¿Las guerras son buenas para la economía de un país?
Uno de los mitos que mas ha perdurado en la sociedad occidental es el que dice que, de alguna manera , las guerras son buenas para la economía. Mucha gente sostiene que hay una gran cantidad de evidencia que comprueba este mito. Después de todo la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar luego de la Gran Depresión. Sin embargo, existe una corriente de economistas que explica que esta creencia errónea tiene su origen en una falta de entendimiento en la forma de pensar la economía.
Cabe resaltar que la idea de este artículo deja de lado la invalorable cantidad de pérdidas humanas, la más lamentable consecuencia que surge tras un conflicto, y solo intenta dar un enfoque sobre cual es la consecuencia en términos económicos que afronta un país luego de un litigio.
El argumento estándar "una guerra da impulso a una economía" dice así: supongamos que un país se encuentra en un período de desaceleración económica, bajo crecimiento, o incluso en las puertas de una recesión. La tasa de desempleo es alta, el consumo de la población es bajo, sus expectativas no son del todo optimistas y las empresas trabajan a menor ritmo, mostrando una alta capacidad ociosa.
En ese momento, el país decide entrar en guerra. El Gobierno necesita entonces equipar a sus soldados con equipamiento extra, municiones, transporte, vestimenta especial y todo lo que implique esa decisión.
Las corporaciones ganan contratos para proveer botas, bombas y vehículos a las fuerzas armadas. Muchas de estas compañías tendrán que contratar mas trabajadores a fin de cumplir con el incremento de la producción. Si las preparaciones para la guerra son lo suficientemente grande, grandes cantidades de trabajadores serán contratados, reduciendo el índice de desempleo. Otros trabajadores pueden ser necesarios para cubrir los puestos de quienes ahora están en el ejército y antes en sector privado.
Cuando esto pasa, el consumo general de la población aumenta, producto de un índice de desempleo más bajo, una población que aumenta su nivel de gastos (en algunos casos hasta por previsión) y también porque ahora los que estaban antes empleados pasan a consumir más, pues tienen menos miedo a perder el empleo al observar que hay más personas ocupadas.
Este gasto extra ayudará al sector de ventas minoristas, que necesitará tomar nuevos empleados haciendo que el desempleo baje aún mas. Un espiral de actividad económica positiva es creada por el gobierno que está preparándose para la guerra........... Sin embargo, la lógica falaz de esta historia es un ejemplo de algo que los economistas llaman la Falacia del La Ventana Rota ( "The Broken Window Fallacy").
La Falacia de la Ventana Rota
Creada en 1850 por Frédéric Bastiat - esta brillantemente ilustrada en la primera lección del libro de Economía de Henry Hazlitt, el que actualmente sigue utilizándose tanto como solía hacérselo en 1946, en el que fue publicado por primera vez. En este libro Hazlitt utiliza el ejemplo de un vándalo que arroja una piedra y rompe la ventana de un negocio. El dueño deberá comprar una nueva en una vidriería por una suma de dinero, que consideraremos 250 pesos.
Una multitud de gente razona que la ruptura de esa ventana puede tener beneficios. Después de todo, si las ventanas jamás se rompieran, ¿qué sería de la industria del vidrio?
De aquí se deriva una sucesión interminable. El vidriero contará con 250 pesos más para gastar en otros comercios. Hecho esto, a su vez, serán los otros comercios los que contarán con otros 250 pesos.....y esta cadena seguirá ad infinitum. Así la ventana rota proveerá de dinero y trabajo en un circulo que seguirá ampliándose.
La conclusión lógica de esto sería que el pequeño vándalo que arrojó el ladrillo, lejos de ser una amenaza resulta ser un benefactor público. Después de todo, parecería acertado razonar que el dueño de la vidriería se beneficiará de este acto de vandalismo.
Omisión
Lo que no han considerado, de hecho, es en qué hubiera gastado el dinero ese vendedor si no hubiera tenido que reemplazar la ventana rota. Podría haber estado ahorrando el dinero para un nuevo traje de vestir, pero dado que ya ha gastado ese dinero en reemplazar la ventana, no puede ahora comprarlo y la sastrería en consecuencia perdió una venta.
í‰l podría haber utilizado ese dinero para comprar equipamiento nuevo para su negocio, o para vacacionar, o para comprar ropa nueva. Es así que la ganancia de un negocio implica la pérdida de otro.
En consecuencia, este ejemplo explica que no ha habido una ganancia neta en la actividad económica del país. De hecho, ha habido un declive en la economía: en lugar de tener (el dueño de la ventana que había sido rota) una ventana y 250 pesos en su bolsillo, ahora cuenta solamente con una ventana. O bien, ya que él estaba planeando comprarse un nuevo traje esa misma tarde, en lugar de tener tanto la ventana como el traje, deberá ahora contentarse o con la ventana o con el traje. Si pensamos en él como una parte de la comunidad, la comunidad ha perdido un traje nuevo que podría, de otra forma haberse hecho una realidad, y es entonces mas pobre.
