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El ingreso fiscal por los derechos de exportación será un shock en el corto plazo, pero que será mitigado -y acaso superado- por dos factores de peso
15/12/2015 - 14:13hs

Llegó el día. Después de haber sido ninguneados por años, los productores recibieron la noticia que esperaban: este lunes el presidente Mauricio Macri cumplió con su promesa de campaña y redujo la carga tributaria para la soja al tiempo que puso fin a las retenciones que alcanzaban a los otros productos del campo.

Todas fueron caras de felicidad en la sede del Criadero de Semillas de la Asociación de Cooperativas Argentinas de la ciudad bonaerense de Pergamino. Y no es para menos: las economías regionales fueron las que más sufrieron en los últimos años a causa de la alta presión impositiva.

Pero si bien anunciar la reducción de impuestos siempre es bien recibido por el público en general -y los aplausos de los presentes se hicieron escuchar y confirmaron la teoría-, lo cierto es que la novedad implica un "lado B": el sacrificio fiscal por los ingresos que en los últimos años fueron parte importante de la recaudación tributaria.

La quita de retenciones se da a conocer en momentos en el que la caja está al "rojo vivo". Los estudios privados afirmaron que el déficit fiscal rozará este año el 7% del PBI, un valor verdaderamente preocupante como para resignar ingresos.

Claro que las decisiones no son tomadas al azar, sino que tiene un objetivo claro. El Gobierno está ávido de dólares para reforzar unas reservas cada vez más "flacas" y esta medida puede ser un incentivo para que los productores vendan parte de sus existencias.

Lo cual trae aparejado un aparente dilema: esa misma medida que incentiva a que el sector agrícola traiga divisas es, al mismo tiempo, una complicación fiscal. Aunque tal vez no sea así...

Ocurre que el equipo económico de Macri tiene guardado un as bajo la manga, que el mercado espera que en cualquier momento quede sobre la mesa: una devaluación.

Si bien ningún funcionario de Cambiemos dio precisiones al respecto, una medida de este estilo permitirá incrementar la recaudación al menos en la soja (que sólo redujo la alícuota en 5%) y reducir un poco el impacto negativo que tendrá en la caja.

Asimismo, si se tiene en cuenta que los productores tienen guardado en silobolsas varias toneladas del "yuyito", es lógico pensar que van a vender la mercadería cuando mayor sea el rendimiento que obtengan, es decir, una vez que se haya producido un ajuste cambiario. Impacto de la devaluaciónCon las medidas anunciadas este lunes por el Presidente, el único producto que estará alcanzado por los Derechos de Exportación será la soja. Además, la alícuota sufrirá una baja del 5%, por lo que quedará en 30 por ciento.

El impacto que tendrá esta medida se puede calcular en base a lo que establece el Presupuesto 2016. Lo primero que hay que tener en cuenta es que en la Ley de Leyes se fijó una recaudación por retenciones a las ventas al exterior de $92.000 millones y un dólar promedio de 10,60 pesos.

Según las estimaciones privadas realizadas, la soja representa un 70% del total de los Derechos de Exportación. Es decir, que por todo el 2016 se espera un ingreso de $64.400 millones por el "yuyito". Pero claro, se trata de un valor en pesos calculado con la alícuota del 35 por ciento.

De esta manera, si se tiene en cuenta que también se reducirá la tasa, la recaudación por este concepto sería de unos $55.200 millones a un tipo de cambio promedio de $10,60 (según el Presupuesto).

Dicho de otro modo, sólo ingresaría al erario público $55.200 millones por Derechos de Exportación. Es decir que el Estado resignaría un total de $36.800 millones con la medida anunciada este lunes.

Ahora bien, si se tiene en cuenta una devaluación que lleve la moneda a $15 en promedio, las cosas cambiarán rotundamente. Ocurre que el impacto de este deslizamiento cambiario impactará también en los ingresos al menos en un 42 por ciento.

Así, el ingreso del 2016 en concepto de retenciones pasaría a ser de unos $78.400 millones, lo que arrojaría un costo fiscal de apenas $13.600 millones (casi una tercera parte del monto calculado sin considerar una devaluación).

A esto se puede agregar un dato adicional que cambiaría rotundamente la ecuación. Si se tiene en cuenta los dichos realizados por el ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, habría por lo menos unos u$s7.000 millones "encanutados" en soja.

Es decir, que si todos los productores aprovecharan la devaluación que pronostican que llevarán adelante el equipo económico de Macri, el Gobierno obtendría una friolera de $31.500 millones "extra", lo que convertiría ese déficit en un superávit de más de $17.900 millones.

Dicho de otra manera: el verdadero efecto en la caja del Estado se podrá apreciar una vez que se conozca el porcentaje de devaluación, que muy probablemente coincidirá con el momento en el que los productores decidan vender el stock de soja que tienen "encanutado".¿Sin retenciones y con aumentos de recaudación?Otro de los aspectos que no hay que perder de vista es el impacto que tendrá esta medida en la economía del país. Es que, si mejora la situación, puede generar una fuente de ingresos para el Estado a través de los otros impuestos.

Desde el IARAF aclararon que, incluso en el corto plazo, el efecto negativo inicial que tiene esta medida "se puede ver parcialmente compensado por incrementos en la recaudación proveniente de otros tributos".

Por caso, según explicaron, "la reducción en las retenciones implica un inmediato incremento en los ingresos netos de los productores agropecuarios, que se traduce en un aumento en el Impuesto a las Ganancias a abonar".

Asimismo, desde la consultora dirigida por Nadin Argañaraz indicaron que la mayor liquidez para los productores puede dar lugar a un salto en el consumo que impactará directamente en la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA).

De esta manera, el impacto fiscal negativo que tiene la eliminación de las retenciones puede terminar convirtiéndose en un incremento de los ingresos públicos a través de la recaudación de otros gravámenes.Un rojo que creceEl Presidente recibió las cuentas públicas en un estado verdaderamente delicado. Las estimaciones de los especialistas ubican el déficit en un monto que podría rondar el 7% del PBI, aunque el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, estima que la cifra podría ser mayor.

Un reciente estudio realizado por el IERAL de la Fundación Mediterránea indicó que el rojo heredado podría alcanzar la friolera de $354.000 millones. Eso es considerando que el gasto haya evolucionado del mismo modo que los primeros siete meses del año. Es decir, que podría ser aún mayor.

En el informe, la consultora sostuvo que la situación empeoró en los últimos meses, "al punto que a fines de 2015 se proyecta que los impuestos cubrirán tan sólo 79,3% del total de los gastos, más de treinta puntos porcentuales menos que al asumir en 2007".

De esta manera, queda claro que el gobierno de Macri deberá resignar lo menos posible si desea revertir la situación durante el 2016. Con una medida de este estilo, todo parece indicar que los planes del equipo económico son analizados milimétricamente para lograr, al menos en las estimaciones, dar buenas noticias sin comprometer la "caja".