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El detrás de escena de Melconian, el siempre postulado "candidato" a Ministro de Economía

El economista está en boca de todos y su presencia mediática lo pone en el foco como posible piloto de tormentas ante una profundización de la crisis
23/09/2019 - 06:19hs
El detrás de escena de Melconian, el siempre postulado "candidato" a Ministro de Economía

Todos hablan de él. Si presentó un plan económico, si se reunió con Alberto Fernández, si criticó a sus ex compañeros de gestión, si lanzó una frase provocativa en una entrevista o si presentó un libro, lo cierto es que cualquier situación es motivo suficiente para que el nombre de Carlos Melconian sea uno de los que más presencia mediática ha tenido en las últimas semanas.

Y ese interés mediático se justifica plenamente. Primero, porque como saben todos los editores periodísticos y productores televisivos, es de esos personajes que "garpan" en términos de rating. Y segundo, porque su nombre vuelve a sonar como posible ministro de economía.

Esa es, tal vez, la característica que lo diferencia de otros economistas: cuanto más crítica es la situación económica, más se lo identifica como candidato a ocupar la silla más complicada del país.

Lo cierto es que desde que asumió Mauricio Macri como Presidente de la Nación, en cada momento de inflexión que tuvo la gestión de Cambiemos siempre sonó el nombre de Melconian como posible ministro. Algo que tiene poco de casual y mucho de causal.

Así ocurrió al inició del actual mandato, cuando se estaba delineando el Gabinete a fines de 2015, como también cuando a comienzos de 2018 al Gobierno le "explotó" en las manos las contradicciones de su política monetaria y entró en una severa crisis, que derivó en un dólar de $40 y el programa de auxilio del Fondo Monetario Internacional.

En todas las ocasiones, trascendía que el economista tenía preparado un plan para salir de la emergencia. E incluso él mismo dejaba trascender los imaginativos nombres de los planes, como cuando bautizó "Plan Perdurar" al que había diseñado para ayudar al macrismo a lograr su reelección.

Y ahora, antes del recambio presidencial, vuelve a aparecer en primer plano su figura, no sólo como posible funcionario de Juntos por el Cambio -en el improbable caso de que revierta las duras cifras conseguidas en las PASO y sea reelegido Macri-, sino que además suena para integrar en algún momento al equipo de Alberto Fernández.

Con el candidato opositor tiene una muy buena y fluida relación desde 2005, cuando el candidato del Frente de Todos formaba parte del gobierno de Néstor Kirchner. Luego siguieron en contacto, más allá de la posición de cada uno.

Pero incluso cuando el propio Fernández negó que le hubiera pedido un plan a Melconian, la presencia del economista no sólo no decayó sino que se intensificó. La excusa fue la presentación de su libro "Cantar la Justa", en el que evalúa al Gobierno de Cambiemos.

Con una cuidada planificación a cargo de sus ex asesores en el Banco Nación y la colaboración de una agencia de prensa, la previa de la presentación del libro constó de cuantiosas y variadas apariciones mediáticas en programas de televisión, radios y medios impresos.

Casualmente, además en su libro incluye una "carta al futuro Presidente", donde realiza una serie de recomendaciones sobre cómo se puede intentar enderezar la situación argentina.

Es válido decir que el sustento para que se lo mencione en el último tiempo como uno de los posibles candidatos a ocupar un cargo tan relevante para este país, como es el de ministro de Economía, no sólo se argumenta en que es considerado un profesional destacado y un "economista de alto perfil". Sino que tiene ciertas cualidades que lo hacen diferente a varios de sus colegas.

Sus pilares van más allá de su profesión como asesor de empresas e inversores, trabajo que realiza desde su consultora MacroView, que integra con su socio y colega Rodolfo Santangelo.

Y la clave es que tiene un cierto condimento político tanto en su discurso como en su personalidad.