Pérdida Neta
La Falacia de la Ventana Rota perdura dada la dificultad de poder percibir que es lo que hubiera hecho el dueño del negocio. Podemos ver la ganancia que va a la vidriería. Podemos ver una nueva ventana en la fachada del negocio. Pero, no podemos ver que es lo que el dueño del negocio hubiera hecho con el dinero si se le hubiera permitido quedarse con él, precisamente porque no le fue permitido. No podemos ver ni el nuevo traje, o el nuevo equipamiento para su negocio, que no fueron comprados.
Es decir que los ganadores son fácilmente identificables (el dueño de la vidriería), mientras que los perdedores no lo son (el dueño de la sastrería o de la casa de equipamiento). Por ello es falaz concluir que hubieron únicamente ganadores y que la economía esta mejorada.
Promesas políticas
La fallida lógica de la Falacia de la Ventana Rota ocurre todo el tiempo con argumentos a favor de los programas gubernamentales. Un político alegará que su nuevo programa gubernamental (proveer ropa de invierno a las familias de bajos recursos) ha sido un éxito, ya que puede señalar a todas las personas con vestimenta que antes no los tenían. Es probable que existan variadas historias y fotos en los noticieros de TV de las personas con su ropa nueva.
Dado que vemos los beneficios que da este programa gubernamental, el político convencerá al público de que su programa resultó ser un éxito rotundo. Por supuesto que lo que no vemos es que la propuesta para proveer de mas alimentos a una escuela nunca fue implementada porque esos recursos estatales se destinaron para comprar ropa. O se hicieron ambas cosas, pero para ello se decidieron aumentar los impuestos, lo que induce al declive de la actividad económica.
Dinero extra
De la Falacia de la Ventana Rota es fácil ver porque la guerra no resultará en un beneficio para la economía. El dinero extra que se ha gastado en la guerra es dinero que no será gastado en otro lugar. La guerra puede ser financiada de tres maneras:
- Subiendo impuestos
- Bajando el gasto en otras áreas
- Incrementando la deuda
Subir impuestos reduce el gasto de los consumidores, que no ayuda a la mejoría de la economía desde ningún punto de vista. Por ejemplo, se reduce el gasto que realiza el gobierno en programas sociales.
Los receptores de esos beneficios otorgados contarán ahora con menor cantidad de dinero para gastar en otras cosas, entonces la economía habrá sufrido una baja en su totalidad. Incrementar deuda implica reducir el gasto o incrementar los impuestos; es decir que sería una forma de retrasar lo inevitable. Además del pago de todos los intereses que se acumulen durante ese tiempo.
Subir impuestos, apropiarse de las pertenencias
Otro ejemplo que intenta explicarlo, esta vez por el lado del absurdo, da cuenta de la lógica que tiene subir impuestos para financiar una guerra. Imagínese que en lugar de bombardear otro país, el ejército estuviera dejando caer "heladeras" al océano. Las fuerzas armadas podrían haber obtenido las heladeras de una de estas dos maneras:
- Podrían conseguir que cada habitante les diera 50 pesos para comprarlas
- Podrían apropiarse de las que tiene cada familia en su hogar.
¿Cree alguien seriamente que podría haber beneficio alguno de la primera forma? La población cuenta ahora con 50 pesos menos para gastar. En cuanto a la segunda forma, la idea de que el gobierno venga y se lleve sus pertenencias puede parecer ridícula, pero no es del todo diferente a un incremento en los impuestos.
Según afirman una línea de economistas, la guerra en el corto plazo lastima la economía de un país y mucho tiene que ver ese destino de dinero direccionado al litigio y sacrificando inversiones en otras áreas.
En el largo plazo la situación puede resultar diferente dependiendo de quien resulta victorioso y de que activos se adueña. Tomando como ejemplo el conflicto entre los Estados Unidos e Irak, la economía norteamericana podría mejorar con el pasar de los años por dos supuestos:
- Un incremento en la provisión de petróleo: si un régimen de mejores relaciones se presentara entre ambos países, mejoraría la provisión de petróleo a los norteamericanos, así como también una reducción en los costos de las compañías que utilizan el crudo como factor de producción. Esto impulsaría un crecimiento económico.
- Estabilidad y Crecimiento Económico en el Oriente Medio: si de alguna forma se estableciera la paz en el Oriente Medio, el gobierno de los EE UU gastaría menos dinero en la milicia que el destina actualmente. Si las economías de los países en el Oriente Medio se estabilizan y experimentan un crecimiento, esto les dará mayores oportunidades para realizar intercambios con los Estados Unidos de Norteamérica, mejorando así las economías de todos esos países, así como también la del país norteamericano.
En el futuro cercano, de cualquier manera la economía bajará a consecuencia de la guerra, como ha mostrado la Falacia de la Ventana Rota. La próxima vez que alguien mencione los beneficios económicos de una guerra estaría dejando de lado el ejemplo del vándalo arrojando la piedra a la ventana de un comercio.