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Todo menos entrar en pánico: qué hacer ante una crisis epiléptica

Es frecuente que los pacientes que tienen esta patología tengan crisis con mayor o menor frecuencia, por lo que sus allegados deben saber cómo actuar
12/02/2020 - 16:30hs
Todo menos entrar en pánico: qué hacer ante una crisis epiléptica

La epilepsia es un trastorno cuyo único síntoma son las crisis epilépticas recurrentes, que una vez diagnosticada y comenzado el tratamiento es compatible con una vida normal y sin complicaciones. Sin embargo, ningún paciente que la padezca está exento de una crisis epiléptica, sobre todo cuando no se ha hecho el diagnóstico, o este no fue preciso o la medicación no es la adecuada.

Las crisis epilépticas se producen por un funcionamiento alterado de un grupo de neuronas en el cerebro, que en un momento dado, se sobreactiva. Es decir, se produce un exceso de la actividad eléctrica de estas neuronas.

Cuando las crisis epilépticas aparecen, se producen alteraciones en el movimiento del paciente, es decir, convulsiones, que son movimientos sin control, precisamente porque el cerebro realiza descargas transmiten órdenes de movimiento sin coordinación ni control. en su nivel de conciencia y en su comportamiento. En general, duran entre pocos segundos y algunos minutos, pero no suelen ser más largas que cinco minutos. Una vez finalizan las crisis, el cerebro sigue funcionando con normalidad.

Las crisis pueden ser de dos tipos: parciales (o focales) y generalizadas. En las primeras, se produce una descarga en una zona concreta del cerebro, que puede extenderse hacia el resto de la corteza cerebral); en las segundas, se ve afectada toda la superficie del cerebro (además, provocan pérdida del conocimiento).Precisamente porque la persona no tiene control de su cuerpo, una crisis epiléptica puede ser riesgosa para la salud e integridad física del paciente. Durante ese período que permanece inconsciente y con convulsiones puede lastimarse e incluso sufrir severas lesiones si no se encuentra con alguien que pueda ayudarlo a que esto no suceda.

Es por eso que resulta fundamental conocer las pautas de actuación ante una situación de estas características cuando se convive con alguien que padece esta afección, y también en general por cualquier emergencia que pueda tener lugar en la vía pública. El primer tipo de crisis es de tipo tónico-clónica, significa que tiene dos fases; por un lado, la fase tónica -se inicia la crisis con rigidez en las extremidades-; por otro, la fase clónica -aparecen sacudidas por todo el cuerpo-.

En estos casos, se recomienda colocar a la persona en el suelo, tratar de evitar que se golpee al caer y alejar todo tipo de objetos que puedan lastimarla o con los que se pueda lesionar.

Una vez allí, se debe colocar una almohada -o cualquier objeto de similares características- bajo su cabeza. De esta manera se evitará que se golpee la cabeza constantemente contra el piso.

A continuación, se aconseja aflojar el cinturón de la persona, así como la corbata y posibles prendas de ropa que puedan estar apretando; asimismo, se le deben sacar los anteojos si lleva puestos.

Al contrario de lo que se suele decir, una de las principales pautas de reacción ante una crisis epiléptica es no introducir nada en la boca de la persona. Ningún objeto, ni agua, ni comida; incluso se aconseja retirar cualquier elemento que tuviera la persona en la boca al momento de comenzada la crisis.Por último, no sujetar a la persona con fuerza es esencial, dado que no se deben limitar los movimientos, por descontrolados que parezcan.

El otro tipo de crisis es parcial, también denominada focal, y se origina en una sola zona del cerebro -únicamente el 60% de los pacientes con epilepsia las padecen-. En estos casos las pautas son las mismas que las anteriores, pero se le agregan algunas más.

Si la persona camina sin rumbo, se la debe dirigir hacia zonas que no resulten peligrosas, además de no enfrentarse a ella en caso de que parezca enojada, agresiva o molesta.

Al finalizar la crisis es posible que la persona parezca desorientada, de modo que se la debe acompañar hasta que se recupere por completo.

Por último, es importante saber cuándo hay que llamar a una ambulancia para que la persona reciba atención profesional. En la mayoría de los casos esto no es necesario, pero hay situaciones particulares que lo hacen imprescindible.

Cuando se trata de la primera crisis epiléptica siempre hay que concurrir al servicio de guardia de la entidad sanitaria más cercana, dado que no se conocen las causas del síntoma.

Por otro lado, cuando la crisis se da en una persona diagnosticada pero es distinta a la manifestación habitual -más larga, más frecuente, más intensa, por ejemplo- también es necesario tomar esta decisión.

En caso de que la persona no haya tomado su medicación, o que la convulsión aparezca durante un proceso infeccioso o que se acompaña de fiebre, se debe concurrir a una guardia médica.En caso de que la persona no recupere la respiración se debe llamar a un servicio de emergencias rápidamente; de ser posible, se le debe practicar respiración asistida, ya que se encuentra en riesgo su salud y su vida.

Por último, si el paciente sufrió algún tipo de lesión durante la convulsión también puede ser necesario concurrir a una guardia, dado que en algunos casos puede ser severa.