El mercado ha vuelto a utilizar el refugio por excelencia en los momentos de alta incertidumbre: el oro. El metal precioso repuntó este jueves un 2,6% en la bolsa estadounidense, su mayor suba desde el 23 de junio de 2016, cuando su precio subió más del 4% por el resultado del referéndum sobre el Brexit.

Durante los últimos meses, el metal precioso no había reaccionado a las malas noticias de los mercados emergentes: desde sus máximos del año en 1.362 dólares, que se tocaron el 25 de enero, el precio del oro ha caído más de un 10%, hasta el entorno de los u$s1.220 en los que se movía este jueves. El 16 de agosto el metal marcó mínimos del año en los u$s1.176 por onza.

Uno de los argumentos que esgrimían muchos analistas para explicar la falta de reacción del oro ante los problemas que han asomado este verano en los mercados emergentes era que el dólar lo había eclipsado durante los últimos meses como activo refugio.

El jueves, sin embargo, esto no se repitió, ya que las caídas de las bolsas vinieron acompañadas por descensos del billete verde, que perdió un 0,6% frente al euro. De esta forma, la divisa europea acechó los 1,16 dólares al situarse en el entorno de 1,158 dólares.

Desde Monex Europe explican la debilidad que está mostrando el dólar: "El mercado está poniendo en precio durante los dos últimos días que el crecimiento de la economía estadounidense pueda dar un giro a la baja, arrastrando los mercados de renta variable a las caídas, y metiendo presión bajista al dólar estadounidense".

La firma resume que "en general los últimos movimientos parecen un giro bajista para la situación de la renta variable, que sin embargo no ha propiciado ningún tipo de reacción hacia la seguridad en el mercado de divisas".