Melconian no sólo no tiene inconvenientes en marcar con dureza sus diferencias con otros economistas que también fueron funcionarios de Cambiemos, como Alfonso Prat Gay o Federico Sturzenegger, sino que ha cultivado una imagen de economista para tiempos de crisis, una categoría en la que no entran muchos profesionales.

Es decir, se muestra dispuesto a hacerse cargo y a enfrentar sin miedo la situación extremadamente compleja del país como piloto de tormentas. Una actitud que cae agradable en varios ciudadanos.

Otra característica que lo hace diferente es su discurso directo, llano, atractivo, lleno de metáforas y relatos ilustrativos, que genera que sus conceptos sean lúdicos de escuchar y con llegada directa a todos, incluso a los medios de comunicación, como los llamados "plan picapiedras", "velocirraptores", "cubo mágico", entre tantos otros términos para referirse a cuestiones económicas y políticas.

A eso se le suma su verborragia y cambio constante de tonos discursivos, que incluso llegan a los gritos en algunas manifestaciones.

Además se podría decir que su estilo siempre intenta mostrar que "tiene calle" o barrio en su haber, al mencionar recurrentemente que es hincha de Racing y que se junta asiduamente con sus amigos de Valentín Alsina a jugar al fútbol. Una faceta que lo hace terrenal para el contacto con gente de todo tipo de posición social y geográfica.

De hecho, en la presentación a la prensa y amigos íntimos de su libro, que fue el martes pasado, dijo sin pelos en la lengua: "A mí me gusta más la calle".

Más que un lanzamiento

Precisamente, en dicho evento se reflejó con pequeños gestos y detalles este perfil empático y a la vez polémico que busca posicionar para lanzarse a ocupar un cargo de jerarquía en el Estado.

Todo eso a pesar que se esforzó por remarcar que la situación es fortuita porque la propia gente de la editorial Planeta fue la que le propuso el año pasado la idea de escribir un texto, y que el objetivo había sido lanzarlo en la pasada Feria del Libro, pero por cuestiones de agenda y retrasos recién ahora se pudo concretar.

"Defaulteamos y lo entregamos después", mencionó irónicamente comparando esa demora con la situación del país.

Lo certero es que para dicha presentación "literaria" eligió un hotel boutique del barrio porteño de Palermo, donde participaron alrededor de 80 personas, que desbordaron la pequeña sala destinada para tal fin, donde estuvieron presentes periodistas populares, de los cuales muchos son cercanos a él.

También estuvieron acompañando al economista sus amigos, familiares (incluso asistió su hermano desde Chile), y compañeros de trabajo, como el personal de su consultora y del Banco Nación, entidad financiera en el que fue Presidente desde fin de 2015 hasta inicios del 2017.

Justamente, su vínculo con personas clave lo llevaron a tener una llegada cercana al poder político y económico, como Mauricio Macri y Alberto Fernández. Ambas figuras con las que se jacta tener una muy buena relación.

El propio Marcelo Longobardi, que fue el presentador del libro, reconoció públicamente que se habla seguido con Melconian, que se mandan mutuamente imágenes por Whatsapp y que, incluso, le "ha presentado ministros" al autor de "Cantar la Justa".

Estos justos y precisos equilibrios que ejerce entre las críticas que realiza al Gobierno con fundamentos técnicos, su enorme exposición pública con un lenguaje "apto todo público" y las alianzas con el poder, lo llevan a convertirlo en un posible candidato a ser ministro de Economía.

Tras la presentación, se tomó unos días para viajar al exterior, mientras en el país se hace cada vez más intensa la especulación sobre cómo se conformará el equipo económico de la próxima gestión.

Lo cierto es que hoy no parece que las condiciones políticas del país hagan viable que Melconian pudiera integrarse a un equipo de Alberto Fernández (está muy fresco el recuerdo de la definición de "soldado de Macri" que el economista hizo de sí mismo). Es probable que el ala dura del kirchnerismo pudiera vetar su nombramiento.

Pero claro, esto es Argentina, y la historia muestra muchos casos de cómo los momentos de crisis pueden hacer aparecer ministros impensados. Melconian lo sabe.