Cuando el coronavirus apareció en el mundo se hablaba de una extraña neumonía, de un cuadro similar a la gripe, pero más severo, de una infección respiratoria que no se había conocido hasta el momento. Poco después del primer caso informado en China se supo de manera oficial que la causa era un nuevo coronavirus, identificado como SARS-CoV-2 y se denominó Covid-19 a la infección que producía. 

Al poco tiempo se supo que causaba síntomas similares a otros virus respiratorios -tos seca, fiebre, cansancio, entre otros-, pero que también desencadenaba manifestaciones propias -pérdida de gusto, pérdida del olfato, diarrea, por ejemplo-. Fue así que se comenzó a observar que el virus se comportaba de manera distinta a otras entidades ya conocidas. 

La tos es uno de los síntomas del Covid-19, pero no aparece en todas las personas

Lo mismo pareciera suceder con las secuelas que quedan luego de haber tenido un cuadro de infección por coronavirus. En otras patologías respiratorias es menos frecuente que el paciente sufra efectos adversos posteriores y duraderos, y más extraño todavía es que esos efectos aparezcan en otros sistemas del cuerpo. Esto podría dar la pauta de que el coronavirus nuevo que todavía se considera pandemia en el mundo no es exactamente igual a otras entidades meramente respiratorias. 

La realidad es que por ahora hay poca información certera sobre este tema. A pesar de que ya se ha cumplido un año desde que se reportó el primer contagio, desde el punto de vista médico, científico y epidemiológico todavía es poco tiempo para saber con precisión cuáles son los efectos adversos, por qué se dan y por qué solo aparecen en algunos casos. 

De acuerdo a lo publicado por el sitio Libertad digital, en varios países se está estudiando este aspecto. Uno de ellos es España, donde la Sociedad Española de Médicos Generalistas y de Familia publicó hace unos días los resultados de una encuesta a más de 2.000 afectados. Realizada entre junio y octubre de este año, permitió conocer cuáles son los síntomas más frecuentes y qué pacientes padecen lo que se conoce como "Covid persistente". Es importante tener en cuenta que este estudio tuvo resultados similares a los estudios que se están elaborando en otras partes del mundo. 

• Cansancio/astenia (95,91%)
• Malestar general (95,47%)
• Dolores de cabeza (86,53%)
• Bajo estado de ánimo (86,2%)
• Dolores musculares o mialgias (82,77%)
• Falta de aire (79,2%)
• Dolores articulares (79%)
• Falta de concentración o déficit de atención (78,2%)
• Dolor de espalda (77,7%)
• Presión en el pecho (76,83%)
• Ansiedad (75,4%)
• Febrícula (75%)
• Tos (73,2%)
• Fallas de memoria (72,6%)
• Dolor en el cuello (71,3%)
• Diarrea (70,8%)
• Dolor torácico (70%)
• Palpitaciones (69%)
• Mareos (69%)
• Hormigueo en las extremidades (67%)

En la encuesta se registraron hasta 200 síntomas diferentes. Los pacientes sufrían una media de 36 síntomas, que afectaban hasta siete áreas diferentes.

Cabe mencionar que a más del 70% de los encuestados todavía le suponía un esfuerzo ir al trabajo o atender sus obligaciones familiares o sociales.

Hay algunas personas que sufren dificultades para concentrarse e incapacidades para recordar ciertas cosas

Los expertos indican que el perfil de los pacientes que tienen este cuadro conocido como Covid persistente es muy variado. Esto significa que no son todos iguales, no responden a los mismos patrones ni tuvieron siquiera la misma carga viral.

En este sentido, desde la entidad citada estiman que uno de cada diez pacientes tiene síntomas persistentes a las tres o cuatro semanas de la infección. El porcentaje se dispara hasta más del 50% en quienes necesitaron de una internación. Es por eso que aseguran que en un principio se miraba solo a los pacientes más graves, pero que luego se pudo ver que cualquier gravedad de la enfermedad puede dejar secuelas. 

La encuesta española indica que los profesionales de la salud están viendo todo tipo de síntomas en pacientes que tuvieron Covid-19.

Hay secuenas cardiológicas, como inflamaciones o arritmias; neurológicas, como cefaleas o anosmia; cutáneas, como urticaria o reactividad excesiva ante roces mínimos de la piel; caída de pelo; daños vasculares, cansancio. 

En general, lo más frecuente son pacientes que relatan que no se sienten del todo bien y manifiestan síntomas inespecíficos. Hay quienes simplemente tienen dificultades para desarrollar su día a día, pero también hay personas que necesitan oxígeno en forma permanente. Asimismo, el grupo de pacientes que tienen secuelas neurológicas se ve realmente afectada, dado que han referido incapacidad para concentrarse, desorientación, dificultad para encontrar las palabras precisas, y hasta lagunas de memoria.