Las expectativas juegan a favor de las monedas "duras"
El dólar está teniendo un año de terror. No sólo pierde contra el euro, la moneda más marketinera en este momento, sino contra un selecto grupo de divisas algo desconocidas por los argentinos.
Sacando al vecino Brasil, cuya moneda está al máximo del ranking con una apreciación del 21,4% contra el dólar, le siguen el dólar canadiense que gana 18% (la moneda había estado 1 a 1 con la divisa americana su mayor nivel de los últimos 50 años), la corona noruega (sube 16,5%) y el dólar australiano con un alza del 12,5%, según publica El Cronista.
El euro aparece en el ranking en el sexto lugar, con una ganancia del 12,30% en el año. Una moneda no muy conocida localmente pero sí a nivel internacional es el franco suizo. Se dice que es utilizado como refugio de valor ante escenarios de volatilidad, o por lo menos eso dicen los cambistas que sigan la historia. La divisa gana 10% en el año y fue una de las que tocó un máximo contra el dólar ayer.
El yen, una unidad de bajo rendimiento ya que las tasas en Japón se encuentran en 0,50% anual, intentó ayer recuperar terreno de la mano de los malos indicadores de EE.UU. pero se quedó corta. La moneda nipona gana en el año 8% y hace tiempo es una de las promesas más retrasadas en el mundo cambiario. Las expectativas (latentes) de suba de tasas en Japón haría algo más atractiva a esa moneda que aún no se subió al tren, afirma el mismo medio.
Precisamente, el yen se ubicaba el miércoles en su más alto nivel frente al dólar desde junio de 2005, impulsado por el rechazo creciente que los inversores están expresando frente al billete verde y por temor a que China decida diversificar sus enormes reservas cambiarias. El dólar pasó brevemente el miércoles debajo de la barrera de los 109 yenes, nivel que no registraba desde hacía más de dos años y medio.
La noticia provocó ventas masivas en la bolsa de Tokio, donde su índice Nikkei se derrumbó en 2,46% terminando la sesión en su más bajo nivel en 16 meses. Este brusco arranque del yen perjudica a los exportadores japoneses, que en su mayoría establecieron previsiones anuales de beneficios, basándose en un dólar a 115 yenes, nivel alrededor del cual estuvo fluctuando en los últimos meses.
Siguiendo el camino del euro, que está batiendo récords frente al dólar, el yen se está beneficiando de la desconfianza creciente hacia el dólar. La incertidumbre que rodea a la economía estadounidense, sumida en una crisis por los préstamos hipotecarios de riesgo y la perspectiva de una nueva baja de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense (Fed), "incitan a los inversores a alejarse del dólar y a los activos en dólares", explicó Hirokazu Fujiki, estratega en Okasan Securities.
La caída de la moneda norteamericana se explica también en el "miedo de que China convierta sus haberes en dólares en monedas más fuertes, como el euro", explicó Yosuke Hosokawa, analista en Chuo Mitsui Trus Bank. China cuenta con las reservas de cambio más importantes del mundo (más de 1.400 millardos de dólares) y cualquier modificación de las monedas que la componen tendría repercusiones considerables en el mercado.
El gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, declaró sin embargo el lunes durante una reunión en Sudáfrica, que Pekín "quiere un dólar fuerte". La actitud de los países del Golfo, cuyas exportaciones petroleras se negocian en dólares, y cuyas monedas -en su mayoría- tienen un vínculo fijo con el dólar, también ha generado temores que repercuten en el mercado.
El billete verde "sufre por las especulaciones según las cuales esos países volverán a examinar sus monedas y reemplazarán el acercamiento al dólar por uno ligado a una canaste de divisas", indicó John Kyriakopulos, de NAB Capital.
Por eso, esta estampida del yen ha incitado a los inversores a preguntarse si el Estado japonés intervendrá para apoyar su moneda y respaldar a los exportadores nipones, como ha hecho en anteriores ocasiones. En todo caso, el número dos del gobierno japonés, Nobutaka Machimura, aseguró días atrás que un yen fuerte es "fundamentalmente bueno" para la economía de su país pues "aumenta el valor de Japón" a largo plazo.
Entre otras cosas, un yen fuerte, permite suavizar la factura del petróleo para Japón, cuya energía depende en 100% del abastecimiento exterior.