El 76% de préstamos bancarios es por menos de $1.500
Cuando se diferencia a las entidades financieras en función de la titularidad del capital en públicas y privadas, no sólo se está haciendo una distinción entre las funciones que cumplen (agentes financieros de los respectivos gobiernos jurisdiccionales, promotores del desarrollo de determinados sectores productivos, especialización en banca de individuos, etc.), sino también –en cierta forma- al target al que van dirigidas sus acciones como intermediarios financieros.
Una buena forma de medir esta orientación es la referida a la inserción en cada uno de los tramos de deudas en los que se estructura el mercado de financiaciones.
Los bancos que operan en el sistema financiero local administran una cartera de préstamos que a septiembre alcanza a $148.400 millones y están instrumentados en alrededor de 10 millones de operaciones. A simple vista, el saldo promedio por cuenta es levemente superior a los $15.000.-

Siempre a nivel global, los bancos públicos absorben el 19,3% de las operaciones y el 17,7% de los montos prestados, ya que suman unos 1,9 millones de operaciones y $47 millones otorgados.
Respecto de los tramos de colocación, el 76% de los préstamos es por un monto menor a los $5.000 y el saldo promedio del segmento es de apenas $1.510.- Este bajo nivel, junto con el elevado número de transacciones explica los elevados costos administrativos que deben enfrentar los bancos y que se reflejan en no sólo una mayor tasa de interés sino en la fuerte carga de comisiones que está implícitamente contenida en cada crédito.
Cabe apuntar que si se eleva el monto bajo análisis y se llegan a los $50.000 por operación, el número de operaciones representa el 98% del total del sistema.
En cuanto al grado de cumplimiento de las obligaciones, expresado por los préstamos calificados en Situación 1, según la metodología del Banco Central, el promedio general es del 87,2%, pero si se analizan los tramos se puede mencionar una particularidad: para los montos inferiores a los $50.000 el grado de cumplimiento ronda el 88%, pero a partir del tramo siguiente, que es hasta $100.000, el mismo baja abruptamente al 81,5% y luego comienza a subir hasta alcanzar su máximo en los niveles superiores a los $10 millones, en los que el valor llega al 93%.

Según el último informe de Finsoport, de la contabilización de deudas por tramos, pareciera deducirse una "división de tareas" entre los bancos públicos y las entidades privadas.
De esta forma, mientras estas últimas revelan una mayor fortaleza en la captación de operaciones en los extremos de la escala, los bancos oficiales adquieren su mayor protagonismo en el segmento intermedio que comprende créditos de más de más de $50.000 y hasta $ 500.000.
En efecto, para los segmentos más bajos, el número de operaciones concertado por la banca privada es del 84% para montos menores a $5.000. Este porcentaje baja levemente en los tramos de hasta $10.000 y $50.000, hasta el 71%, lo cual indica una participación creciente de la banca pública, que llega a su máximo en los dos segmentos contiguos y ascendentes, pues para ellos su participación ronda el 43% del total, tanto en operaciones como en montos. Más allá de estos montos, el sector público vuelve a perder relevancia, pues para los montos de hasta $1 millón sólo representan el 15% del mercado.
Expresado en otros términos, los privados estarían resultando más agresivos en banca personal y financiaciones corporativas, en tanto que los públicos "lucirían" más en créditos para la vivienda y préstamos a pequeñas y medianas empresas.
Las incorporaciones realizadas durante los últimos doce meses (a septiembre pasado) confirman estos resultados, verificándose que sobre un crecimiento anual cercano a 1.900.000 deudas, los bancos públicos alcanzaron su mayor contribución en el tramo de $ 100.000 a $ 500.000, debilitándose la contribución en la medida que se desciende a los tramos inferiores o se avanza al superior.
Interpretado lo consignado precedentemente como una perfecta "división de tareas", podría deducirse que las entidades privadas se están especializando en operaciones de banca individual y en financiaciones corporativas, en tanto que la banca pública está concentrando sus mayores esfuerzos en créditos para la vivienda y en préstamos a pequeñas y medianas empresas.
De esta forma, alrededor del 90% de las nuevas deudas por montos de hasta $ 5.000 son captados por instituciones privadas, las que resignan progresivamente "share" en la medida en la que se avanza en la escala para recuperarlo en el tramo superior.
Otro dato interesante a consignar es que los bancos públicos concretan operaciones que en promedio tienden a superar a los bancos privados por escaso margen, particularmente en los segmentos más bajos, pues la relación se va reduciendo en la medida que estos aumentan, salvo en los importes superiores a los $10 millones, en el que prácticamente lo triplican, por precisamente, las características del tomador, que suele ser el propio estado, ya sea nacional, provincial o municipal.
En cuanto a los grados de cumplimiento, si bien a nivel global ambas bancas se ubican en el 87% para la primera situación crediticia, se destaca que la banca pública sólo supera a la privada en los tramos inferiores a los $10.000. Esto se debería básicamente a que buena parte de este segmento está compuesto por empleados públicos que pagan sus obligaciones crediticias con descuento automático de sus haberes.
Para el resto de los tramos la situación cambia sustancialmente, ya que por ejemplo en los tramos superiores a los $50.000 se observa una marcada caída en el nivel de cumplimiento, que alcanza su máximo en el tramo de hasta $10 millones. En esta categoría sólo se llega al 68% de las operaciones, por unos $2.400 millones.
El informe de Finsoport plantea el interrogante de si la banca pública no debería actuar con mayor intensidad en aquellos tramos en los que relativamente se muestra más rezagada.
En la actualidad, cuando se menciona con insistencia acerca de la necesidad de un banco de desarrollo al estilo del BNDES brasileño, surge la pregunta sobre si este reclamo no desnuda la debilidad de los bancos oficiales en la captación de clientes en tramos superiores.
Inversamente, desde la óptica de los tramos inferiores de la escala, se desprende la inquietud sobre si una mayor presencia de las entidades públicas no contribuiría a mejorar la situación de aquellos deudores que deben afrontar costos financieros relativamente elevados
En momentos en los que con insistencia se requieren acciones para moderar el costo de los créditos y su disponibilidad para proyectos de inversión, debiera esperarse un desplazamiento de la banca pública hacia ambos extremos de la escala, compartiendo el protagonismo con la banca privada.