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Economistas anticipan cuánto perderá la economía argentina por el coronavirus

Cuánto significa para la Argentina cada día que pasa con una inmensa parte de su economía paralizada. Escenarios y estimaciones
05/04/2020 - 09:29hs
Economistas anticipan cuánto perderá la economía argentina por el coronavirus

Se estima, que debido a la pandemia del coronavirus, se pierden entre u$s500 y u$s1000 millones diarios. Eso es lo que significa para la Argentina cada día que pasa con una inmensa parte de su economía paralizada.

arroja como resultado que se pierden u$s1000 millones diarios de valor agregado; pero insisto en que solo debe ser tomado como una referencia", explica el economista.

En tanto, Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina, comenta que la pérdida diaria de una economía en cuarentena sería de unos $80.000 millones, lo cual, a un tipo de cambio cercano al del dólar blue significaría, justamente, unos u$s1000 millones.

Ariel Coremberg, director del Centro de Estudios de la Productividad y coordinador de Arklems+Land, señaló al matutino que hay que calcular que cada día de cuarentena sería PBI cero. "Siguiendo ese razonamiento, pero con la aclaración de que no es una cuenta exacta, la pérdida por cada día sería de u$s1000 millones. Calculando un parate de dos meses y medio, eso daría u$s50.000 millones (porque solo se cuentan días hábiles), lo cual que equivale a 1,2% del PBI", señala el economista.

Otra forma de medir el impacto de la pandemia, indica Coremberg, es calcular sobre la base de las proyecciones de caída de actividad: "Se preveía que el PBI caería 2%, mientras que ahora se estima que caería 2,5%. Pero algunos economistas sugieren que parece un número subestimado. En este caso, sería una pérdida de u$s20.000 millones. Pero, atención, no hay que confundir el PBI que se usa para medir el crecimiento o caída anual de un país con el PBI a precios corrientes, es decir, el valor de la producción de bienes y servicios".

Desde la consultora EcoGo, que dirige la economista Marina Dal Poggetto, estiman una cifra bastante menor, pero no por eso menos preocupante. Un informe de ese centro de estudios, que elaboró un ejercicio de simulación del impacto económico de las medidas adoptadas por el Gobierno ante el coronavirus, concluye: "Cada día hábil del aislamiento social preventivo obligatorio cuesta unos $34.000 millones, más de u$s500 millones al tipo de cambio oficial".El trabajo se hizo con una estimación del costo "en términos de actividad, sector por sector", suponiendo en cada caso un porcentaje de caída que va desde el 30% para el rubro del transporte y comunicaciones y de otro tanto para el agro, hasta un 70% en comercio, un 80% en construcción y un derrumbe del 95% en el caso de hoteles y restaurantes, tomando un dato ponderado diario.

Aun cuando se especifica que puede haber efectos cruzados y otros impactos que condicionen los pronósticos, el trabajo arroja una cifra de pérdida económica en un contexto de cuarentena obligatoria como el que reina actualmente. EcoGo pronostica un costo de hasta el 0,11% del PBI con el aislamiento obligatorio vigente, lo que equivale a unos $34.000 millones.

En este sentido, la mayoría de las consultoras económicas estimaban que la caída de la actividad en el país iba a ser de 2% para este año, pero ya revisaron esa proyección muy a la baja. El economista Esteban Domecq, director de la consultora Invecq, señaló a La Nación, con una extensión de la cuarentena a 30 días en total, el impacto puede empeorar hasta llegar a 3%, lo que daría una contracción total anual de 5%.

Las pérdidas, detalla Domecq, se producirán por cuatro canales:

1) financiero, por el deterioro de condiciones globales, el aumento de riesgo país, la mayor probabilidad de default y la devaluación de monedas emergentes;

2) comercio exterior, por menores exportaciones, baja de precios de commodities y complicaciones operativas en la importación de insumos;

3) turismo, por el fuerte golpe a la hotelería, gastronomía, sector de agencias de viaje, aerolíneas, transporte de pasajeros y servicios generales, y

4) expectativas, por una caída de la confianza del consumidor y empresarial (con un golpe fuerte al consumo y la inversión).

Domecq señala que el riesgo radica en que, si el avance de la pandemia se extiende en el tiempo, va a ser necesario prolongar las medidas de aislamiento por varios meses.

"Esta eventual prolongación de la parálisis de la actividad nos dejaría expuestos a una crisis nunca vista, que podría concluir con una caída de la actividad de hasta -18% (si extendiera 6 meses)", agrega.

Martín Kalos, economista jefe de la consultora Elypsis, indica que el coronavirus es, obviamente, el golpe más fuerte, pero la Argentina ya arrastraba otros dos inconvenientes, como la sequía en el campo y la deuda aún no reestructurada.

"Se iba un tercer año de recesión, para el que estimábamos 1,6% de caída, pero ahora el país ya se encamina a una recesión mucho más profunda con, por lo menos, dos puntos más de caída del PBI. Y aún estamos evaluando si esto no puede ser peor, en la medida que la parálisis por la pandemia se prolongue, se confirme el impacto de la sequía y se vea cómo se reestructura la deuda", destaca el especialista.

la pandemia le costará al país un punto porcentual de crecimiento, pasando de nuestra proyección anterior de una caída de 1,4% a una contracción de 2,4% para este año, aunque la merma podría ser mayor si las medidas sanitarias se extienden en el tiempo", se expresa en su informe semanal.

el impacto sobre el PBI habría sido de una caída de 1,2%; si persisten durante 30 días, sería de 2,7%, y si se extienden por 45 días, sería de 4,6%. Solo por lo dispuesto oficialmente hasta ahora, en principio la duración es de 24 días.

