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Coronavirus en Italia: se suicidaron dos enfermeras y miles de médicos se enfermaron

Los profesionales de la salud temen no solo haberse contagiado por el virus, sino haber contagiado a otros compañeros y personas que concurren a hospitales
25/03/2020 - 12:38hs
Coronavirus en Italia: se suicidaron dos enfermeras y miles de médicos se enfermaron

En su nombre, Daniela Trezzi de 34 años, enfermera en la terapia intensiva del hospital de Monza, lugar donde se encuentran los enfermos más graves por la infección del coronavirus, los miles de trabajadores de la Unión Sindical de Base (USB) hicieron huelga para obligar a cerrar más fábricas cuyo funcionamiento hace peligrar la salud pública.

Ella no se enteró porque hace algunos días la encontraron ahorcada en el mismo hospital. No daba más, estaba desquiciada por el estrés. Había quedado contagiada por el virus, temía haber contagiado a otros. Agotada por el trabajo, el espectáculo funesto de muerte y sufrimiento a su alrededor la llevaron al suicidio.

"Demasiado alto el precio que estamos pagando. Ya hubo otros suicidios". "No la olvidaremos nunca", dicen sus compañeros. Daniela, elevada a símbolo del sacrificio y la solidaridad porque vivía obsesivamente para salvar a los pacientes, eleva al martirio la muerte o el contagio de casi 5.700 médicos y personal sanitario en los hospitales donde se combate en primera línea el coronavirus, indicó el diario Clarín.

Son hasta este miércoles 29 los médicos que han perdido la vida. Los dos últimos son Rosario Lupo, de Bérgamo y Giuseppe Fasoli, médico jubilado que se había presentado voluntario en Brescia, donde la necesidad de profesionales es desesperante.

Es sabido y aceptado que la epidemia iniciada el 21 de febrero partió del hospital Codogno de Lodi, la provincia sureña de la Lombardía. El virus se había infiltrado hacía dos semanas en la zona y los que fueron por problemas pulmonares al nosocomio infectaron a todos: médicos, enfermeros y a los otros pacientes.

Enrico Bucci, profesor de Biología de sistemas de la Universidad de Filadelfia, señaló que "en condiciones normales, al comienzo de la epidemia cada contagiado infectaba en promedio a otros 2,5. En algunos hospitales lombardos la capacidad de contagio se expandió a 6 y 7 enfermos. O sea que un contagiado en Primeros Auxilios contagiaba a otros siete, que en pocas horas se hacían centenares".

Pier Luigi Lopalco, de la Universidad de Pisa, atribuye el desastre al hecho de que la normal organización de un hospital no está preparada para afrontar un virus "que se trasmite por vía aérea y con una alta tasa de contagio, que lo convierte en centro de difusión".

Mientras toda Italia se encierra en su casa, los hospitales, señala Lopalco, "son los únicos lugares donde miles de personas se encuentran en estrecho contacto".

La solución sería reducir las relaciones interpersonales, impidiendo el traslado del personal de un sector a otro. "En las estructuras especializadas en enfermedades infecciosas las precauciones son la practica, pero a esto no se presta mucha atención en los hospitales generales", señaló Giuseppe Ipppolito, director científico del Instituto Spallanzani de Roma, el mejor hospital en la especialidad de Italia.

El gran riesgo es que el alto número de personal sanitario infectado hace ralear las filas de los que combaten en primera línea al virus. Por eso están siendo convocados miles de médicos y enfermeros, frescos de laurea, e Italia pide ayuda a otros países. Ya han llegado grupos de médicos de Cuba y Rusia. Se esperan otros pero no de Europa, ocupados como están en sus propias epidemias del virus.

Enfermera se arroja al mar

El estrés nervioso, el agotamiento y el dolor por la tragedia de los enfermos que veía todo el día todos los días, se combinaron también para que la enfermera Silvia Luchetta, 49 años, del hospital de Jesolo, en el Veneto, pusiera punto final y se arrojara al mar.

Silvia era una de las más activas en la relación con los pacientes. Las enfermeras se comunican en terapia intensiva con los pacientes entubados mostrándoles carteles. "Estas bien?" "Llamó tu hijo" "Estás mejor, te mandamos a otro sector". En la sala ahora huérfana de la enfermera Luchetta han quedado los carteles con los que trataba de levantar el ánimo de sus amigos, los enfermos. No se atreven a contarles lo que pasó a pacientes que están al borde de la muerte, prefieren decirles que Silvia fue transferida.

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