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Un embarazo expuesto a la contaminación puede afectar las capacidades de atención de los niños

Según un estudio publicado recientemente, los efectos negativos de la polución ambiental también pueden afectar el desarrollo de un bebé en gestación
07/12/2018 - 12:59hs
Un embarazo expuesto a la contaminación puede afectar las capacidades de atención de los niños

El embarazo es una etapa muy especial en la vida de las mujeres que eligen ser madres. Los cuidados, la incertidumbre, los cambios en el cuerpo, son algunos de los principales factores de preocupación que presentan las mujeres gestantes, además de las dudas que pueden sentir respecto de la crianza de su futuro hijo.

La alimentación, el estilo de vida general y las actividades diarias, son algunos de los principales aspectos del día a día de una mujer que probablemente se vean alterados desde el comienzo del embarazo, dado que repercuten directamente en el desarrollo del bebé. Sin embargo, hay otros factores que son externos y ajenos a la mujer, que también pueden impactar, tanto positiva como negativamente, en la gestación y así en el futuro niño.

La contaminación ambiental es uno de ellos; se trata de uno de los más importantes, dado que puede repercutir negativamente en los niños que hayan estado expuestos a ella en el período prenatal.

De acuerdo a las conclusiones de una investigación publicada recientemente en la revista especializada Environment International, la exposición a agentes contaminantes, como el dióxido de nitrógeno, por ejemplo, durante el embarazo reduce la capacidad de atención de los niños en el futuro. Realizada en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), ha probado que la exposición a la sustancia mencionada retrasa hasta dos meses el desarrollo cognitivo de los niños.El estudio está dentro del proyecto Breathe, que ya demostró que la contaminación daña la capacidad cognitiva de los niños y además, los días en que los menores están expuestos a mayores índices de polución, tienen un retraso de un mes en la mejora natural de su velocidad de respuesta.

Este nuevo estudio va un paso más allá y amplía los efectos negativos de la contaminación a la etapa prenatal. “Queríamos ver si los niños expuestos a más contaminación tenían peor capacidad de atención y estábamos en lo cierto”, explica Mònica Guxens, coordinadora del estudio.

Para llegar a las conclusiones mencionadas, los científicos analizaron los datos de 1.298 niños de cuatro de los territorios estudiados cuando tenían entre cuatro y cinco años. Entonces, los investigadores sometieron a los menores a un test de ocho minutos que consistía en apretar una tecla lo más rápido posible cada vez que saliese un dibujo en la pantalla, excepto si aparecía una pelota, que no debían pulsar nada. “Ocho minutos es mucho tiempo para mantener la atención al juego, incluso para un adulto. Sabíamos que había niños que iban a fallar o que cometerían más errores. Miramos los errores y el tiempo que tardan en pulsar”, explica Guxens.

Así, los investigadores encontraron una brecha de unos dos meses entre los menores que habían estado más y menos expuestos a la contaminación.

Es importante aclarar que los resultados del estudio probaron una relación entre la exposición a la contaminación, especialmente los agentes provocados por la combustión de los autos, y un menor desarrollo de la capacidad de atención. Los investigadores a cargo del estudio encontraron una brecha de unos dos meses entre los menores que habían estado más y menos expuestos a la contaminación. Aunque no había grandes diferencias entre las zonas estudiadas -Sabadell, Valencia, Asturias y Guipúzcoa, todas en España-, los científicos sí observaron una mayor afectación en las niñas.

Más allá de que los niveles de contaminación detectados eran similares en la etapa prenatal y postnatal, los científicos sospechan que el impacto más grave puede ser durante el embarazado.

Si bien los resultados son contundentes, los expertos todavía no han determinado cuál será el impacto futuro de esa pérdida de capacidad de atención.

El proyecto en sí mismo pretende continuar el seguimiento de estos niños y adolescentes hasta la edad adulta e incluso estudiar a los hijos de esta cohorte para ver el impacto a largo plazo.