CNV emitió la Resolución General N° 911/21. La misma establece que para contabilizar el límite máximo (50.000 nominales por semana) las ventas de valores negociables de renta fija nominados y pagaderos en dólares y emitidos bajo ley local con liquidación en moneda extranjera, ya no podrán ser compensadas o neteadas con las compras de estos mismos activos con liquidación en moneda extranjera. Poniendo un freno más al volumen operado y los eventuales arbitrajes.

En ese aspecto el trabajo plantea cuáles son las posibles salidas que puede encontrar el Gobierno para el problema cambiario y agrega que "lo cierto es que, tal como lo planteó el presidente de la Nación, Alberto Fernández, y en consenso con la vicepresidente, Argentina debe ir a buscar un acuerdo con el FMI que le permita renegociar sus vencimientos y además volver a abrir las puertas al financiamiento internacional, por lo pronto de Organismos Internacionales. Cabe destacar que, según el presupuesto enviado al Congreso, el financiamiento que se necesita del exterior es de aproximadamente 1,8% del PBI.

De acuerdo a trascendidos que salen de fuentes cercanas al equipo económico, el financiamiento sería de 0,7 puntos menor al estimado. Esto implica que se necesitaría financiar cerca 1,1% del PBI o lo mismo, algo levemente por debajo de u$s5.000 millones.

El trabajo manifiesta que es necesario alcanzar un acuerdo y plantea qué le puede pedir el staff del FM al ministro Martin Guzmán en caso de llegar a un acuerdo. "Si hay tópicos en los cuales el FMI tiene una posición tomada, una de ellas es el esquema cambiario. En este, la entidad es crítica de los tipos de cambio múltiples y ha incentivado a que los países desarmen estos esquemas a lo largo de la historia" describe el estudio de la consultora.

Entre las razones principales de su negativa a sostener estos esquemas se ubican: en primer lugar, la distorsión de precios relativos, que al corregirse genera fogonazos inflacionarios mucho peores a los actuales. Un diferencial del tipo de cambio que actúa como un impuesto a las exportaciones y un subsidio a las importaciones básicas, puede socavar las exportaciones de un país y fomentar el crecimiento de industrias ineficientes que sustituyen las importaciones, lo que da como resultado una mala asignación de recursos y una pérdida de crecimiento económico y de empleo. Además, genera mercados informales que desalientan el ahorro y afectan a la recaudación.

Hay que señalar que a mediados de la década de 1950, alrededor de dos tercios de los miembros mantenían esquemas de tipo de cambio múltiple, a menudo con fines ajenos a la balanza de pagos, como proteger la industria nacional o recaudar ingresos fiscales.

En tanto en la segunda mitad de las décadas de 1950 y 1960 se logró un progreso significativo hacia la reducción de la dependencia de los tipos de cambio múltiples, en el contexto de mejores condiciones de pago, el crecimiento del comercio internacional y reformas cambiarias. Muchos países emergentes y países en desarrollo abrieron gradualmente sus economías y liberalizaron sus sistemas de cambio en los noventa y principios de los 2000.

A fines de 2017 solo tenían tipos de cambio múltiples 28 países miembros del FMI, frente a los 55 que lo hacían en 1986. Sin embargo, la última declaración del FMI en el año 2019 dejó entrever que ahora es más plausible que ciertos países puedan implementarlo, como un esquema transicional, aunque no sea el considerado como óptimo.

El acuerdo con el FMI se vuelve una prioridad, al igual que modificar el actual régimen cambiario

La manera de achicar la brecha cambiaria y mermar las distorsiones previamente mencionadas, vendrán de la mano de un aumento del tipo de cambio oficial. La pregunta es cómo, se plantea el estudio. ¿Se adoptará una devaluación gradual o un incremento del tipo de cambio discreto?

Un análisis empírico reciente de los períodos de devaluación entre 1960 y 2015 identificó 217 episodios de devaluación discreta y 92 de devaluación gradual (Geiger y Nguyen 2018). Las devaluaciones de "shock" se asociaron a una caída mayor del nivel de producción, mientras que las devaluaciones graduales no se asociaron con una caída en la producción, sino con una mejora contemporánea de la balanza comercial.

Por el contrario, la ventaja con la que corre un salto discreto del tipo de cambio es que si esta es creíble (algo cada vez más difícil), el mercado esperará que esta devaluación sea solamente de una sola vez, y tan alta como la economía lo necesite, para luego recuperar la economía de manera más veloz. Por el contrario, las devaluaciones graduales y sobre todo con los niveles actuales de credibilidad, tienen la desventaja de que es más difícil manejar las expectativas de depreciación y tienden a asociarse a períodos de mayor persistencia de la inflación.

Con una brecha mucho más elevada y reservas que escasean, el BCRA volvió a aumentar su posición en el mercado de futuros, que estimamos entre u$s5.000 y u$s6.000 millones al mes de noviembre. Es por ello que el acuerdo con el FMI se vuelve una prioridad, al igual que modificar el actual régimen cambiario.

En síntesis, la conclusión a la que llega el organismo es que los tipos de cambio múltiples solo retrasan las presiones sobre la balanza de pagos, pero no resuelven sus problemas fundamentales, por lo que, a la larga, el tipo de cambio unificado funciona como el más efectivo.

Desde M&S sostienen que "mientras se mantenga este escenario está la chance de que la política económica se acomode en derredor a algún tipo de acuerdo con el FMI. Pero acordar y firmar no son sinónimos de cumplir las metas: por lo tanto, cada auditoría trimestral del Fondo sería un parto".

El fin último político y económico sería durar para llegar al final del mandato por una simple cuestión de supervivencia. "Durar para llegar" apuntaría apenas a estabilizar la actual inestabilidad macro sin que sufra más el nivel de actividad (que está en una meseta todavía debajo de 2019) ni que se acelere más la tasa de inflación (que flota en torno a 40 / 50% anual).

Implicaría una política económica para no empeorar, en un escenario no lineal, volátil, tipo sube y baja. Como están planteadas las cosas, los próximos dos años se pueden llegar trasformar en dos siglos por lo difíciles que aparentan.

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