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Diego Ferro: "El ajuste es inevitable, sea de forma organizada a través de un plan serio o de una crisis"

Uno de los argentinos que más conoce Wall Street advirtió que la ausencia de un plan económico conspira contra la necesidad de estabilizar la economía
10/10/2021 - 06:09hs
Diego Ferro: "El ajuste es inevitable, sea de forma organizada a través de un plan serio o de una crisis"

Diego Ferro, presidente de M2M Capital Management, es uno de los argentinos que más conoce Wall Street por dentro. Trabajó en distintos bancos de inversión desde que llegó a Nueva York, la ciudad donde vive hace varias décadas. Pasó por Lehman Brothers, Morgan Stanley, Goldman Sachs y fue co CIO de Greylock Capital, un fondo de riesgo que fue protagonista de la reestructuración de la deuda argentina en 2005 y la reapertura en 2010. Ahora, con una firma nueva, Ferro sigue manteniendo su visión crítica sobre la Argentina. 

En diálogo con iProfesional desde la Gran Manzana, Ferro advirtió que es muy difícil salir del estancamiento y crisis sin un plan económico, que el acuerdo con el FMI no solucionará la desconfianza que tiene Wall Street con el país y que el ajuste vendrá quiera o no el Gobierno. A continuación, la charla completa: 

-El Gobierno sigue intentando frenar las tensiones cambiarias con regulaciones y espera que un acuerdo con el FMI pueda contribuir a eso. Crees que un acuerdo con el Fondo puede estabilizar las crisis cambiaria?

-La principal razón para la tensión cambiaria es la falta de confianza en el rumbo económico (lo llamo rumbo porque claramente no hay plan). Con inflación en aumento y un tipo de cambio oficial "pisado", cualquier dólar que se pueda conseguir en uno de los tantos mercados alternativos disponibles representa una posibilidad clara de protección de capital. Dicho esto, la solución para esa tensión sería un plan económico creíble que disminuyera los crecientes desequilibrios macroeconómicos. En general, el FMI pretende eso en los acuerdos, por lo cual, si el gobierno implementara un plan así, firmar un nuevo plan de pago sería muy simple.

 

Como el gobierno difícilmente quiera hacer un plan serio, la firma se complica. La gran diferencia en este caso es que a Argentina el FMI ya le prestó la plata, y esta negociación es solo para decidir cuándo va a ser devuelta. Como tal, el nivel de exigencia del Fondo debería ser estructuralmente menor (además, porque saben que Argentina no está en condiciones de pagar). A ninguno de los dos les conviene un default, así que lo que veo más probable es la firma de un acuerdo "cosmético" que tenga flexibilidad para ser renegociado a futuro; y que trate de ser vendido como un algo importante y muy exitoso.

Basado en esto no me sorprendería una reacción de mercado positiva con el anuncio, pero en la medida que no sea respaldada por un plan económico serio en poco tiempo se va a ver que la firma por si sola es irrelevante.

-¿Ve un riesgo de que el Gobierno se radicalice después del 14 de noviembre si pierden las elecciones? ¿O intentará girar porque les queda 2 años de mandato? 

-Los nombramientos de Manzur, Fernández y Domínguez demuestran un pragmatismo que no condice con una radicalización, sino por ahora con un populismo electoral más eficiente distribuyendo subsidios. Pasada la elección, e independientemente del resultado, cada vez va a quedar menos tiempo antes que la situación se empiece a descontrolar, dado que la emisión es excesiva y las reservas demasiado bajas. No veo que de ninguna manera haya margen para radicalización en la práctica, más allá que siga en la retórica y algunos aspectos de la política exterior.

Que se produzca un ajuste macroeconómico voluntario, es otro tema. De última el ajuste se va a producir, es inevitable. La cuestión es si se hace de forma organizada a través de un plan serio o a través de una crisis económica. Asumo que deberían preferir lo primero, pero eso sí puede depender del resultado electoral, sobre todo si una derrota grande lleva a nuevos cambios de gobierno, reparto de culpas y más parálisis. Lo lógico sería tratar de arreglar las cosas lo antes posible para que las elecciones de 2023 lleguen con una economía en repunte. Pero por ahora cada vez la están hundiendo más.

-Los inversores ya le bajaron el pulgar al gobierno. ¿Crees que el hecho de que se esté formando una alternativa opositora (después de noviembre) y de cara al 2023, puede empezar a pricear el fin del kirchnerismo y con eso mejores los precios de los activos?

-Es indudable que en algún momento el mercado va a empezar a tener en consideración las elecciones del 2023, y los precios deberían subir dada la perspectiva de cambio potencial (como paso a partir del 2014). El tema es que eso se produce una vez que la situación económica se estabiliza. Hasta ahora sigue sin definirse cuál es la política económica del gobierno (nunca la tuvo hasta ahora), ausencia bien ejemplificada por un ministro de Economía prácticamente sin poder real para tomar medidas relevantes, y profundamente cuestionado por miembros importantes de la administración. Si aparece un plan con chances de ser ejecutado, por más mediocre que sea, los precios se ajustarán a esa realidad y en unos meses el horizonte de 2023 empezaría a ser relevante. Por ahora hay demasiada incertidumbre para que eso se produzca.

-¿Qué economía imagina que recibirá el próximo gobierno? Porque gran parte de la deuda se pateó hacia adelante, un acuerdo con el FMI será similar… ¿Hay chances para ser moderadamente optimistas?

-Yo soy cautelosamente optimista porque dado el deterioro económico y la sensación de hartazgo de la gente, es casi inevitable que la clase política se dé finalmente cuenta que no hay muchas alternativas y debe demostrar liderazgo para plantar bases serias que permitan revertir la decadencia de las últimas décadas (el gobierno de Macri fue una gran decepción en ese sentido).

El problema es que es cada vez más difícil mejorar la situación del país con "parches", porque el estado crece, la carga impositiva aumenta, y aun así hay muchísimos más pobres y millones de subsidiados a través de un sistema completamente arbitrario y desordenado, en una economía cada vez menos eficiente. Un recambio generacional quizás permita los acuerdos políticos necesarios para implementar reformas del sector público/asistencialismo, previsionales, laborales, e impositivas, que, como mínimo, serían necesarias para fomentar inversiones, empleo y crecimiento a largo plazo en una economía más transparente y competitiva.