Si se avanza en cada uno de los sectores, de acuerdo con la estimación de esta consultora se puede ver que, con una cuarentena de 45 días, el impacto en los sectores productores de bienes sería de 1,6% del PBI y en el de los sectores productores de servicios, de 5,9 por ciento.

Asimismo, en base a una estimación preliminar de Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), en 2020 la recaudación fiscal podría llegar a caer 1,2 puntos del PBI, lo que equivaldría a $450.000 millones (unos u$s7143 millones, al cambio oficial). 

Un análisis más fino arroja que, por un lado, está el costo fiscal de las medidas que se puedan tomar (donde se deberá observar bien a qué sectores se aplicará y qué características tendrá) y, por el otro, todo lo que aumentará el déficit por efecto de la pandemia. "Si todo lo que se anuncia viene sobre lo que estaba previsto gastar y no se recortó, el gasto total será exorbitante", advierte el especialista.

En este sentido, Argañaraz calcula: "Por el lado de lo que es relativamente cuantificable, Asignación Universal por Hijo (AUH), el bono a jubilaciones bajas, la eximición de contribuciones patronales a ciertos sectores, la inyección a la obra pública, nos da un costo fiscal de medio punto del PBI".

Pero a todo esto hay que sumarle algo que Argañaraz supone que se producirá indefectiblemente, que es una postergación del pago de impuestos con una tasa cero de interés. "Eso es lo que mínimamente empezó a pedir el sector privado; habrá que ver cómo se instrumenta", añade el economista, que enfatiza en el hecho de que, dada la incertidumbre que hay sobre la extensión de la pandemia, es muy difícil hacer un cálculo cierto del costo fiscal que se podría generar.

A su vez, Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), señaló a La Nación: "Nadie puede predecir cuán largo será esto, pero sí se puede intuir que no será corto. La producción hoy está activa fundamentalmente en lo que es bienes de la canasta básica, pero 50% del producido de la industria alimenticia no va a tener demanda y la pérdida económica ahí no está cuantificada", afirma el directivo.

Respecto al campo, Ezequiel De Freijo, economista del Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales de la Sociedad Rural Argentina (SRA), hace un análisis pormenorizado de cada uno de los productos agropecuarios que exporta el país y, además, señala a nivel general que la caída de los precios de las commodities , que rondaron entre 10 y 15%, fueron mucho más leves que la de otros bienes (desde el 15 de enero, fecha en la que arrancó el tema).

En lo que hace a granos, De Freijo dice que acá el trigo ya se cosechó todo; el maíz, un 14%; el sorgo, un 7%, y el girasol, un 62%, mientras que las tareas de cosecha de soja recién empiezan. "Antes del coronavirus ya se esperaba una caída de 6% en las toneladas totales de granos exportables para esta campaña, lo que implica unas 7 millones de toneladas menos", puntualiza. Y aclara que aún es muy difícil medir si por el coronavirus habrá una caída de valor por baja de precios internacionales.

En carnes, el mercado local puede absorber lo que se deje de vender en el exterior, por la menor demanda que hay desde diciembre. Mientras que, por el lado de los lácteos, la cadena de suministro funciona bien, pero el tema es que 20% de la leche se destina al mercado externo y el precio internacional del principal producto de exportación, la leche en polvo entera, ha bajado de u$s3100 a u$s2500 la tonelada para el valor futuro en abril.

Respecto al mercado laboral, Juan Luis Bour, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), señala al matutino que va a haber muy poco empleo nuevo (salvo en salud y alguna excepción más) y va a existir muy poca posibilidad de generar ocupación informal. "En una economía como la argentina, en una recesión se suele zafar con el empleo informal, pero acá no va a existir esa posibilidad, por lo menos hasta junio. La creación de empleo va a ser nula. Se pueden poner restricciones al despido, pero eso no hace que se creen nuevos puestos", opina.

Bour estima que no va a haber despidos masivos, no solo por las medidas que impuso el Gobierno, sino porque las empresas analizan que, si esta crisis es temporal, cuando pase el momento crítico van a necesitar de su fuerza de trabajo para abastecer a una demanda que, lentamente, se va a recomponer. "Habrá caída del empleo y del salario, pero no reducciones drásticas de plantillas", acota.

Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, señaló a La Nación que las medidas tomadas buscan evitar los despidos y las suspensiones no consensuadas. Se fue sobre las consecuencias. "Sin embargo, existen mecanismos en la ley y que el propio decreto no prohíbe, donde se puede avanzar en suspensiones y reducciones de jornada, con su correspondiente impacto en las remuneraciones, de forma consensuada con los gremios. Esos tipos de acuerdos ya se estaban dando y, de hecho, se están acelerando", remarca.

Para Caamaño, el impacto en los números de ocupación se va a ver por el lado de los cuentapropistas e informales. "El desempleo va a aumentar mucho más por ese lado. En el caso de los formales, el impacto va más por el lado del ingreso, ya sea formalmente (suspensión y/o reducción de la jornada laboral), o informalmente (pagos escalonados en la medida de las posibilidades)", subraya.

En síntesis, concluye, el deterioro del mercado laboral en cantidad de puestos va a ser menor que el de la actividad, pero luego su recuperación también será mucho más lenta. "En el caso de los ingresos, se espera un impacto inicial más significativo y luego, una recuperación también más rápida. Una evolución más en línea con la actividad", dice el economista.

Por: Carlos Manzoni